/ sábado 22 de abril de 2023

Innovación ganadera, proponen estrategia para recuperar hato de Sonora

La transferencia de embriones sexados de ganado mejorado puede ser una alternativa para los pequeños productores de tras la sequía en la entidad

Promover la transferencia de embriones de ganado mejorado es la propuesta del productor Juan Carlos Astiazarán Nieves, quien plantea un modelo económico para pequeños productores con el objetivo de ayudar a recuperar el hato de Sonora luego de la mortandad por la reciente sequía.

A través de la firma Luzarani Designs, la propuesta es para los pequeños productores que tienen hatos de un mínimo de 10 vacas comerciales (de un parto en adelante) y que estén bien adaptadas a su rancho, para que puedan acceder a la transferencia de embriones sexados.

Lee también: Gobierno de Sonora invertirá 139 mdp en la ganadería local

La estrategia indica que un equipo de médicos veterinarios debe visitar las instalaciones del productor para revisar y seleccionar las vacas receptoras.

Una vez seleccionadas y aprobadas por el cliente, el ganadero preparará su hato en base a un riguroso protocolo en sus instalaciones por un período de 30 días y después movilizará su hato seleccionado, vacunado y desparasitado a las instalaciones del campo La Aguilita, ubicado en el vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez; donde se prepararán los animales para iniciar protocolos bajo supervisión y así asegurar mayor tasa de éxito de preñez.

Juan Carlos Astiazarán Nieves explicó que en un escenario conservador, con estas técnicas se lograría una gestación del 50% a los 45 días de haber iniciado el protocolo.

“Usando esta tasa conservadora se tendrían becerras de excelente calidad, producto de la transferencia de embriones, por lo que únicamente el productor liquidaría los animales gestantes, y alimento para aquellos animales que no se preñaron”, detalló.

Precisó que el costo por animal gestante es de 25 mil pesos, la fecundación in vitro es con semen sexado, por lo que el 90% de las crías nacidas serían hembras.

“Al final del día, el productor adquiriría las mejores líneas genéticas del cruce de Normando, Montbéliarde y Holstein de Nueva Zelanda, nacidas y adaptadas en su medio ambiente; además, tendría la oportunidad de convertirse en proveedor de leche fresca a través de cooperativas”, explicó.

Además de ganado de doble propósito para carne y leche, los productores tendrían la oportunidad de ser proveedores / Foto: Cortesía | UGRS

El productor señaló que el avance genético que los pequeños productores obtendrían transfiriendo embriones es enorme, pues adquirirán cerca de 18 años de selección genética, algo que difícilmente un pequeño productor pudiera adquirir comprando animales vivos, pues sólo las vacas más seleccionadas del hato entran como vacas donadoras.

Astiazarán Nieves explicó que busca generar relaciones de solidaridad y confianza, espíritu comunitario y participación en la sociedad, fortaleciendo procesos de integración productiva, de consumo, distribución, ahorro y préstamo para satisfacer las necesidades de los rancheros y comunidades a través de sociedades cooperativas.

Apoyos para los pequeños

El compromiso del Gobierno federal de apoyar al pueblo mexicano con programas sociales como sustento de la economía social y solidaria, ha sido en la gran mayoría canalizados a grandes empresas privadas, que generan una mayor inversión, altos costos de producción y precios menos competitivos.

Un pequeño productor de leche, ya sea ejidatario o pequeño propietario de tierra, tiene costos de producción más bajos que los de un productor mediano o grande. Es por eso que el pequeño productor puede producir leche y fabricar rústicamente sus quesos, requesón, mantequilla y venderlos sin dificultad a precios más baratos que los productores de mayor escala”, detalló.

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Esta diferencia trae caos en el mercado de los grandes productores y es una de las causas por las que han cerrado sus establos, por lo difícil de hacer negocio, consideró.

En el caso de la producción de leche, -argumentó- un ejidatario o pequeño productor puede salir a comercializar sus productos (queso y leche) a menor precio, obteniendo mayor ganancia en comparación de una empresa de mayor tamaño; ya que esta última requiere de mayor número de personal e infraestructura, mientras que el pequeño productor es quien cuida, alimenta, ordeña, y comercializa el producto terminado.

