/ miércoles 22 de mayo de 2019

Corren rumores | ¿Dónde estoy?

Se despertó… Para qué decir que la renuncia que presentó Germán Martínez a la dirección del IMSS fue la nota de la semana.

Por la carta que envió o entregó a los medios de comunicación da la sensación de que fue una persona que estaba en un extraño sueño y de repente despertó y se preguntó ¿Dónde estoy? Cuando se dio cuenta que eran puras mentiras eso de que se buscaba mejorar el servicio médico, el ayudar a las mayorías y el de rescatar a la institución, como que le cayó el veinte. Caray, lo peor del caso es que todo lo que pone en su escrito de renuncia es algo que muchos columnistas y especialistas le habían advertido, pero se empeñaba en defender con los ojos cerrados, sin ver la realidad. Una realidad que ahora se nota le pegó de lleno en la cabeza.

Hacienda metichona… En esta extensa y bien fundamentada carta, que dicho sea de paso no muchos medios publicaron en forma amplia, Germán Martínez asegura que renunció por la “injerencia perniciosa” de la Secretaría de Hacienda. Esta injerencia, sostiene, pone en riesgo la vocación igualitaria, de justicia, y concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el IMSS. La razón, que se le pasó la mano con la instrucción presidencial de meterle recorte al presupuesto y al personal. “el Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el cargo ‘que el encargo’”. También denunció que Hacienda busca colocar en todas las delegaciones del IMSS a su gente para que controle el tema financiero. Y deja ver que los ingresos propios de esta institución podrían irse a la licuadora de las finanzas nacionales. Y obvio, adiós todo.

Hasta el cuello… Y como prueba de sus dichos, Germán Martínez asegura que: “Mientras se discute la remodelación del IMSS, muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, —en 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores—, los contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin horizontes de legalidad y eficiencia, las compras de equipamiento paradas, las reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo”. Así de feo está el asunto. Por eso pusimos al principio que Martínez estaba como que despierta de un sueño muy gacho y lo primero que pregunta es ¿Dónde estoy? Quién le manda.

Tiempos nuevos… En los últimos días se vino un furor por el juego de los destapes y ver si le atinan al bueno, como dicen los clásicos. Esto me recuerda a un colega columnista que cuando hacía ese ejercicio enumeraba un montón de precas, desde los posibles hasta los impensables. Obvio, en la bola se iba el bueno y cuando lo destapaban solía presumir: “Como lo dijo esta columna en exclusiva”. Bueno, el caso es que ahora andan a la loca tratando de atinarle a los que serán candidatos por diferentes partidos jugando a la antigüita. Se les olvida que hoy lo que se debe de analizar son los que tienen posibilidades reales, primero de competir y luego de ganar. Antes era la voluntad de uno, el gobernante en turno, el que daba el gane. Hoy, lo dan las urnas y el humor de la población. Ya lo vimos el 2 de julio. Ahora no manda el reporte del Cisen o de inteligencia militar, sino las que mandan son las encuestas. Ah, pero hay factores que siguen vigentes: tener estructura, capacidad de movilización y si no tienes gente, tienen que tener dinero, mucho dinero.

En fin, así las cosas. Por eso hay que recordar lo que decía el Beto Moradisco, hay metidas de pata y hay ridículos, todo es cosa de dejarlos ser. Sale.

Destape y elecciones… Por eso se me hace raro que los preclaros y conspicuos analistas del fenómeno 21 sólo estén pensando en los destapes y no en quién pueda ser un verdadero proyecto electoral. Además, deben separar el destape de las elecciones. En el primero de los casos pueden influir los gobernantes y grupos de poder. Pero en lo segundo deben tener a la gente. Esto hace que nos vayamos por partes. Por ejemplo, en el PRI la que tendrá mano para el destape será la Gobernadora y los grupos fácticos. El PAN habrá agarre entre grupos, pero se van a poner de acuerdo. En Morena no moverán un dedo, porque el destape será desde el centro. Y bueno. Para qué tanto brinco.

Feliz aniversario… Hoy se cumplen siete años de que los genios de Imagen del gobierno de Guillermo Padrés instalaron en la Plaza de los Cien Años lo que llegó a conocerse como el Monumento al Tubo. La genial intención, según su creador Javier Alcaraz, era que la gente se desbordara a dar el apoyo al acueducto del Novillo. Ofrecieron a Padrés 300 mil firmas de apoyo, y lo que le dieron fueron 300 mil mentadas de madre. Cuando la gente se dio cuenta de la burla que significaba ese monumento, sobre todo por el sobrecosto por no decir robo que se estaba dando con el acueducto, se volcó a poner todo tipo de mensajes ofensivos. Terminó el asunto con custodia policiaca las 24 horas para que la gente no se acercara al mentado monumento. Sin duda que fue el gran ridículo del sexenio y además porque había elecciones intermedias le costó muchos puntos en las encuestas. Seguramente los padrecistas no quieren ni acordarse, pero ahí está la historia que no olvida.

Se despertó… Para qué decir que la renuncia que presentó Germán Martínez a la dirección del IMSS fue la nota de la semana.

