Titulados pero sin trabajo: la mitad de desempleados son profesionistas

El Sol de Hermosillo

  · martes 20 de marzo de 2018

Por Saúl Hernández y Carlos F. Guevara/El Solde México

Al momento de escribir este texto, el Portal del Empleo delgobierno federal cuenta con más de 243 mil ofertas de trabajo. Siestudiaste contabilidad, tus opciones se reducen a mil 438 plazasen todo el país.

¿Ingeniero civil? Entonces tu abanico de posibilidades seacorta aún más: apenas 875 vacantes. ¿Eres biólogo? Hay 57ofertas cuyos salarios promedian entre ocho y nueve mil pesos.¿Estudiaste Medicina? Tienes un poco más de suerte: existen 675plazas disponibles, aunque la paga en muchos casos es menor a 10mil pesos. ¿Economista? No hay mucho de donde escoger: apenas 51vacantes. Estudiar ya no garantiza tener un empleo en México.

De hecho, quienes alcanzan mayores grados de escolaridad son losque más batallan a la hora de conseguir una oportunidad laboral.La tasa de desocupación entre la población universitaria fue de4.4% durante el cuarto trimestre de 2017, superior a la tasageneral que fue de 3.3%, según cálculos hechos por este medio conbase en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)publicada por el Inegi.

La situación en algunas profesiones es todavía másdesalentadora. Por ejemplo, quienes estudiaron carrerasrelacionadas con la industria alimentaria tienen una tasa dedesempleo de 14.4%, cuatro veces más alta que la tasa general. Lossociólogos y antropólogos tienen una tasa de desocupación de11.1% mientras que entre los economistas y criminólogos es de9.7%.

Para Manuel Gil Antón, especialista en educación, el problemadel desempleo entre los profesionistas radica en el modelo dedesarrollo de México, que se basa en la maquila en lugar de tenercomo pilar el conocimiento avanzado. "Un modelo de desarrollo quees muy avaro en la generación de empleos o espacios productivospuede tener a todo el país con doctorado y los va a tenerdesempleados porque no hay donde aplicar esos estudios.

"Cuando [los estudiantes de educación superior] egresan, lohacen en un país que ha optado más por las maquiladoras que porllevar a cabo actividades en que se necesite un gran capitalintelectual", considera el investigador. El estudio "Empleoprecario y mala educación", elaborado por el Instituto para elDesarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC), coincideen que la razón de fondo de este problema "es el bajo valoragregado que genera el sector productivo: requiere poco capitalhumano, es decir un nivel de estudios y de capacitación laboralbajo".

No hay vacantes

Daniel García estudió la licenciatura en Comunicación en laUniversidad Nacional Autónoma de México (UNAM). A sus 26 años,cuenta además con una especialización en campañas publicitariasy marketing digital, pero su formación y talento no han sidosuficientes para dejar las filas del desempleo.

Este joven comunicólogo señala que en su campo "faltaformalidad, hay vacantes pero no te dicen horarios ni sueldos, soncondiciones malas". En su último empleo, del cual fue despedidopor un recorte de personal, no tenía contrato, ni seguridad socialni caja de ahorro. Su salario se lo entregaban en un sobre. ComoDaniel, en México hay 478 mil profesionistas que no encuentrantrabajo, siendo los jóvenes el grupo más afectado: 57% tieneentre 20 y 29 años.

El ejército de profesionistas desempleados está encabezado poradministradores, abogados, contadores, psicólogos y comunicadores,pero también hay en sus filas médicos, ingenieros, criminólogos,economistas, arquitectos y mercadólogos, entre muchos otros.

Problema en ascenso

Hace trece años, uno de cada tres desempleados tenía estudiosde nivel medio superior o superior: hoy es la mitad. Y de seguir latendencia, faltará poco para que la población más preparada seamayoría en las filas del desempleo. De hecho, según el estudiodel IDIC, en 12 estados del país esto ya es una realidad. Estosson: Chiapas, Guerrero, la Ciudad de México, Campeche, QuintanaRoo, Morelos, Yucatán, Tabasco, Tamaulipas, Puebla y Tlaxcala.

El instituto alerta de las consecuencias de continuar con estatendencia, ya que la educación deja de considerarse un factor demovilidad e inclusión social y se generan incentivos perversospara abandonar el sistema educativo e incorporarse a la economíainformal o ilegal por considerarse más rentable. Gil Antóntambién sentencia: "Un país es tan fuerte como la fuerza con laque sociedad crea en las expectativas. Un país es muy fuertecuando cree que estudiando se avanza y es muy débil cuando sabeque solo avanza el que transa… y eso va carcomiendo la ética yla moral de la sociedad". Daniel García ahora lo vive en carnepropia.

Sabe que su título universitario no le garantiza una insercióninmediata en el mercado laboral como sus padres se lo habían dichoo como sí sucedía algunas décadas atrás.

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