Desde que tenía 18 años, Gilda Salazar ha marchado exigiendo igualdad, respeto y justicia para las mujeres, hoy a sus 71 años su lucha sigue vigente, junto a miles de mujeres que este 8 de marzo recorrieron las principales calles de Hermosillo con el mismo propósito que ha perdurado por generaciones.
Poco antes de las 16:00 horas de este viernes, cientos de mujeres comenzaron a llegar a las escalinatas del Museo Biblioteca de la Universidad de Sonora (Unison) en Hermosillo, congregándose para marchar por las calles de la ciudad para exigir justicia por los feminicidios y alzar la voz en contra de la violencia de género.
Para Gilda Salazar estos movimientos no son una reunión más, son una expresión callejera, impulsadas por las pioneras en el feminismo y que una generación completamente diferente a la suya sigue defendiendo.
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“Nosotras estamos luchando, qué te digo, hace 40 años, entonces esto que vemos ahora es la expresión de la historia, representa que continúa la necesidad y la demanda, y ahora más acentuado por todo el tema de la exacerbación de la violencia hacia las mujeres, una violencia estructural generalizada, pero una violencia muy específica hacia las mujeres”, declaró la antropóloga e investigadora.
En la fresca tarde, a la distancia, destacaban el color violeta y verde, así como una serie de letreros y pancartas con distintas consignas, ¡Ni una más, ni una más!, ¡Justicia!, ¡Somos más fuertes que el miedo!, se leía en algunos.
Por su parte, elementos de la Policía de Tránsito Municipal llegaron para realizar las acciones preventivas para salvaguardar a las personas presentes, el bulevar Rosales se despejó de automóviles, y durante unos minutos se creó un silencio... a lo lejos comenzó a sonar una guitarra y cantos.
Desde el interior del campus, otro grupo de mujeres de la comunidad universitaria salieron hacia al museo para integrarse a las manifestantes, a pocos minutos de iniciar, en el lugar, las participantes se volvieron miles.
En punto de las 17:00 horas dio inicio la marcha en conmemoración del Día Internacional de la Mujer; miles de mujeres tomaron las calles del Centro de la capital sonorense con rumbo a la explanada que une la sede del Poder Legislativo y del Poder Judicial, para manifestarse por la situación actual que viven millones de mujeres, no solo en el estado, sino en el país y el mundo.
Se trata de un movimiento donde sigue predominando el violeta, pero ahora también el color negro, donde los rostros de algunas están cubiertos, pero en sus ojos se ve el hartazgo causado por años de injusticias.
¡NI UNA MÁS, JUSTICIA, JUSTICIA, JUSTICIA!, sonaron las consignas cada vez más en un altavoz, también en los carteles y cartulinas que portaban las manifestantes se leyeron nombres de víctimas de desaparición y feminicidio.
Un grupo de estudiantes de la Unison hicieron un llamado para unirse a este movimiento, ya sea de manera presencial o a través de redes sociales, subiendo una foto o un comentario para visibilizar esta causa.
"Todas hemos sufrido violencia y acoso en algún momento de nuestras vidas, al igual que familiares y amigas, no conozco ninguna mujer que no haya pasado por eso", expresó una participante.
"Venimos a marchar para apoyar la causa y el movimiento por todas las mujeres, queremos que pare la violencia, queremos paz", resaltó otra.
A su llegada al Congreso del Estado las miles de personas que conformaron los diversos colectivos que integraron la marcha se establecieron de forma fija para seguir con las consignas, los cantos y los gritos; la ola violeta se hizo presente más fuerte.
A un costado, desde las afueras del Poder Judicial se llevó a cabo la lectura de los manifiestos donde se priorizó la exigencia de justicia, protección y erradicación de la violencia de género.
Minutos después unos golpes azotaron las puertas del recinto en un intento inicial de entrar a este. Las voces se alzaron, así como los cantos, consignas y golpes que no cesaron; los puños y los carteles se mantuvieron arriba durante toda la protesta.
Tras varios intentos por incendiar ventanas del edificio tras su hartazgo derivado de la inseguridad que expresaron en su marcha, un grupo de mujeres uniformadas acordonaron el área formando una barrera humana para impedir que las manifestantes se acercaran más al inmueble.
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Al lugar arribaron elementos del cuerpo de bomberos y una ambulancia, mientras la barrera humana realizada por mujeres policía permaneció con la intención de resguardar y prevenir un altercado.
Tras estos momentos y acciones, de a poco las manifestantes se dispersaron, pero aún quedaba una gran cantidad de personas en la explanada. Se acabaron los cantos, se acabaron las consignas durante ese día, pero el reclamo y las exigencias no.
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