/ viernes 20 de septiembre de 2019

Lo digo como es | Trascender

De la muerte, nos han dicho, los mexicanos se ríen.

Y el comentario tiene su inspiración entre otras cosas, en la celebración que en nuestro país hacemos por el Día de los Muertos, misma que ha logrado ser un referente del tema a nivel mundial.

Para algunos la celebración está relacionada con el orgullo patrio, como una manera de hacer frente a la fiesta estadounidense de Halloween.

Aquí el culto que se le rinde a la Santa Muerte sobre todo en regiones del centro del país, es toda una religión.

De la muerte Octavio Paz en El laberinto de la soledad escribió mucho; como por ejemplo: “...El mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

Claro, los vivos hablamos de los muertos y no pensamos en la nuestra; o quizá en algunos casos nos alcanzan las visiones que tienen su origen en la tradición Náhuatl que ubican la muerte como una forma de trascender, de seguir con vida en el cosmos y por eso concebimos nuestra retirada “completa”; que no le quiten nada de equipaje al esqueleto.

Todo lo anterior viene a cuento porque próximamente, el día 26 de septiembre para ser exactos, es el Día Nacional de la donación y trasplante de órganos.

Si bien es cierto, la cultura de la donación se ha fortalecido, todavía nos falta camino por recorrer.

De acuerdo con datos compartidos por el doctor Ernesto Duarte Tagles, director del Centro Estatal de Trasplantes y Carmen Palacios, presidenta de la Fundación Miika (que impulsa la cultura de la donación), prácticamente la mitad de los sonorenses aún se resisten a donar sus órganos.

En la entidad son alrededor de 360 pacientes que están en lista de espera para ser trasplantados; los padecimientos renales son los más comunes.

Por fortuna, con información se han ido desterrando mitos que se tenían con respecto a la donación; los protocolos establecidos, la cobertura informativa que se da a ese tipo de eventos y logros de la ciencia y de la sensibilidad humana, ya no permiten con la facilidad que se hacía antes, divulgar creencias que la relacionaban con el tráfico de órganos.

En pláticas con amigos y familiares, al momento de tramitar la licencia, etc., muchas personas manifestamos tener la voluntad de que llegado el momento nuestros órganos puedan utilizarse para dar vida a otras; sin embargo, muchas veces ello no es suficiente, principalmente ante la resistencia de la familia porque no quieren imaginar el cuerpo “vacío” del difunto después que se le extraigan los órganos a donar.

Por eso bien vale la pena informarnos en el tema y si tomamos la decisión de ser donadores de nuestros órganos una vez que el cuerpo ya no tenga vida, socializar esa determinación con la familia para que no ponga trabas... total, si nos preocupa la trascendencia en el cosmos y encontrarnos con quienes se nos adelantaron, no ocupamos el cuerpo físico para ello.

Hay muchos esfuerzos ciudadanos que vale la pena impulsar, porque hablan de generosidad, de solidaridad ante la vulnerabilidad de los otros; porque son en automático acciones positivas de las que por cierto, nuestra sociedad está muy necesitada.

El próximo 28 de septiembre Lila Downs se presenta en Hermosillo en un evento organizado precisamente por la Fundación Miika para continuar con sus actividades de apoyo a la donación. Ojalá podamos apoyar.

De la muerte, nos han dicho, los mexicanos se ríen.

Y el comentario tiene su inspiración entre otras cosas, en la celebración que en nuestro país hacemos por el Día de los Muertos, misma que ha logrado ser un referente del tema a nivel mundial.

Para algunos la celebración está relacionada con el orgullo patrio, como una manera de hacer frente a la fiesta estadounidense de Halloween.

Aquí el culto que se le rinde a la Santa Muerte sobre todo en regiones del centro del país, es toda una religión.

De la muerte Octavio Paz en El laberinto de la soledad escribió mucho; como por ejemplo: “...El mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

Claro, los vivos hablamos de los muertos y no pensamos en la nuestra; o quizá en algunos casos nos alcanzan las visiones que tienen su origen en la tradición Náhuatl que ubican la muerte como una forma de trascender, de seguir con vida en el cosmos y por eso concebimos nuestra retirada “completa”; que no le quiten nada de equipaje al esqueleto.

Todo lo anterior viene a cuento porque próximamente, el día 26 de septiembre para ser exactos, es el Día Nacional de la donación y trasplante de órganos.

Si bien es cierto, la cultura de la donación se ha fortalecido, todavía nos falta camino por recorrer.

De acuerdo con datos compartidos por el doctor Ernesto Duarte Tagles, director del Centro Estatal de Trasplantes y Carmen Palacios, presidenta de la Fundación Miika (que impulsa la cultura de la donación), prácticamente la mitad de los sonorenses aún se resisten a donar sus órganos.

En la entidad son alrededor de 360 pacientes que están en lista de espera para ser trasplantados; los padecimientos renales son los más comunes.

Por fortuna, con información se han ido desterrando mitos que se tenían con respecto a la donación; los protocolos establecidos, la cobertura informativa que se da a ese tipo de eventos y logros de la ciencia y de la sensibilidad humana, ya no permiten con la facilidad que se hacía antes, divulgar creencias que la relacionaban con el tráfico de órganos.

En pláticas con amigos y familiares, al momento de tramitar la licencia, etc., muchas personas manifestamos tener la voluntad de que llegado el momento nuestros órganos puedan utilizarse para dar vida a otras; sin embargo, muchas veces ello no es suficiente, principalmente ante la resistencia de la familia porque no quieren imaginar el cuerpo “vacío” del difunto después que se le extraigan los órganos a donar.

Por eso bien vale la pena informarnos en el tema y si tomamos la decisión de ser donadores de nuestros órganos una vez que el cuerpo ya no tenga vida, socializar esa determinación con la familia para que no ponga trabas... total, si nos preocupa la trascendencia en el cosmos y encontrarnos con quienes se nos adelantaron, no ocupamos el cuerpo físico para ello.

Hay muchos esfuerzos ciudadanos que vale la pena impulsar, porque hablan de generosidad, de solidaridad ante la vulnerabilidad de los otros; porque son en automático acciones positivas de las que por cierto, nuestra sociedad está muy necesitada.

El próximo 28 de septiembre Lila Downs se presenta en Hermosillo en un evento organizado precisamente por la Fundación Miika para continuar con sus actividades de apoyo a la donación. Ojalá podamos apoyar.