Un periódico de circulación nacional publicó un texto sobre lo que estamos viviendo en el Estado de Sonora, horas más tarde el Gobierno del Estado respondió al mismo, horas más tarde la realidad se mostró lastimosamente en un centro de diversión nocturna en Hermosillo.
Las cartas, cartas son, quedan en papel, la guerra de papel no lastima la integridad de las personas, las cartas nos pueden provocar enojos, alegrías, sentimientos, famosas cartas de amor son publicadas en libros, las cartas de Frida Kahlo están a la vista de todos en los museos, en fin, así es la letra sobre papel o sobre estos sistemas de nueva comunicación.
El Gobierno responde a una carta que considera incorrecta, la carta provocó evidentemente esta reacción por parte del Gobierno de Sonora, sin embargo, a las pocas horas en Hermosillo nuevamente la realidad se asomó, lastimando a varias familias que ya no volverán a ver a uno de sus integrantes.
No puedo dejar de pensar en ese buen docente que procurado la integridad de sus alumnos inició con simulacros para protegerlos de los hechos violentos, maestro que fue regañado y señalado por sus propias autoridades, al cual se le intentó sancionar administrativamente, tristemente la realidad se asomó y una gran maestra pudo procurar tranquilidad en sus alumnas, en sus alumnos ante la violencia que se presentó.
Recientemente vimos en redes videos de hechos de miedo que sufrió una familia en la carretera a Bahía de Kino, lo cual inevitablemente y con mucho dolor me ha puesto a pensar junto con mi familia en cómo hablarles a los pequeños miembros de mi comunidad para que estemos preparados antes la posibilidad de que nos pase algo similar, como lograr esta conversación con los pequeños, sin que se asusten, se estresen.
Confieso que nunca pensé verme en esta necesidad, sin embargo, tendremos que saber como reaccionar ante la posibilidad.
Esta realidad que estamos viviendo en nuestro bello Sonora, ha puesto de acuerdo incluso a toda la oposición, que señalan y reclaman lo mismo, la falta de seguridad.
Más cartas seguramente irán y vendrán, pero lo que duele más es que ya no vuelvan a casa quienes salieron a divertirse, a estudiar, a trabajar, a pasear, etc.