Lamentable y decepcionante es ver cómo los espacios destinados a la práctica del deporte se deterioran a gran velocidad, mientras que las autoridades no hacen nada al respecto y dejan caer los campos destinados para el futbol y beisbol de la comunidad.
Este es el caso de los campos deportivos de La Sauceda, donde vándalos se han robado varios fragmentos del pasto sintético, sin contar que otro sector de la ciudadanía lo ha tomado como si fuera un basurero clandestino.
Mucho se promueve en los distintos gobiernos la activación física por parte de los ciudadanos para combatir precisamente que se conviertan en delincuentes y se ataquen problemas de salud como la obesidad e hipertensión.
Para esto se invierte constantemente, pero la inversión no cubre los cuidados necesarios para el sano mantenimiento de los espacios, ya que el deterioro no es de un día para otro, sino que el problema se deja crecer hasta llegar a un punto que resulta insostenible para los usuarios.
El robo del pasto sintético equivale aproximadamente a una cuarta parte de la cancha de futbol, mientras que los lugares donde se colocan las bancas para jugadores están completamente vandalizadas e inutilizables.
Aun en medio de la pandemia hay cientos de jóvenes que con los cuidados sanitarios necesarios acuden todas las tardes a hacer deporte, pero esto día con día se lleva a cabo con mayor número de carencias por el maltrato constante a estos campos.
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Las denuncias sociales no se han hecho esperar en las distintas redes electrónicas con usuarios de estos campos y sus familiares que ven con profunda pena como pasa el tiempo y las autoridades continúan sin al respecto para frenar el problema y mucho menos para reparar los daños.
Al final de todo esto será importante dar con los responsables de estos daños y castigarlos como es debido, pero más importante será el que las autoridades no se “echen la bolita” del problema y puedan prestar ayuda primeramente para limpiar los espacios convertidos actualmente en un basurero más de la ciudad, y posteriormente reponer las secciones de los campos y bancas dañadas por los grupos de vándalos.