México figuró durante muchos años como uno de los países con el salario mínimo más bajo del mundo, pues a pesar de que millones de personas que a diario salen a cumplir con una labor dentro de negocios, no les “hacía justicia la Revolución”, ya que no alcanza ni para la canasta básica.
En la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), publicada a mediados de año, la mitad de los trabajadores ganan como máximo un salario mínimo, el 39% de uno a dos, el 10% de dos a tres, el 4% de tres a cuatro y solo el 1% de más de cinco salarios mínimos por día.
Dentro del primer grupo se encuentra Reyna Valdez, quien trabaja en el área operativa de una empresa local, donde su ingreso promedio por semana ronda actualmente los dos mil 300 pesos, pero hace cinco años atrás apenas percibía mil 500 por semana, lo cual resultaba insuficiente para sus gastos.
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“Me acuerdo de que, cuando entré a trabajar me pagaban como 800 pesos por semana, pero me alivianaban los bonos de puntualidad, los de una meta que teníamos que cumplir y con eso me subía unos 700 pesos más, pero creo que apenas y me daban el mínimo”, relató.
Dada la necesidad que tenía para contribuir al sustento de su familia, pues lo que su esposo percibe no alcanzaba para cubrir más allá de la despensa y otros pasivos en servicios, optó por ingresar al mercado laboral.
“En puros camiones gastaba casi 40 pesos al día, porque usaba cuatro, dos de ida y dos de vuelta, más lo que comía, pues ya me quedaba muy poco. Llegué a pensar que pagaba para trabajar porque no me quedaba mucho ingreso”, comentó con una sonrisa nerviosa.
Con el paso de los años, las autoridades federales han impulsado propuestas para elevar esos valores que han sido respaldados por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), pues desde ese año a la fecha casi se ha triplicado el monto mínimo que deben recibir los empleados por sus servicios, al ahora ubicarse en 207.44 pesos por jornada laboral, donde se promedian ocho horas por día.
Gracias a esos ajustes, Reyna pudo cubrir sus necesidades, aunque hace unos meses decidió cambiar de empleo y logró ubicarse en una empresa en la que le pagan casi dos salarios mínimos por día, por lo tanto, es menos pesado solventar los gastos del hogar junto a su pareja.
“Uno a veces agarra cualquier trabajo con tal de salir adelante y no nos damos cuenta cuánto es lo que ofrecen, en situaciones así lo que sea es bueno, pero también se vale no conformarnos y buscarle para mejorar”, exclamó.
Mismo caso es el de Mauricio Rivera, quien trabaja como mesero en un restaurante, donde apenas le dan el mínimo, lo cual es muy poco para él, porque de su sueldo dependen tres integrantes de su familia.
Aunque sus ingresos fuertes son las propinas, considera que es injusto que haya establecimientos que no ofrezcan pagos decentes, pues eso los incentivaría a echarle más ganas a sus trabajos y a su vez elevar la productividad para que el negocio obtenga más ganancias.
“Hay chambas que pagan muy poquito, si no fuera por las propinas, la neta yo no estuviera en esto, pero tengo amigos y familiares que le batallan en otros negocios y se ponen unas friegas, por eso también uno la piensa para ponerse a buscar jales en otros lados”, comentó.
Para el 2024 se aumentará un 20% esa remuneración a todos los empleados dentro de una empresa, por lo que el nuevo valor será de 248.84 pesos como mínimo, mientras que en los municipios fronterizos será de 312.41 pesos, es decir, 52.41 pesos más que este año.
A favor de la medida
El dirigente de la Unión de Usuarios, Ignacio Peinado, celebró que se tome en cuenta ese factor que sirve para cambiar las condiciones de vida de miles de personas, pues al tener más ingresos, pueden solventar cuestiones básicas para subsistir.
“Es una buena noticia, que tiende a incidir en la economía familiar, tan devastada de los mexicanos, es importante que el salario mínimo se mueva y actualice para bien de todos. Es un tema de justicia social, se tenía esa deuda con la población, al estar estancados los salarios, pero ahora avanza y ya es mayor lo que perciben los trabajadores”, mencionó.
Se deben reconocer los esfuerzos que se hacen a nivel federal, subrayó, para impulsar acciones como esa, en la que a partir del próximo año se notará más flujo económico por esa noticia, aunque también resaltó que es necesario que se mantenga la inflación en bajos niveles para no perder lo ganado.
“El tema de los precios de los productos básicos y servicios para que los aumentos que se reciban no se vayan en altos impuestos o costos de lo que se adquiere, el gobierno tiene que cuidar ese aspecto también”, enfatizó.
Desde el sector patronal, representantes de la Coparmex en Sonora respondieron que es un hecho positivo para los trabajadores, pero también se tiene que ver la manera de apoyar a las empresas, debido a que en los últimos años han absorbido alzas en impuestos, en insumos o materiales con más costo.
También señalan que otras reformas laborales que están en discusión les “pegará” directamente, como es el reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas, pero que se pague por 56 horas a la semana, aún y cuando no se tengan dos días a los empleados disponibles; el duplicar el aguinaldo de 15 a 30 días, así como el punto recientemente aprobado de extender de cinco a 20 días el permiso de paternidad, entre otras.
También el aguinaldo
Un tema que va encadenado al incremento salarial, es el aumento en el monto del aguinaldo, que a nivel federal se propone que pase de 15 a 30 días por ley. Y al igual que el aumento del salario, causa entre los patrones opiniones encontradas.
Por ejemplo, Silvia Álvarez Amaya, presidenta de Canacintra Hermosillo, señaló que incrementar el aguinaldo a 30 días de salario sería beneficioso para los trabajadores, mejorando su calidad de vida y capacidad adquisitiva, especialmente en un contexto económico donde el costo de vida tiende a incrementarse.
“Esto no sólo favorece a los trabajadores individualmente, sino que también puede impulsar la economía a través del aumento del consumo”, reconoció.
Sin embargo, —dijo— es importante considerar la situación actual de las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que ya han enfrentado grandes desafíos como el incremento en el periodo vacacional, que ha tenido un gran impacto.
“Muchas Pymes operan con márgenes financieros ajustados y personal limitado, lo que significa que cambios abruptos en los costos laborales pueden desestabilizar sus operaciones. Un aumento súbito en el aguinaldo podría traducirse en un aumento en los precios de los productos y servicios para compensar los costos adicionales, lo que eventualmente repercutirá en el consumidor”, argumentó.
La dirigente empresarial añadió que una propuesta de un incremento paulatino en los días de aguinaldo es una solución de compromiso razonable. Permitiría a las empresas ajustar sus presupuestos y estrategias financieras de manera más manejable, minimizando el impacto negativo en su operatividad y sostenibilidad. Al mismo tiempo, se avanzaría hacia una mejora en las condiciones laborales de los trabajadores, lo cual es un objetivo deseable y justo.
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“Es crucial, entonces, encontrar un equilibrio que beneficie tanto a los trabajadores como a las empresas, reconociendo que el bienestar de ambos es esencial para la salud económica y social del país. Un enfoque gradual podría ser la clave para lograr este equilibrio, permitiendo cambios positivos sin causar perturbaciones económicas significativas”, sugirió.
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