/ miércoles 20 de septiembre de 2017

Sigue la lucha para rescatar a Frida Sofía; ya se comunicó con rescatistas

La joven de entre 12 y 13 años dijo que está cerca de dos personas más aunque no sabe si están con vida

Entre la tragedia que se vive en el Colegio Enrique Rébsamen de Coapa, los puños de los rescatistas se levantan para pedir silencio e ingresan entre los escombros a uno de los perros para llegar con una de las niñas que sigue atrapada tras más de 24 horas del temblor de 7.1 grados que azotó este 19 de septiembre.

El techo desplomado de la parte oeste de la escuela tiene un túnel abierto en donde personal del Ejército y Marina mantienen los puños en alto en señal de silencio absoluto.

Uno a uno militares y civiles sujetan polines de madera que rodean el techo colapsado.

Pero luego de arduas labores Frida Sofía logró comunicarse con los rescatistas. Afirmó que sabe que cerca de ella hay dos personas más aunque no sabe si aún con vida.

Una de las profesoras del colegio ayudó a los brigadistas a identificar la zona en la que la joven de entre 12 y 13 años está sepultada. Realizó un mapa para indicarles que puede estar cerca de una mesa resistente y describió cómo pueden llegar hasta ella.

Bebió agua por la mañana

Uno de los rescatistas ingresa y vuelve a pedir silencio, pero esta vez un helicóptero y un dron sobrevuelan, afectando el rescate. Se pudo llegar hasta la pequeña y darle un poco de agua.

Los rescatistas comienzan a acelerar los trabajos porque es cuestión de vida y muerte. Aurelio Nuño, secretario de Educación, dijo que podría haber dos personas más con vida.

 

Son más de 20 horas de rescate continuo. La escuela Enrique Rébsamen está copada de rescatistas del Ejército Mexicano, Marina Armada de México, Gendarmería, Cruz Roja Mexicana y cientos de civiles que han hecho fila para relevar los esfuerzos de los que ya llevan horas encima de los escombros.

El patio principal de la escuela se mueve en un trajín organizado. Hay cadenas humanas que sacan escombros, que reparten cascos, comida baterías, cubre bocas y cortan polines de madera que sostienen la endeble estructura del techo del estacionamiento. Tres pisos se han venido abajo.

Los esfuerzos de rescate no se han detenido ni un solo momento, y mientras el chirrido de los esmeriles cortan vigas de acero, personal de la Comisión Nacional de Seguridad; psicólogos y especialistas, brindan "contención emocional" a los padres de familia cuyos hijos han fallecido en medio de los escombros.

 

NO HA CESADO EL RESCATE

La madrugada no impidió las labores de rescate. Son 5:17 de la mañana. Han pasado 24 horas del sismo de 7.1 grados que volvió a sumir a la Ciudad de México en la pesadilla de hace 32 años y personal del Ejército mexicano, Marina, gendarmes federales, Protección Civil, Bomberos UNAM, Cruz Roja, vecinos y personas que vinieron de distintas partes de la capital suman manos que quitan escombros, que cortan vigas de acero y que se trepan a la desplomada estructura del Colegio Rébsamen.

El polvo se levanta fino, a cada corte de los polines que soportan el techo desplomado de la escuela. Los rescatistas aseguran las partes que aún quedan sólidas para evitar que los tres pisos hundidos en una especie de acordeón terminen de desplomarse. Hay premura. Debajo aún quedan cuerpos atrapados.

La urgencia por encontrar resquicios de acceso se refleja en cada movimiento.

Bomberos UNAM y civiles lograron un túnel en el extremo norte de la escuela y piden a un “flaco” para comenzar a avanzar a pasos milimétricos. Rubén Moreno se apresta. Es magro, de lentes y pequeño, pero con un valor que le hace meter medio cuerpo entre los escombros apenas sostenidos por trabes de madera.

