Niñas y niños que han sido víctimas de algún delito reciben apoyo psicológico a través de perros de acompañamiento, lo que les ayuda a mejorar y estar en condiciones para enfrentar el difícil trance que viven.
Como un resultado importante, cabe mencionar que poco más del 50% de los niños y niñas que han tenido la intervención de un perro de acompañamiento han logrado rendir su declaración ante la autoridad.
En abril de 2022, la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJES) comenzó a implementar perros de acompañamiento para intervención asistida en niños y niñas víctimas de delitos, a través del Centro de Atención a Víctimas del Delito (Cavid).
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Miriam Jiménez, profesora en la Universidad de Sonora (Unison) de la Licenciatura en Psicología y responsable del programa Etograma (modificación conductual asistida con perros) detalló que este tiene que ver con un trabajo de intervención psicológica, apoyado con la suplementación de un perro, que es trabajado con ese propósito, es decir, el perro de intervención es lo que antes se conocía como perro de terapia.
Comentó que Etograma ha desarrollado varios proyectos, como son los Talleres Infantiles de Cultura Canina, los cuales se llevan a cabo con niños de entre 4 y 12 años, donde se realizan actividades asistidas con perros, fundamentalmente actividades para el desarrollo cognoscitivo del lenguaje e interacciones sociales por la parte psicomotora para niños y niñas.
Mientras que, por otro lado, la intervención asistida es la que se hace con usuarios, que van desde niños a adultos mayores, suplementado también con el apoyo de un perro; esta actividad se trabaja con la Fiscalía del Estado de Sonora y específicamente con el Centro de Atención a Víctimas del Delito (CAVID)
Recordó que al inicio este fue un programa piloto, con una prospectiva de tres meses, que después se extendió, al concluir la primera parte y posteriormente se gestionó un nuevo periodo.
“Este programa piloto inició con 10 niños y al día de hoy cuentan con 15 niños a los que se les está ayudando, esto sin contar a los que se les ha brindado la atención en este periodo, los cuales cubren su objetivo y son reemplazados por nuevos infantes”, detalló.
Mencionó que fue el Sistema Nacional de Protección de Niñas Niños y Adolescentes (Sipinna) quien tuvo la iniciativa de implementar este programa al ver que estaba teniendo auge en España, dando buenos resultados en los procesos de rendición de cuentas y acceso a la justicia.
“Dan con nosotros sin conocernos y nos extienden la invitación al Centro de Justicia para las Mujeres de Sonora, en ese momento la persona a cargo nos da una primera entrevista y ve el tipo de trabajo que se está haciendo” recordó.
¿Qué es un perro de intervención?
La especialista explicó que, un perro de intervención es un animal con el que se trabaja en cuestiones de autocontrol y tolerancia del estrés, ya que son situaciones que pueden llegar a generar presión en el can y si este no está preparado para manejar estas emociones, le puede generar un daño, por lo cual es importante que el perro sepa trabajar con ello.
Señaló que el CAVID cuenta con una psicóloga que trabaja el área lúdica, donde los niños y niñas, los cuales son víctimas directas de algún delito, tienen que rendir una declaración, sin embargo, en determinado momento no se consideran aptos para esto, por lo que son canalizados en terapia lúdica, donde se fortalecen, recuperan la confianza y esta parte de la valentía que quizás hayan perdido.
Comentó que, es en este proceso donde trabaja Etograma, realizando la intervención con perros, los cuales pasan alrededor de tres horas dentro de la fiscalía, donde hay descansos entre una sesión y otra, ya que hay que sacarlos al baño e hidratarlos.
“Los niños a los que se ayuda cubren un criterio muy específico, en una evaluación realizada por la psicóloga de CAVID, ya que son casos que requieren de una atención muy especial”, señaló.
La responsable del programa dio a conocer que, de los 10 niños con los que se trabajó en la etapa piloto, seis lograron rendir la declaración y en este nuevo periodo que se cuenta con 15 niños, de estos han rendido declaración alrededor de seis infantes.
“Una de las cosas que hemos observado es que hay casos donde se lleva mucho tiempo trabajando la terapia lúdica y cuando se observa que no hay avance, al interactuar con los perros la respuesta es rápida, por lo general en tres o cuatro sesiones”, afirmó.
Miriam destacó que, en promedio el tiempo de respuesta de un niño se reduce de 10 sesiones a tres para poder declarar, ese efecto es muy notorio cuando vienen de trabajar en un proceso de terapia lúdica, en estos casos, cuando se trabaja con el perro de intervención se acorta el tiempo.
Sin embargo, el tiempo de respuesta es variante, ya que, si algo se debe señalar, es que son individuos y cada uno define los tiempos que necesita para este proceso, sobre todo en ese tipo de situaciones, donde se debe de tener mucho criterio y tacto para trabajar los casos, ya que se está hablando de cuidar la revictimización o la victimización secundaria, dijo.
“Ha habido casos que iniciamos con los perros y se lleva más tiempo, de igual forma ha habido casos donde iniciamos y muy rápido declaran”, apuntó.
¿Cómo funciona la intervención?
“El término de terapia es un término que a mí no me gusta, lo correcto es intervención, el término terapia está muy asociada al modelo médico, a decir paciente o usuario y la verdad es que estos niños no están enfermos”, destacó.
Así mismo, indicó que, el trabajo de acompañamiento es muy similar a lo que se hace con los talleres infantiles de cultura canina, ya que se aprovecha lo que sabe hacer el perro, como la obediencia, la cual es más avanzada debido a su entrenamiento, y lo que se hace es adecuar las actividades de este para el objetivo específico de la intervención.
Los niños dentro de la fiscalía se encargan de mantener esta obediencia en los perros, ya sea cuidándolos o dando un paseo por las instalaciones, indicando una instrucción, teniendo paciencia y manejándolo, de manera que les da una responsabilidad y con ello se puede moldear el comportamiento del niño.
El hecho de que ellos tengan esta responsabilidad dentro de estas actividades causa que se empoderen y tomen seguridad, dijo, al mismo tiempo que sienten que tienen control de la situación, todas esas son fortalezas que se van sumando al niño para el resultado de esta intervención.
“Los niños aprenden a dar una instrucción, pero también aprenden a seguirla, aprenden a ser observadores de lo que está pasando con el perro, a retroalimentar. Es muy importante destacar que en la fiscalía yo no soy una psicóloga, soy un binomio, este es el manejador o el guía, mi trabajo no es de psicóloga, yo hago lo que la psicóloga de la fiscalía me dice”, comentó.
Así se trabaja la intervención asistida con perros, hay un profesional de la salud y un binomio, este último es el que apoya a las actividades que se llevan a cabo por parte del psicólogo.
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Para finalizar explicó que la proyección a futuro para este trabajo es continuar realizando las intervenciones en los lugares que consideren las instituciones pertinentes para trabajar con este tipo de dinámicas, las cuales son novedosas y de gran ayuda para las víctimas de algún delito, principalmente los menores.
Concluyó que es importante generar estos procesos de intervención, específicamente con casos de violencia e ir armando estos protocolos para poder trabajar ante este tipo de casos.
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