/ martes 20 de agosto de 2019

Lo digo como es | Providencial casualidad

Soy paciente y tengo buena memoria. La frase se antoja para encerrar en ella lo que imaginamos pudiera ser la conclusión del presidente Andrés Manuel López Obrador en algunos de los acontecimientos de la semana pasada que culminarían el viernes con la detención de Carlos Ahumada para que enfrente cargos pendientes con la justicia en nuestro país.

Las cuentas pendientes con Rosario Robles y Carlos Ahumada, vienen como lo hemos ya abordado en anteriores ocasiones en este espacio, de tiempo atrás.

Era la época en la que el ahora Presidente y su grupo cercano y desde entonces (Bejarano, Padierna etc), no tenían el poder que ahora ostentan.

Decir que las deudas se pagan en este caso, no es pretender ver lo de las recientes detenciones como exclusivas de un ajuste de cuentas políticas que en determinado momento exculpara de todo lo que se le señala a Rosario Robles, por ejemplo.

Dicen que las cosas que suceden en la política no son casualidad. Fácil considerarlo así en este caso en el que el juez que deja en la cárcel a Robles Berlanga es sobrino de Dolores Padierna, precisamente. Parentesco por cierto que en un primer momento la propia Padierna intentó ocultar ante el abordaje que le hicieran los reporteros.

En voz y análisis de los expertos, los motivos por los que la ex secretaria de Sedesol, de Sedatu y tantos otros puestos, es por decir lo menos un desaseo jurídico que se practica desde un ejercicio judicial sin el menor rubor por la evidente falta de respeto a las normas toda vez que los argumentos esgrimidos por el impartidor de justicia (presenta en su documentación dos domicilios diferentes y estuvo fuera del país por vacaciones y no para participar en evento académico como lo habría expuesto), son endebles y no suficientes para el castigo otorgado.

Estamos pues ante un ejercicio de poder que ni si quiera por cuidar las formas observa las formas; un ejercicio de poder autoritario, sin formas por lo menos.

Ahora bien, desde el ejercicio periodístico estamos obligados a considerar todas las posibilidades entorno a un acontecimiento; por tanto, no podemos descartar la posibilidad de que efectivamente el caso haya caído en manos del juez Delgadillo Padierna como mera casualidad, como un acto providencial, de justicia divina que facilitaría las cosas para encarcelar a la ex funcionaria con mayor rapidez. Es una posibilidad poco probable, pero lo es.

En fin. Comentario al margen: de plano muchos políticos no entienden que por más que pretendan ocultar ciertas cosas, de inmediato la terca realidad se impone. El caso de Padierna que cito líneas arriba en el que pretendía ocultar su parentesco con el juez que mandó a prisión a su enemiga política y por otro el del secretario de Hacienda Arturo Herrera que negó la reunión que habría sostenido con los José Antonio, Meade y González Anaya, ambos ex secretarios del ramo; horas más tarde tuvo que aceptar dicho encuentro.

En tiempos del Nuevo Testamento un gallo fue el símbolo para que Pedro recordara las palabras del Maestro; en la era de las redes sociales es el “pajarito” como mucha gente le dice a Twitter, el medio que utilizaron los dos personajes en referencia (Padierna y Herrera) para asumir lo que habrían tratado de omitir o negar, respectivamente.

Palomita para el Gobierno del Estado. De acuerdo al ranking de transparencia la entidad avanzó al sexto lugar en la tabla lo que significa que subió 10 posiciones y 20 puntos respecto de la misma medición que se hizo en 2018.

Desde todos los ámbitos y todos los niveles el gobierno debe seguir luchando para conquistar la credibilidad ciudadana en sus actos. Los indicadores son importantes y finalmente es la herramienta de medición al alcance, sin embargo todavía no son capaces de cambiar la percepción que de manera general la ciudadanía tiene hacia quienes le gobiernan. Hay que seguir demostrando en los hechos, que los indicadores son fieles a la realidad.

www.soledaddurazo.com

@SoledadDurazo

Soy paciente y tengo buena memoria. La frase se antoja para encerrar en ella lo que imaginamos pudiera ser la conclusión del presidente Andrés Manuel López Obrador en algunos de los acontecimientos de la semana pasada que culminarían el viernes con la detención de Carlos Ahumada para que enfrente cargos pendientes con la justicia en nuestro país.