Por la carta que envió o entregó a los medios de comunicación da la sensación de que fue una persona que estaba en un extraño sueño y de repente despertó y se preguntó ¿Dónde estoy? Cuando se dio cuenta que eran puras mentiras eso de que se buscaba mejorar el servicio médico, el ayudar a las mayorías y el de rescatar a la institución, como que le cayó el veinte. Caray, lo peor del caso es que todo lo que pone en su escrito de renuncia es algo que muchos columnistas y especialistas le habían advertido, pero se empeñaba en defender con los ojos cerrados, sin ver la realidad. Una realidad que ahora se nota le pegó de lleno en la cabeza.

Hacienda metichona… En esta extensa y bien fundamentada carta, que dicho sea de paso no muchos medios publicaron en forma amplia, Germán Martínez asegura que renunció por la “injerencia perniciosa” de la Secretaría de Hacienda. Esta injerencia, sostiene, pone en riesgo la vocación igualitaria, de justicia, y concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el IMSS. La razón, que se le pasó la mano con la instrucción presidencial de meterle recorte al presupuesto y al personal. “el Presidente del Gobierno de México proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el cargo ‘que el encargo’”. También denunció que Hacienda busca colocar en todas las delegaciones del IMSS a su gente para que controle el tema financiero. Y deja ver que los ingresos propios de esta institución podrían irse a la licuadora de las finanzas nacionales. Y obvio, adiós todo.

Hasta el cuello… Y como prueba de sus dichos, Germán Martínez asegura que: “Mientras se discute la remodelación del IMSS, muchos trabajadores siguen sin certeza laboral, otros sin contrato, algunas vacantes aumentan, el rezago en infraestructura es brutal, —en 2019 prácticamente está en 0% el avance de obras y el pago a proveedores—, los contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin horizontes de legalidad y eficiencia, las compras de equipamiento paradas, las reclamaciones y litigios aumentan; y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo”. Así de feo está el asunto. Por eso pusimos al principio que Martínez estaba como que despierta de un sueño muy gacho y lo primero que pregunta es ¿Dónde estoy? Quién le manda.

Tiempos nuevos… En los últimos días se vino un furor por el juego de los destapes y ver si le atinan al bueno, como dicen los clásicos. Esto me recuerda a un colega columnista que cuando hacía ese ejercicio enumeraba un montón de precas, desde los posibles hasta los impensables. Obvio, en la bola se iba el bueno y cuando lo destapaban solía presumir: “Como lo dijo esta columna en exclusiva”. Bueno, el caso es que ahora andan a la loca tratando de atinarle a los que serán candidatos por diferentes partidos jugando a la antigüita. Se les olvida que hoy lo que se debe de analizar son los que tienen posibilidades reales, primero de competir y luego de ganar. Antes era la voluntad de uno, el gobernante en turno, el que daba el gane. Hoy, lo dan las urnas y el humor de la población. Ya lo vimos el 2 de julio. Ahora no manda el reporte del Cisen o de inteligencia militar, sino las que mandan son las encuestas. Ah, pero hay factores que siguen vigentes: tener estructura, capacidad de movilización y si no tienes gente, tienen que tener dinero, mucho dinero.

En fin, así las cosas. Por eso hay que recordar lo que decía el Beto Moradisco, hay metidas de pata y hay ridículos, todo es cosa de dejarlos ser. Sale.

Destape y elecciones… Por eso se me hace raro que los preclaros y conspicuos analistas del fenómeno 21 sólo estén pensando en los destapes y no en quién pueda ser un verdadero proyecto electoral. Además, deben separar el destape de las elecciones. En el primero de los casos pueden influir los gobernantes y grupos de poder. Pero en lo segundo deben tener a la gente. Esto hace que nos vayamos por partes. Por ejemplo, en el PRI la que tendrá mano para el destape será la Gobernadora y los grupos fácticos. El PAN habrá agarre entre grupos, pero se van a poner de acuerdo. En Morena no moverán un dedo, porque el destape será desde el centro. Y bueno. Para qué tanto brinco.

Feliz aniversario… Hoy se cumplen siete años de que los genios de Imagen del gobierno de Guillermo Padrés instalaron en la Plaza de los Cien Años lo que llegó a conocerse como el Monumento al Tubo. La genial intención, según su creador Javier Alcaraz, era que la gente se desbordara a dar el apoyo al acueducto del Novillo. Ofrecieron a Padrés 300 mil firmas de apoyo, y lo que le dieron fueron 300 mil mentadas de madre. Cuando la gente se dio cuenta de la burla que significaba ese monumento, sobre todo por el sobrecosto por no decir robo que se estaba dando con el acueducto, se volcó a poner todo tipo de mensajes ofensivos. Terminó el asunto con custodia policiaca las 24 horas para que la gente no se acercara al mentado monumento. Sin duda que fue el gran ridículo del sexenio y además porque había elecciones intermedias le costó muchos puntos en las encuestas. Seguramente los padrecistas no quieren ni acordarse, pero ahí está la historia que no olvida.