/ sábado 10 de julio de 2021

Bosque urbano de Hermosillo se ha reducido desde el año 1999

La capital sonorense celebra el día del árbol con proyectos de reforestación, los cuales apuntan a mejorar el clima y la calidad de vida de los ciudadanos

Con el pasar de los años, el bosque urbano de la ciudad de Hermosillo se ha reducido, debido al ciclo largo de sequía desde el año 1999 cuando la presa Plutarco Elías Calles “El Novillo” se quedó sin agua por primera vez.

Lee también: En el Día Mundial del Medio Ambiente, a Hermosillo le faltan 30 mil árboles

Luis Alán Navarro Navarro, profesor investigador en El Colegio de Sonora (Colson), catedrático del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y Doctor en Ciencias de los Recursos de Zonas Áridas por la Universidad de Arizona, dio a conocer que, desde entonces la presa ha estado completamente seca.

“Tenemos una generación completa de hermosillenses que creció viendo la presa Abelardo L. Rodríguez seca, cuando a los que nacimos en la época de los 70´s, nos tocaba pasar por la presa y siempre verla con agua, toda esta falta de agua ha hecho que sea muy costoso mantener principalmente pastos y lo que es el estrato herbáceo”, apuntó.

El especialista declaró que gran parte del verdor de Hermosillo está compuesto por árboles, los cuales tienen la propiedad de poder extraer agua en el subsuelo, a mayor profundidad y actualmente hay una variación de verdor en la ciudad, sin embargo, puede atribuirse a maleza urbana, como baldíos, mismos que en su mayoría contienen zacate buffel, por lo que poco a poco Hermosillo se ha quedado sin árboles.

Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Cabe señalar que, actualmente existe una preferencia por lo que denomina como “paisajes importados de climas más húmedos”, es decir, las plantas verdes con follaje lustroso, con flores coloridas, sin embargo, por mucho tiempo la ciudad de Hermosillo sostuvo otro tipo de especies.

“Tenemos así los grandes árboles, altos y de copa muy extendida como guanacastes, hay pocos, pero por el bulevar Navarrete hay algunos; ceibas, yucatecos, árboles del Fuego. Por mucho tiempo tuvimos árboles altos de porte vertical, como las pingüicas, eucaliptos y grevilleas, que son cada vez más escasas”, dijo.

Otros de los árboles icónicos de Hermosillo son los naranjos agrios, en donde se también se tiene un déficit, pues es raro encontrar en los anillos de crecimiento cualquiera de las especies mencionadas con anterioridad, pues están saliendo del bosque urbano.

El término “Bosque Urbano”, se refiere únicamente a todos los árboles de una ciudad, no incluye especies arbustivas, pastos y hierbas, no obstante, el paisaje verde de Hermosillo está integrado por árboles.

A decir del profesor, existen grandes retos para enverdecer Hermosillo, uno de ellos es el espacio, pues los árboles necesitan espacio y un lugar dónde crecer, por el contrario, estos han venido estorbando en las banquetas, incluso en fraccionamientos y residenciales.

“Un estudio de Navarro Estupiñán del 2020, no dice que más de la mitad, el 60% del área urbana de Hermosillo es superficie impermeable, es una superficie cubierta con asfalto y concreto, le llamamos impermeable porque le cae el agua y no penetra, el agua corre”, comentó.

Mencionó que existen muchas áreas de oportunidad, pues según uno de sus estudios, en promedio, los parques o las áreas verdes abiertas al público, solo tienen una cuarta parte de la superficie con vegetación, pues el resto era concreto, pasto sintético o suelo desnudo.

Debido a lo anterior, estos espacios no están cumpliendo con su función ambiental de fungir como oasis urbano, es decir, islas de frescura, sino todo lo contrario, pues visto desde un satélite, las capas térmicas del suelo, tienen altas temperaturas, por la poca vegetación.

“No así el Parque Madero, que es uno de los poquitos espacios que tienen una cobertura vegetal arriba del 50%, que sería lo deseable para todos los espacios, todos los parques deberían de tener al menos la mitad del área con cobertura vegetal, así como el parque de la Unison”, destacó.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesita al menos un árbol por cada tres habitantes, lo cual sería el equivalente a un árbol por casa, de acuerdo al promedio de habitantes por domicilio.

