El Baile del Diablo es un tema popular del cancionero sonorense; lo hemos escuchado principalmente con orquestas como la de Los Hermanos Othón, o la de Los 18 de Rodolfo, El Chino, Medina.
Es “una pieza”, dirían los abuelos, de ritmo alegre y contagioso que evoca los bailes de los pueblos (dando la vuelta alrededor del kiosco) o de la noche de fin de año, pero la alegría no es tal. Su origen surge de un desamor.
La región de Suaqui, Batuc y Tepupa, en Sonora, heredó a la cultura popular, compositores que narraron sus historias para que varias generaciones sigan conociéndolas y recordándolas.
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Con anterioridad compartimos el interés de Sergio Cruz Molina, autor de Viva Tepupa, para que no se olvide la historia de los pueblos hundidos (Suaqui, Batuc y Tepupa) para la construcción de la presa hidroeléctrica Plutarco Elías Calles, o El Novillo.
Ahora toca el turno a Gildardo Vázquez, compositor oriundo de la misma región de Sergio Cruz, quien nos ha heredado un fox-trot en honor a su amor imposible.
¿Cómo surgió El Baile del Diablo?
Gildardo Vázquez, compositor y músico nacido en Sonora en 1905, conoció a una jovencita de 13 años llamada María Acuña, de la que quedó flechado.
El blog que escribía el comentarista Sergio Romano señala que el encuentro del compositor y su musa fue en Suaqui, durante un encuentro familiar.
Como sucede en muchos casos, y a través de la historia, Gildardo la convirtió en su amor platónico, e imposible.
Lo anterior se debe a que la joven conoció a un hombre con el que se casó; sin que María Acuña se enterara de sus sentimientos hacia ella y, como en toda historia romántica y dramática, Gildardo fue ejecutante en la orquesta que amenizó la boda de su amor, cada vez más imposible.
Este matrimonio fue lo que inspiró a Gildardo a escribir el tema que se mantiene vigente en los bailes populares y en el cancionero de autores sonorenses.
Aunque es más conocido por los acordes musicales, el tema tiene letra, ¿la conoces?
El Baile del Diablo
Es cosa que me incomoda,
esto de ver bailar,
una hora y otra hora
y mil hasta reventar.
Baile del diablo me parece ver bailar,
a mi adorada en brazos de otro querer
y no hago más que llorar,
porque mi amor yo le di.
Amor así destruyes mi loca ilusión,
sin darte cuenta tú
de ese ingrato mal,
no podré resistir,
mirándote bailar con otro así.
Gildardo Vázquez compuso el tema en 1921 y murió de forma trágica a los 30 en el año 1935 (de un balazo en la sien); mientras que su amada, y a quien le debemos esta pieza musical, murió 73 años después, en 2008, a la edad de 95 años.
Varias publicaciones en Internet señalan que la familia de la mujer se trasladó de Suaqui a Hermosillo, instalando su residencia en las faldas del Cerro de la Campana.
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Otros temas heredados por este compositor son Cigarros Calientes, El Membrillo, Blanca y La Rótula Fracturada.
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