/ miércoles 22 de septiembre de 2021

Democracia y debate | El primer golpe

El coronavirus tuvo entre sus primeras víctimas a los adultos mayores, fueron ellos el primer blanco de la trágica realidad que el mundo está viviendo desde hace más de un año, fueron los más grandes, en todos los sentidos, y sea dicho el término “grande” por la grandeza de sus vidas y no sólo por la acumulación de años, los que recibieron el primer golpe, que cimbró a la humanidad entera. Enfermaban y lamentablemente casi sin remedio morían, poco a poco los grandes héroes, que ya eran y siguen siendo los profesionales de la salud pudieron ir encontrando métodos y procedimientos clínicos, combinaciones de medicinas, innovaciones científicas y tecnológicas para salvar vidas, así lo que parecía inevitable en un adulto mayor, que se contagiaba y que era la muerte, prácticamente inminente, afortunadamente dejó de serlo, lamentablemente muchos no lo lograron, pero los que sí se encuentran ahora lastimados.

Tenemos a los adultos mayores que no enfermaron gracias a los estrictos cuidados a los que ellos mismos se sometieron o su familia procuró, sin embargo, los daños ahora son otros, siendo fundamental para ellos, el contacto físico y emocional, estos largos periodos de aislamientos han cobrado factura y lastimado su salud física y emocional, por otro lado los adultos mayores “institucionalizados”, que son los que se encuentran en algún modelo de internamiento, se tuvieron que aislar en espacios más pequeños, olvidándose de sus rutinas diarias y de la convivencia con sus compañeras y compañeros dentro de esta Institución, en algunos casos los contagios fueron inevitables por las condiciones mismas de este tipo de centros, pero si no las hubo, el cambio de rutinas también causaron daños.

La fragilidad de algunos se incrementó por diferentes vías, ya sea por resistir la enfermedad y ahora padecer las secuelas, o sin contagio, los daños vienen por la ausencia de contacto, rutinas, cariño físico, cercanía de amigos, familiares, nietos, etc.

Es por lo que la profesionalización para poder tratarlos adecuadamente hoy se vuelve más que necesaria, mejorar para ellos, dentro de lo posible el escenario en el que de momento nos encontramos.

Educarnos, mostrar el interés, aprender a manipular y realizar trabajo especializado y profesional, se debe saber tratar a los adultos por la vía de programas de estímulo, rehabilitación, alimentación, dar apoyo integral y multidisciplinario. Es fundamental tocar al adulto, hablar con él, acompañarlo.

Tenemos que adaptarnos a esta nueva forma de vivir y encontrar el balance, no caer en el pánico o en la indiferencia, muchos adultos han estado bombardeados con malas noticias, pero no podemos hacer como que no pasa nada, esto genera ansiedad, para poner, por ejemplo, ir al supermercado, acción donde se debe fomentar el cuidado que ya se sabe, uso correcto de cubrebocas, lavado continuo de manos, uso de gel, toma correcta de temperatura, así buscar los equilibrios, para fomentar la empatía, el cuidado y la atención hacia este grupo de edad que fue tan lastimado. Todos nos tenemos que cuidar entre todos. Así lo comentan la médico María Bertha Covarrubias y los especialistas en geriatría doctor Jorge Platt Soto y doctor Germán Silva.

Vamos regresando ese primer golpe, revalorando a los adultos mayores, para retomar el aprecio por ellos.

Nota: Para Doña Amalia.


El coronavirus tuvo entre sus primeras víctimas a los adultos mayores, fueron ellos el primer blanco de la trágica realidad que el mundo está viviendo desde hace más de un año, fueron los más grandes, en todos los sentidos, y sea dicho el término “grande” por la grandeza de sus vidas y no sólo por la acumulación de años, los que recibieron el primer golpe, que cimbró a la humanidad entera. Enfermaban y lamentablemente casi sin remedio morían, poco a poco los grandes héroes, que ya eran y siguen siendo los profesionales de la salud pudieron ir encontrando métodos y procedimientos clínicos, combinaciones de medicinas, innovaciones científicas y tecnológicas para salvar vidas, así lo que parecía inevitable en un adulto mayor, que se contagiaba y que era la muerte, prácticamente inminente, afortunadamente dejó de serlo, lamentablemente muchos no lo lograron, pero los que sí se encuentran ahora lastimados.

Tenemos a los adultos mayores que no enfermaron gracias a los estrictos cuidados a los que ellos mismos se sometieron o su familia procuró, sin embargo, los daños ahora son otros, siendo fundamental para ellos, el contacto físico y emocional, estos largos periodos de aislamientos han cobrado factura y lastimado su salud física y emocional, por otro lado los adultos mayores “institucionalizados”, que son los que se encuentran en algún modelo de internamiento, se tuvieron que aislar en espacios más pequeños, olvidándose de sus rutinas diarias y de la convivencia con sus compañeras y compañeros dentro de esta Institución, en algunos casos los contagios fueron inevitables por las condiciones mismas de este tipo de centros, pero si no las hubo, el cambio de rutinas también causaron daños.

La fragilidad de algunos se incrementó por diferentes vías, ya sea por resistir la enfermedad y ahora padecer las secuelas, o sin contagio, los daños vienen por la ausencia de contacto, rutinas, cariño físico, cercanía de amigos, familiares, nietos, etc.

Es por lo que la profesionalización para poder tratarlos adecuadamente hoy se vuelve más que necesaria, mejorar para ellos, dentro de lo posible el escenario en el que de momento nos encontramos.

Educarnos, mostrar el interés, aprender a manipular y realizar trabajo especializado y profesional, se debe saber tratar a los adultos por la vía de programas de estímulo, rehabilitación, alimentación, dar apoyo integral y multidisciplinario. Es fundamental tocar al adulto, hablar con él, acompañarlo.

Tenemos que adaptarnos a esta nueva forma de vivir y encontrar el balance, no caer en el pánico o en la indiferencia, muchos adultos han estado bombardeados con malas noticias, pero no podemos hacer como que no pasa nada, esto genera ansiedad, para poner, por ejemplo, ir al supermercado, acción donde se debe fomentar el cuidado que ya se sabe, uso correcto de cubrebocas, lavado continuo de manos, uso de gel, toma correcta de temperatura, así buscar los equilibrios, para fomentar la empatía, el cuidado y la atención hacia este grupo de edad que fue tan lastimado. Todos nos tenemos que cuidar entre todos. Así lo comentan la médico María Bertha Covarrubias y los especialistas en geriatría doctor Jorge Platt Soto y doctor Germán Silva.

Vamos regresando ese primer golpe, revalorando a los adultos mayores, para retomar el aprecio por ellos.

Nota: Para Doña Amalia.