“Nosotros, en un estudio que hicimos en el 2016, contamos los árboles que había en las banquetas, nosotros encontramos que el 60% de las banquetas posee cinco árboles o menos, entonces existe menos de un árbol por casa o jardín; el 67% de los jardines frontales poseían menos de 5 árboles por cada 100 metros”, contó.

Acciones del Municipio para mitigar el rezago histórico

La creación del Reglamento de Ecología, establece que en todos los proyectos de reforestación, presentes y futuras se debe priorizar el uso de especies nativas, evitar las especies exóticas y de alto requerimiento de agua, es una de las acciones que ha realizado el Instituto Municipal de Ecología (IME) para atender esta situación.

Santa Nápoles Trujillo, titular de la dependencia, explicó que otra de las acciones es la publicación de la paleta vegetal, donde se especifican aquellas especies que ya tienen cierto nivel de adaptación a los entornos urbanos.

“Nuestro principal quehacer se enfocó bastante en el tema de cambiar este paradigma hacia las especies nativas, esa concepción que se tenía de que no eran especies bonitas o amigables y empezar a ver los beneficios ambientales que nos proporciona una especie nativa versus una especie exótica en la ciudad y cómo esto se reditúa en un mejor entorno”, detalló.

La funcionaria municipal dijo que este acercamiento distinto hacia las especies nativas, tiene que ver con el trabajo que se ha hecho con los colectivos y grupos ambientalistas, académicos e investigadores, para lograr el decreto de nuevas áreas protegidas en el municipio.

Cabe señalar que, hasta el momento, el Cerro Johnson es la única área protegida, sin embargo, hay otros dos nuevos sitios, por lo que están propiciando que se den las condiciones para que se conviertan en nuevos pulmones de la ciudad, una de ellas es el sistema lagunas “Los Jagüeyes”, al Poniente y el estero de La Cruz, en Bahía de Kino.

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“Tener esos espacios nos van a generar esos servicios ambientales y a través de estas declaratorias vamos a poder garantizar su permanencia, conservación y restauración a lo largo del tiempo”, explicó.

Con el pasar de los años, el bosque urbano de la ciudad de Hermosillo se ha reducido, debido al ciclo largo de sequía desde el año 1999 cuando la presa Plutarco Elías Calles “El Novillo” se quedó sin agua por primera vez.

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Luis Alán Navarro Navarro, profesor investigador en El Colegio de Sonora (Colson), catedrático del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y Doctor en Ciencias de los Recursos de Zonas Áridas por la Universidad de Arizona, dio a conocer que, desde entonces la presa ha estado completamente seca.

“Tenemos una generación completa de hermosillenses que creció viendo la presa Abelardo L. Rodríguez seca, cuando a los que nacimos en la época de los 70´s, nos tocaba pasar por la presa y siempre verla con agua, toda esta falta de agua ha hecho que sea muy costoso mantener principalmente pastos y lo que es el estrato herbáceo”, apuntó.

El especialista declaró que gran parte del verdor de Hermosillo está compuesto por árboles, los cuales tienen la propiedad de poder extraer agua en el subsuelo, a mayor profundidad y actualmente hay una variación de verdor en la ciudad, sin embargo, puede atribuirse a maleza urbana, como baldíos, mismos que en su mayoría contienen zacate buffel, por lo que poco a poco Hermosillo se ha quedado sin árboles.

Mike Acosta | El Sol de Hermosillo

Cabe señalar que, actualmente existe una preferencia por lo que denomina como “paisajes importados de climas más húmedos”, es decir, las plantas verdes con follaje lustroso, con flores coloridas, sin embargo, por mucho tiempo la ciudad de Hermosillo sostuvo otro tipo de especies.

“Tenemos así los grandes árboles, altos y de copa muy extendida como guanacastes, hay pocos, pero por el bulevar Navarrete hay algunos; ceibas, yucatecos, árboles del Fuego. Por mucho tiempo tuvimos árboles altos de porte vertical, como las pingüicas, eucaliptos y grevilleas, que son cada vez más escasas”, dijo.