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Promover la transferencia de embriones de ganado mejorado es la propuesta del productor Juan Carlos Astiazarán Nieves, quien plantea un modelo económico para pequeños productores con el objetivo de ayudar a recuperar el hato de Sonora luego de la mortandad por la reciente sequía.

A través de la firma Luzarani Designs, la propuesta es para los pequeños productores que tienen hatos de un mínimo de 10 vacas comerciales (de un parto en adelante) y que estén bien adaptadas a su rancho, para que puedan acceder a la transferencia de embriones sexados.

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La estrategia indica que un equipo de médicos veterinarios debe visitar las instalaciones del productor para revisar y seleccionar las vacas receptoras.

Una vez seleccionadas y aprobadas por el cliente, el ganadero preparará su hato en base a un riguroso protocolo en sus instalaciones por un período de 30 días y después movilizará su hato seleccionado, vacunado y desparasitado a las instalaciones del campo La Aguilita, ubicado en el vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez; donde se prepararán los animales para iniciar protocolos bajo supervisión y así asegurar mayor tasa de éxito de preñez.

Juan Carlos Astiazarán Nieves explicó que en un escenario conservador, con estas técnicas se lograría una gestación del 50% a los 45 días de haber iniciado el protocolo.

“Usando esta tasa conservadora se tendrían becerras de excelente calidad, producto de la transferencia de embriones, por lo que únicamente el productor liquidaría los animales gestantes, y alimento para aquellos animales que no se preñaron”, detalló.

Precisó que el costo por animal gestante es de 25 mil pesos, la fecundación in vitro es con semen sexado, por lo que el 90% de las crías nacidas serían hembras.

“Al final del día, el productor adquiriría las mejores líneas genéticas del cruce de Normando, Montbéliarde y Holstein de Nueva Zelanda, nacidas y adaptadas en su medio ambiente; además, tendría la oportunidad de convertirse en proveedor de leche fresca a través de cooperativas”, explicó.

Además de ganado de doble propósito para carne y leche, los productores tendrían la oportunidad de ser proveedores / Foto: Cortesía | UGRS

El productor señaló que el avance genético que los pequeños productores obtendrían transfiriendo embriones es enorme, pues adquirirán cerca de 18 años de selección genética, algo que difícilmente un pequeño productor pudiera adquirir comprando animales vivos, pues sólo las vacas más seleccionadas del hato entran como vacas donadoras.

Astiazarán Nieves explicó que busca generar relaciones de solidaridad y confianza, espíritu comunitario y participación en la sociedad, fortaleciendo procesos de integración productiva, de consumo, distribución, ahorro y préstamo para satisfacer las necesidades de los rancheros y comunidades a través de sociedades cooperativas.

Apoyos para los pequeños

El compromiso del Gobierno federal de apoyar al pueblo mexicano con programas sociales como sustento de la economía social y solidaria, ha sido en la gran mayoría canalizados a grandes empresas privadas, que generan una mayor inversión, altos costos de producción y precios menos competitivos.

Un pequeño productor de leche, ya sea ejidatario o pequeño propietario de tierra, tiene costos de producción más bajos que los de un productor mediano o grande. Es por eso que el pequeño productor puede producir leche y fabricar rústicamente sus quesos, requesón, mantequilla y venderlos sin dificultad a precios más baratos que los productores de mayor escala”, detalló.

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Esta diferencia trae caos en el mercado de los grandes productores y es una de las causas por las que han cerrado sus establos, por lo difícil de hacer negocio, consideró.

En el caso de la producción de leche, -argumentó- un ejidatario o pequeño productor puede salir a comercializar sus productos (queso y leche) a menor precio, obteniendo mayor ganancia en comparación de una empresa de mayor tamaño; ya que esta última requiere de mayor número de personal e infraestructura, mientras que el pequeño productor es quien cuida, alimenta, ordeña, y comercializa el producto terminado.

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