/ jueves 22 de febrero de 2024

Democracia y debate | Pato a la Lozoya, dos años después

Emilio Lozoya al parecer ha superado la indigestión de aquel pato laqueado en el Hunan, antojo que le costó dos años de prisión, mismo pato que al que esto escribe le ha costado alegremente años de matrimonio, no es lo mismo, pero fue el mismo lugar y el mismo pato.

Emilio es un símbolo más del fracaso de los trofeos de la 4T, así es, este gobierno llegó con la bandera del combate a la corrupción y sus ejemplos como el de Lozoya, resulto que no fue lo que esperaban.

Ninguno de los señalados por Emilio fue lo suficientemente contundente para darle más elementos a la justicia a la 4T, así que han pasado los años y el gran trofeo del combate a la corrupción se va de momento a su casa y no ha señalado nada relevante.

Nadie es culpable hasta que se compruebe lo contario, quedando en sentencia firme y sin otro recurso, así que por lo pronto Emilio Lozoya es inocente y seguirá su proceso en casa.

Culpar ahora a los jueces de la falta de contundencia de los elementos presentados por la Fiscalía, será seguramente el mecanismo, sin embargo todos los símbolos presentados por la justicia a la 4T se están demorando, se están cayendo, al final del sexenio será Lozoya un símbolo más de una promesa no cumplida, como la de las víctimas del metro, los mineros, los normalistas, los niños con cáncer llamados golpistas en el colmo del descaro de funcionarios, acusando a niños de intentar dar un golpe de Estado.

Así Emilio de la Torre de Pemex, al Hunan, a la cárcel y a su casa, más le vale ahora sí guardarse el antojo de pato por un tiempo prudente, terminar su juicio en prisión domiciliaria y ya veremos qué dice la sentencia definitiva, por lo pronto el golpe es para la 4T y eso por más que culpen a otros nadie se los quita.

Por mi parte yo en cuanto pueda me daré gustoso la vuelta al Hunan con mi ahora esposa, para degustar con toda tranquilidad ese pato tan recomendable, ese restaurante que significó la cárcel para Lozoya y para un servidor fue el conocer a quien ahora es su familia política. Mismo lugar y pato, diferentes circunstancias.

Los símbolos de la 4T se están desmoronando, están resultando otra cosa, no hay victorias que celebrar, más bien promesas no cumplidas, engaños en algunos casos y víctimas de lo que pudo ser y no fue.

Emilio, a cenar, pero en casita.


Emilio Lozoya al parecer ha superado la indigestión de aquel pato laqueado en el Hunan, antojo que le costó dos años de prisión, mismo pato que al que esto escribe le ha costado alegremente años de matrimonio, no es lo mismo, pero fue el mismo lugar y el mismo pato.

Emilio es un símbolo más del fracaso de los trofeos de la 4T, así es, este gobierno llegó con la bandera del combate a la corrupción y sus ejemplos como el de Lozoya, resulto que no fue lo que esperaban.

Ninguno de los señalados por Emilio fue lo suficientemente contundente para darle más elementos a la justicia a la 4T, así que han pasado los años y el gran trofeo del combate a la corrupción se va de momento a su casa y no ha señalado nada relevante.

Nadie es culpable hasta que se compruebe lo contario, quedando en sentencia firme y sin otro recurso, así que por lo pronto Emilio Lozoya es inocente y seguirá su proceso en casa.

Culpar ahora a los jueces de la falta de contundencia de los elementos presentados por la Fiscalía, será seguramente el mecanismo, sin embargo todos los símbolos presentados por la justicia a la 4T se están demorando, se están cayendo, al final del sexenio será Lozoya un símbolo más de una promesa no cumplida, como la de las víctimas del metro, los mineros, los normalistas, los niños con cáncer llamados golpistas en el colmo del descaro de funcionarios, acusando a niños de intentar dar un golpe de Estado.

Así Emilio de la Torre de Pemex, al Hunan, a la cárcel y a su casa, más le vale ahora sí guardarse el antojo de pato por un tiempo prudente, terminar su juicio en prisión domiciliaria y ya veremos qué dice la sentencia definitiva, por lo pronto el golpe es para la 4T y eso por más que culpen a otros nadie se los quita.

Por mi parte yo en cuanto pueda me daré gustoso la vuelta al Hunan con mi ahora esposa, para degustar con toda tranquilidad ese pato tan recomendable, ese restaurante que significó la cárcel para Lozoya y para un servidor fue el conocer a quien ahora es su familia política. Mismo lugar y pato, diferentes circunstancias.

Los símbolos de la 4T se están desmoronando, están resultando otra cosa, no hay victorias que celebrar, más bien promesas no cumplidas, engaños en algunos casos y víctimas de lo que pudo ser y no fue.

Emilio, a cenar, pero en casita.