Otros de los árboles icónicos de Hermosillo son los naranjos agrios, en donde se también se tiene un déficit, pues es raro encontrar en los anillos de crecimiento cualquiera de las especies mencionadas con anterioridad, pues están saliendo del bosque urbano.

El término “Bosque Urbano”, se refiere únicamente a todos los árboles de una ciudad, no incluye especies arbustivas, pastos y hierbas, no obstante, el paisaje verde de Hermosillo está integrado por árboles.

A decir del profesor, existen grandes retos para enverdecer Hermosillo, uno de ellos es el espacio, pues los árboles necesitan espacio y un lugar dónde crecer, por el contrario, estos han venido estorbando en las banquetas, incluso en fraccionamientos y residenciales.

“Un estudio de Navarro Estupiñán del 2020, no dice que más de la mitad, el 60% del área urbana de Hermosillo es superficie impermeable, es una superficie cubierta con asfalto y concreto, le llamamos impermeable porque le cae el agua y no penetra, el agua corre”, comentó.

Mencionó que existen muchas áreas de oportunidad, pues según uno de sus estudios, en promedio, los parques o las áreas verdes abiertas al público, solo tienen una cuarta parte de la superficie con vegetación, pues el resto era concreto, pasto sintético o suelo desnudo.

Debido a lo anterior, estos espacios no están cumpliendo con su función ambiental de fungir como oasis urbano, es decir, islas de frescura, sino todo lo contrario, pues visto desde un satélite, las capas térmicas del suelo, tienen altas temperaturas, por la poca vegetación.

“No así el Parque Madero, que es uno de los poquitos espacios que tienen una cobertura vegetal arriba del 50%, que sería lo deseable para todos los espacios, todos los parques deberían de tener al menos la mitad del área con cobertura vegetal, así como el parque de la Unison”, destacó.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesita al menos un árbol por cada tres habitantes, lo cual sería el equivalente a un árbol por casa, de acuerdo al promedio de habitantes por domicilio.

“Nosotros, en un estudio que hicimos en el 2016, contamos los árboles que había en las banquetas, nosotros encontramos que el 60% de las banquetas posee cinco árboles o menos, entonces existe menos de un árbol por casa o jardín; el 67% de los jardines frontales poseían menos de 5 árboles por cada 100 metros”, contó.

Acciones del Municipio para mitigar el rezago histórico

La creación del Reglamento de Ecología, establece que en todos los proyectos de reforestación, presentes y futuras se debe priorizar el uso de especies nativas, evitar las especies exóticas y de alto requerimiento de agua, es una de las acciones que ha realizado el Instituto Municipal de Ecología (IME) para atender esta situación.

Santa Nápoles Trujillo, titular de la dependencia, explicó que otra de las acciones es la publicación de la paleta vegetal, donde se especifican aquellas especies que ya tienen cierto nivel de adaptación a los entornos urbanos.

“Nuestro principal quehacer se enfocó bastante en el tema de cambiar este paradigma hacia las especies nativas, esa concepción que se tenía de que no eran especies bonitas o amigables y empezar a ver los beneficios ambientales que nos proporciona una especie nativa versus una especie exótica en la ciudad y cómo esto se reditúa en un mejor entorno”, detalló.

La funcionaria municipal dijo que este acercamiento distinto hacia las especies nativas, tiene que ver con el trabajo que se ha hecho con los colectivos y grupos ambientalistas, académicos e investigadores, para lograr el decreto de nuevas áreas protegidas en el municipio.

Cabe señalar que, hasta el momento, el Cerro Johnson es la única área protegida, sin embargo, hay otros dos nuevos sitios, por lo que están propiciando que se den las condiciones para que se conviertan en nuevos pulmones de la ciudad, una de ellas es el sistema lagunas “Los Jagüeyes”, al Poniente y el estero de La Cruz, en Bahía de Kino.

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“Tener esos espacios nos van a generar esos servicios ambientales y a través de estas declaratorias vamos a poder garantizar su permanencia, conservación y restauración a lo largo del tiempo”, explicó.

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