Las cuentas pendientes con Rosario Robles y Carlos Ahumada, vienen como lo hemos ya abordado en anteriores ocasiones en este espacio, de tiempo atrás.

Era la época en la que el ahora Presidente y su grupo cercano y desde entonces (Bejarano, Padierna etc), no tenían el poder que ahora ostentan.

Decir que las deudas se pagan en este caso, no es pretender ver lo de las recientes detenciones como exclusivas de un ajuste de cuentas políticas que en determinado momento exculpara de todo lo que se le señala a Rosario Robles, por ejemplo.

Dicen que las cosas que suceden en la política no son casualidad. Fácil considerarlo así en este caso en el que el juez que deja en la cárcel a Robles Berlanga es sobrino de Dolores Padierna, precisamente. Parentesco por cierto que en un primer momento la propia Padierna intentó ocultar ante el abordaje que le hicieran los reporteros.

En voz y análisis de los expertos, los motivos por los que la ex secretaria de Sedesol, de Sedatu y tantos otros puestos, es por decir lo menos un desaseo jurídico que se practica desde un ejercicio judicial sin el menor rubor por la evidente falta de respeto a las normas toda vez que los argumentos esgrimidos por el impartidor de justicia (presenta en su documentación dos domicilios diferentes y estuvo fuera del país por vacaciones y no para participar en evento académico como lo habría expuesto), son endebles y no suficientes para el castigo otorgado.

Estamos pues ante un ejercicio de poder que ni si quiera por cuidar las formas observa las formas; un ejercicio de poder autoritario, sin formas por lo menos.

Ahora bien, desde el ejercicio periodístico estamos obligados a considerar todas las posibilidades entorno a un acontecimiento; por tanto, no podemos descartar la posibilidad de que efectivamente el caso haya caído en manos del juez Delgadillo Padierna como mera casualidad, como un acto providencial, de justicia divina que facilitaría las cosas para encarcelar a la ex funcionaria con mayor rapidez. Es una posibilidad poco probable, pero lo es.

En fin. Comentario al margen: de plano muchos políticos no entienden que por más que pretendan ocultar ciertas cosas, de inmediato la terca realidad se impone. El caso de Padierna que cito líneas arriba en el que pretendía ocultar su parentesco con el juez que mandó a prisión a su enemiga política y por otro el del secretario de Hacienda Arturo Herrera que negó la reunión que habría sostenido con los José Antonio, Meade y González Anaya, ambos ex secretarios del ramo; horas más tarde tuvo que aceptar dicho encuentro.

En tiempos del Nuevo Testamento un gallo fue el símbolo para que Pedro recordara las palabras del Maestro; en la era de las redes sociales es el “pajarito” como mucha gente le dice a Twitter, el medio que utilizaron los dos personajes en referencia (Padierna y Herrera) para asumir lo que habrían tratado de omitir o negar, respectivamente.

Palomita para el Gobierno del Estado. De acuerdo al ranking de transparencia la entidad avanzó al sexto lugar en la tabla lo que significa que subió 10 posiciones y 20 puntos respecto de la misma medición que se hizo en 2018.

Desde todos los ámbitos y todos los niveles el gobierno debe seguir luchando para conquistar la credibilidad ciudadana en sus actos. Los indicadores son importantes y finalmente es la herramienta de medición al alcance, sin embargo todavía no son capaces de cambiar la percepción que de manera general la ciudadanía tiene hacia quienes le gobiernan. Hay que seguir demostrando en los hechos, que los indicadores son fieles a la realidad.

www.soledaddurazo.com

@SoledadDurazo