/ jueves 18 de noviembre de 2021

El faro | Excusas y fracasos

La mayoría de los consejos que damos o bien, que recibimos, están mal enfocados. Y la mayoría de las líneas de acciones sugeridas por asesores y “coaches” están también mal enfocados. No es que los especialistas no entiendan cómo se deben de hacer las cosas; el problema es que asumen que los humanos somos criaturas perfectamente racionales que tomaremos la decisión óptima cuando se nos presente información oportuna, actualizada y fidedigna.

Cualquiera que haya interactuado con otro humano durante más de cinco minutos sabe que nuestra especie es de lo más alejado de lo racional. A menudo tomamos decisiones emocionales, impulsivas y autodestructivas, lo que es especialmente cierto en el caso del dinero.

¿Cuál es tu psicología del dinero? ¿Cómo influyen nuestras creencias humanas en la administración del dinero? ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra relación con el dinero?

Cabe mencionar que las finanzas, incluso la economía, tienen un enfoque personal, es decir, lo que funciona en alguien no es garantía que va a funcionar igual para otro. Lo que podría ser una buena decisión financiera para mí, puede que no lo sea para ti. Depende de nuestras circunstancias personales, objetivos y tolerancia al riesgo. Asimismo, algunas políticas públicas exitosas de una nación, no significa que de replicarse en otro país darán los mismos resultados.

Por ejemplo, hoy en día vemos economías en auge, sin embargo, todavía hay millones de personas que viven en la pobreza. Si tienes que elegir entre poner comida en la mesa o pagar los servicios, ¿qué te importa si como país tienen una baja tasa de desempleo?

Por otro lado, existen muchas familias y personas que durante las grandes crisis económicas se volvieron más ricos. Si duplicas tu patrimonio neto durante una depresión, ¿cómo afectaría eso a tu acepción de riesgo? O bien, si la economía está viento en popa pero tú y tu negocio no pueden llegar a fin de mes, ¿qué consecuencias y efecto tendrá eso en tu confianza y capacidad para administrar dinero?

Nuestra experiencia personal con el dinero, especialmente a una edad temprana, puede afectar drásticamente la forma en que administramos el dinero más adelante en la vida.

El término "bebés con depresión" se refiere a la generación que creció durante la gran depresión. Muchos en esta generación tienen la reputación de ahorrar dinero en respuesta al trauma emocional de llegar a la mayoría de edad durante la gran depresión.

Estudios revelan que los eventos macroeconómicos en las primeras etapas de la vida afectan nuestras decisiones financieras como adultos.

Los hogares jóvenes en la década de 1980 tenían menos probabilidades de invertir en el mercado de valores en respuesta a los bajos rendimientos del mercado de la década de 1970. Como resultado, estos jóvenes se perdieron uno de los mejores momentos para invertir.

Los hogares jóvenes a fines de la década de 1990 tenían más probabilidades de mantener un alto porcentaje de su patrimonio neto en el mercado de valores. Fueron informados por un mercado optimista en los años 80 y 90. Y así podemos encontrar ejemplos en las diferentes generaciones y culturas.

Entonces, si queremos mejorar y dejar un futuro certero y tranquilo a los nuestros, ¿qué hacemos? ¿Por dónde empezamos?

Primero hay que hacer un alto en el camino, interrumpir nuestro “proceso”, revalorar nuestro entorno y sumar perfiles de nivel a nuestra vida. Contar con comentarios u opiniones de un tercero imparcial puede agregar una perspectiva muy necesaria que por nuestros traumas financieros pasados nos impiden ver por nuestra propia cuenta.

Y no se trata de pagar siempre por asesores o consultores, sería lo ideal, pero podemos al menos comenzar a hablar sobre los problemas financieros con otras personas de confianza.

Recordemos que los conceptos financieros modernos son completamente nuevos en relación con la historia de la humanidad. La primera moneda del mundo se introdujo en el año 600 a.C. Si eso parece mucho tiempo, considere que la forma moderna de los humanos ha existido por más de 200,000 años.

Nuestros cerebros todavía están programados para enfocarse en sobrevivir, cazar y evitar ser cazados. Eso es lo que ha consumido los pensamientos de la humanidad durante la mayor parte de su existencia. El cerebro no está diseñado para pensar en depositar dinero en un plan de ahorro para el retiro hoy y poder gozar de él dentro de 40 años.

El concepto mismo de jubilación no era una opción para la persona promedio antes de la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, el Seguro Social, las pensiones en el lugar de trabajo y otros planes de jubilación se generalizaron. Estos conceptos tienen menos de un siglo de antigüedad, por lo que nuestro cerebro prehistórico no los incluye de manera automática y racional.

Por último, ¿qué papel juega la suerte en el éxito financiero?

Es imposible saber la relación entre habilidad y pura suerte, pero fíjate a quien le preguntas.

Si le preguntas a un inversionista, probablemente pondría un énfasis mucho mayor en todo el tiempo que pasó investigando la información y determinada empresa y sus habilidades para ejecutar la operación perfecta. Si le preguntas a alguien más sobre el éxito del inversionista, es mucho más probable que se lo atribuyan a la suerte.

Luego entonces, es más probable que los humanos atribuyan su propio éxito financiero a la habilidad y el éxito financiero de otras personas a la suerte.

Lo opuesto también es cierto

Es más probable que los humanos atribuyan sus propios fracasos financieros a la suerte y los fracasos financieros de otras personas a malas decisiones.

Cada historia de éxito financiero y cada fracaso financiero se pueden alcanzar por alguna combinación de lo expuesto aquí. Debemos tener confianza en la toma de nuestras decisiones financieras sin perder de vista los riesgos involucrados, siempre mantenernos informados y rodeados de aquellas personas con una mayor visión de éxito financiero que nosotros.