Los vulcanos lo miran con respeto. Solo ven sus pantalones de mezclilla azul y sus tenis cubiertos de polvo, el resto del cuerpo está metido en un agujero imposible. Poco a poco Rubén comienza a sacar restos de concreto, madera y lo que va encontrando a su paso. Mario Bautista va detrás suyo. Tiene 30 años y también sabe que hay una niña de edad incierta que está con vida, atrapada en una camioneta blanca en medio del derrumbe.

Rubén y Mario buscan vida, un mínimo sonido o golpeteo, es lo único que distingue son los restos aplastados de un auto azul. El espacio es mínimo, tienen que estar pecho tierra sin levantar la cabeza.

Rubén y Mario forman un túnel que desemboca a pocos metros de donde entraron. No escuchó nada, todo es silencio y polvo dentro de los escombros. Afinan el oído, pero no hay nada. Buscan cuerpos, lo que sea les dé indicios de cualquier hallazgo, pero no hay nada que les dé respuesta.

Ambos civiles salen del túnel cubierto de polvo: “¡Chinga! ¡Cómo no encontramos a nadie!”. Se queja Rubén que viene desde la colonia Roma para ayudar en lo que pudo. Llegó a las 11 de la noche a la escuela destrozada, con un tanque de oxígeno y material de curación, y fueron su pase de entrada al túnel que él y Mario excavaron con sus propias manos.

AURELIO NUÑO ESTÁ EN LA ESCUELA

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Meyer, arribó a la escuela Enrique Rebsamen y fue informado de las cifras oficiales de las labores de rescate en la zona por el oficial mayor de la Marina Armada de México, Almirante José Luis Vergara Ibarra, quien confirmó la cifra de 25 fallecidos: 21 de ellos niños y cuatro adultos.

Foto: Emmanuel Gallardo

 

El almirante también informó que hasta el momento han sido rescatados con vida 11 menores y que existe la esperanza de salvar a una niña más que se presume permanece con vida, por lo que las labores de rescate se han centrado en ella.

Aurelio Nuño está en uno de los techos situados a un costado de la entrada principal del colegio junto al mando compuesto por Ejército y Marina representados por el almirante José Luis Vergara Ibarra, así como por el general Saúl Luna, jefe del Estado Mayor de la 18 Zona Militar en Pachuca, Hidalgo.

Entre la tragedia que se vive en el Colegio Enrique Rébsamen de Coapa, los puños de los rescatistas se levantan para pedir silencio e ingresan entre los escombros a uno de los perros para llegar con una de las niñas que sigue atrapada tras más de 24 horas del temblor de 7.1 grados que azotó este 19 de septiembre.

El techo desplomado de la parte oeste de la escuela tiene un túnel abierto en donde personal del Ejército y Marina mantienen los puños en alto en señal de silencio absoluto.

Uno a uno militares y civiles sujetan polines de madera que rodean el techo colapsado.

Pero luego de arduas labores Frida Sofía logró comunicarse con los rescatistas. Afirmó que sabe que cerca de ella hay dos personas más aunque no sabe si aún con vida.

Una de las profesoras del colegio ayudó a los brigadistas a identificar la zona en la que la joven de entre 12 y 13 años está sepultada. Realizó un mapa para indicarles que puede estar cerca de una mesa resistente y describió cómo pueden llegar hasta ella.

Bebió agua por la mañana

Uno de los rescatistas ingresa y vuelve a pedir silencio, pero esta vez un helicóptero y un dron sobrevuelan, afectando el rescate. Se pudo llegar hasta la pequeña y darle un poco de agua.

Los rescatistas comienzan a acelerar los trabajos porque es cuestión de vida y muerte. Aurelio Nuño, secretario de Educación, dijo que podría haber dos personas más con vida.

 

Son más de 20 horas de rescate continuo. La escuela Enrique Rébsamen está copada de rescatistas del Ejército Mexicano, Marina Armada de México, Gendarmería, Cruz Roja Mexicana y cientos de civiles que han hecho fila para relevar los esfuerzos de los que ya llevan horas encima de los escombros.

El patio principal de la escuela se mueve en un trajín organizado. Hay cadenas humanas que sacan escombros, que reparten cascos, comida baterías, cubre bocas y cortan polines de madera que sostienen la endeble estructura del techo del estacionamiento. Tres pisos se han venido abajo.

Los esfuerzos de rescate no se han detenido ni un solo momento, y mientras el chirrido de los esmeriles cortan vigas de acero, personal de la Comisión Nacional de Seguridad; psicólogos y especialistas, brindan "contención emocional" a los padres de familia cuyos hijos han fallecido en medio de los escombros.

 

NO HA CESADO EL RESCATE

La madrugada no impidió las labores de rescate. Son 5:17 de la mañana. Han pasado 24 horas del sismo de 7.1 grados que volvió a sumir a la Ciudad de México en la pesadilla de hace 32 años y personal del Ejército mexicano, Marina, gendarmes federales, Protección Civil, Bomberos UNAM, Cruz Roja, vecinos y personas que vinieron de distintas partes de la capital suman manos que quitan escombros, que cortan vigas de acero y que se trepan a la desplomada estructura del Colegio Rébsamen.

El polvo se levanta fino, a cada corte de los polines que soportan el techo desplomado de la escuela. Los rescatistas aseguran las partes que aún quedan sólidas para evitar que los tres pisos hundidos en una especie de acordeón terminen de desplomarse. Hay premura. Debajo aún quedan cuerpos atrapados.

La urgencia por encontrar resquicios de acceso se refleja en cada movimiento.

Bomberos UNAM y civiles lograron un túnel en el extremo norte de la escuela y piden a un “flaco” para comenzar a avanzar a pasos milimétricos. Rubén Moreno se apresta. Es magro, de lentes y pequeño, pero con un valor que le hace meter medio cuerpo entre los escombros apenas sostenidos por trabes de madera.

Los vulcanos lo miran con respeto. Solo ven sus pantalones de mezclilla azul y sus tenis cubiertos de polvo, el resto del cuerpo está metido en un agujero imposible. Poco a poco Rubén comienza a sacar restos de concreto, madera y lo que va encontrando a su paso. Mario Bautista va detrás suyo. Tiene 30 años y también sabe que hay una niña de edad incierta que está con vida, atrapada en una camioneta blanca en medio del derrumbe.

Rubén y Mario buscan vida, un mínimo sonido o golpeteo, es lo único que distingue son los restos aplastados de un auto azul. El espacio es mínimo, tienen que estar pecho tierra sin levantar la cabeza.

Rubén y Mario forman un túnel que desemboca a pocos metros de donde entraron. No escuchó nada, todo es silencio y polvo dentro de los escombros. Afinan el oído, pero no hay nada. Buscan cuerpos, lo que sea les dé indicios de cualquier hallazgo, pero no hay nada que les dé respuesta.

Ambos civiles salen del túnel cubierto de polvo: “¡Chinga! ¡Cómo no encontramos a nadie!”. Se queja Rubén que viene desde la colonia Roma para ayudar en lo que pudo. Llegó a las 11 de la noche a la escuela destrozada, con un tanque de oxígeno y material de curación, y fueron su pase de entrada al túnel que él y Mario excavaron con sus propias manos.

AURELIO NUÑO ESTÁ EN LA ESCUELA

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Meyer, arribó a la escuela Enrique Rebsamen y fue informado de las cifras oficiales de las labores de rescate en la zona por el oficial mayor de la Marina Armada de México, Almirante José Luis Vergara Ibarra, quien confirmó la cifra de 25 fallecidos: 21 de ellos niños y cuatro adultos.

Foto: Emmanuel Gallardo

 

El almirante también informó que hasta el momento han sido rescatados con vida 11 menores y que existe la esperanza de salvar a una niña más que se presume permanece con vida, por lo que las labores de rescate se han centrado en ella.

Aurelio Nuño está en uno de los techos situados a un costado de la entrada principal del colegio junto al mando compuesto por Ejército y Marina representados por el almirante José Luis Vergara Ibarra, así como por el general Saúl Luna, jefe del Estado Mayor de la 18 Zona Militar en Pachuca, Hidalgo.

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