La mayoría de los consejos que damos o bien, que recibimos, están mal enfocados. Y la mayoría de las líneas de acciones sugeridas por asesores y “coaches” están también mal enfocados. No es que los especialistas no entiendan cómo se deben de hacer las cosas; el problema es que asumen que los humanos somos criaturas perfectamente racionales que tomaremos la decisión óptima cuando se nos presente información oportuna, actualizada y fidedigna.

Cualquiera que haya interactuado con otro humano durante más de cinco minutos sabe que nuestra especie es de lo más alejado de lo racional. A menudo tomamos decisiones emocionales, impulsivas y autodestructivas, lo que es especialmente cierto en el caso del dinero.

¿Cuál es tu psicología del dinero? ¿Cómo influyen nuestras creencias humanas en la administración del dinero? ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra relación con el dinero?

Cabe mencionar que las finanzas, incluso la economía, tienen un enfoque personal, es decir, lo que funciona en alguien no es garantía que va a funcionar igual para otro. Lo que podría ser una buena decisión financiera para mí, puede que no lo sea para ti. Depende de nuestras circunstancias personales, objetivos y tolerancia al riesgo. Asimismo, algunas políticas públicas exitosas de una nación, no significa que de replicarse en otro país darán los mismos resultados.

Por ejemplo, hoy en día vemos economías en auge, sin embargo, todavía hay millones de personas que viven en la pobreza. Si tienes que elegir entre poner comida en la mesa o pagar los servicios, ¿qué te importa si como país tienen una baja tasa de desempleo?

Por otro lado, existen muchas familias y personas que durante las grandes crisis económicas se volvieron más ricos. Si duplicas tu patrimonio neto durante una depresión, ¿cómo afectaría eso a tu acepción de riesgo? O bien, si la economía está viento en popa pero tú y tu negocio no pueden llegar a fin de mes, ¿qué consecuencias y efecto tendrá eso en tu confianza y capacidad para administrar dinero?

Nuestra experiencia personal con el dinero, especialmente a una edad temprana, puede afectar drásticamente la forma en que administramos el dinero más adelante en la vida.

El término "bebés con depresión" se refiere a la generación que creció durante la gran depresión. Muchos en esta generación tienen la reputación de ahorrar dinero en respuesta al trauma emocional de llegar a la mayoría de edad durante la gran depresión.

Estudios revelan que los eventos macroeconómicos en las primeras etapas de la vida afectan nuestras decisiones financieras como adultos.

Los hogares jóvenes en la década de 1980 tenían menos probabilidades de invertir en el mercado de valores en respuesta a los bajos rendimientos del mercado de la década de 1970. Como resultado, estos jóvenes se perdieron uno de los mejores momentos para invertir.

Los hogares jóvenes a fines de la década de 1990 tenían más probabilidades de mantener un alto porcentaje de su patrimonio neto en el mercado de valores. Fueron informados por un mercado optimista en los años 80 y 90. Y así podemos encontrar ejemplos en las diferentes generaciones y culturas.

Entonces, si queremos mejorar y dejar un futuro certero y tranquilo a los nuestros, ¿qué hacemos? ¿Por dónde empezamos?

Primero hay que hacer un alto en el camino, interrumpir nuestro “proceso”, revalorar nuestro entorno y sumar perfiles de nivel a nuestra vida. Contar con comentarios u opiniones de un tercero imparcial puede agregar una perspectiva muy necesaria que por nuestros traumas financieros pasados nos impiden ver por nuestra propia cuenta.

Y no se trata de pagar siempre por asesores o consultores, sería lo ideal, pero podemos al menos comenzar a hablar sobre los problemas financieros con otras personas de confianza.

Recordemos que los conceptos financieros modernos son completamente nuevos en relación con la historia de la humanidad. La primera moneda del mundo se introdujo en el año 600 a.C. Si eso parece mucho tiempo, considere que la forma moderna de los humanos ha existido por más de 200,000 años.

Nuestros cerebros todavía están programados para enfocarse en sobrevivir, cazar y evitar ser cazados. Eso es lo que ha consumido los pensamientos de la humanidad durante la mayor parte de su existencia. El cerebro no está diseñado para pensar en depositar dinero en un plan de ahorro para el retiro hoy y poder gozar de él dentro de 40 años.

El concepto mismo de jubilación no era una opción para la persona promedio antes de la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, el Seguro Social, las pensiones en el lugar de trabajo y otros planes de jubilación se generalizaron. Estos conceptos tienen menos de un siglo de antigüedad, por lo que nuestro cerebro prehistórico no los incluye de manera automática y racional.

Por último, ¿qué papel juega la suerte en el éxito financiero?

Es imposible saber la relación entre habilidad y pura suerte, pero fíjate a quien le preguntas.

Si le preguntas a un inversionista, probablemente pondría un énfasis mucho mayor en todo el tiempo que pasó investigando la información y determinada empresa y sus habilidades para ejecutar la operación perfecta. Si le preguntas a alguien más sobre el éxito del inversionista, es mucho más probable que se lo atribuyan a la suerte.

Luego entonces, es más probable que los humanos atribuyan su propio éxito financiero a la habilidad y el éxito financiero de otras personas a la suerte.

Lo opuesto también es cierto

Es más probable que los humanos atribuyan sus propios fracasos financieros a la suerte y los fracasos financieros de otras personas a malas decisiones.

Cada historia de éxito financiero y cada fracaso financiero se pueden alcanzar por alguna combinación de lo expuesto aquí. Debemos tener confianza en la toma de nuestras decisiones financieras sin perder de vista los riesgos involucrados, siempre mantenernos informados y rodeados de aquellas personas con una mayor visión de éxito financiero que nosotros.