/ lunes 1 de enero de 2024

Mensaje de Año Nuevo 2024

El camino para la paz es el mismo de Jesús:

amar y servir, en la familia y en la comunidad.


Muy apreciados hermanos y hermanas:

Un año nuevo es una nueva oportunidad que tenemos para reconstruir, renovar, reordenar y reconciliar, todas aquellas situaciones y realidades que no han estado a la altura de nuestra dignidad como personas e hijos de Dios. Una de estas realidades que no siempre funciona como uno quisiera es la vida familiar, nuestra relación con quienes llevan nuestra misma sangre o comparten formalmente su vida con nosotros. Y como la mayor parte de nuestro tiempo lo ocupa, directa o indirectamente la familia y todo lo que de ella recibimos, es justo y necesario que la tengamos en cuenta en el inicio de este año nuevo.

Aunado a esto, me ha llamado poderosamente la atención cómo en nuestro Estado, y sin duda en otros estados de la República, el delito que ocupa el primer lugar en incidencia es la violencia intrafamiliar. Parece paradójico que la familia, llamada a educar, sostener, proteger y promover la vida y el desarrollo humano integral, en muchos casos suceda con ella lo contario o, al menos, se encuentre hoy en día en crisis.

Les propongo para este año 2024 que la familia, nuestra familia, y las familias que conocemos y tratamos, ocupen un lugar importante en nuestra mente y en nuestro corazón. Quizá dedicarles más tiempo, favorecer el encuentro y el diálogo con familiares y seres queridos, desterrar de nuestros labios el lenguaje agresivo, buscar el perdón y la reconciliación, disfrutar de las convivencias familiares, acompañar a las familias que viven situaciones de tensión y sufrimiento, en fin, cada uno de nosotros sabe lo que conviene fortalecer en su entorno familiar.

Como personas de fe les sugiero, por último, tener a Cristo Jesús en su hogar, que no falte la oración, la participación en la eucaristía dominical y las obras de caridad realizadas como familia, de esta manera, el Dios de la paz estará con nosotros.

Concluyo, como cada año nuevo, pidiéndole a Dios nuestro Señor para nuestras familias y comunidades: “que nos bendiga y nos proteja, que haga resplandecer su rostro sobre nosotros y nos conceda su favor; que nos mire con benevolencia y nos conceda la paz” (Cf. Números 6,22-27). Así sea.

Con mis mejores deseos para todos. ¡Feliz Año Nuevo!

Dado en la Sede del Arzobispado de Hermosillo, a los 27 días del mes de diciembre del Año del Señor 2023.

+ Ruy Rendón Leal

Arzobispo de Hermosillo

El camino para la paz es el mismo de Jesús:

amar y servir, en la familia y en la comunidad.


Muy apreciados hermanos y hermanas:

Un año nuevo es una nueva oportunidad que tenemos para reconstruir, renovar, reordenar y reconciliar, todas aquellas situaciones y realidades que no han estado a la altura de nuestra dignidad como personas e hijos de Dios. Una de estas realidades que no siempre funciona como uno quisiera es la vida familiar, nuestra relación con quienes llevan nuestra misma sangre o comparten formalmente su vida con nosotros. Y como la mayor parte de nuestro tiempo lo ocupa, directa o indirectamente la familia y todo lo que de ella recibimos, es justo y necesario que la tengamos en cuenta en el inicio de este año nuevo.

Aunado a esto, me ha llamado poderosamente la atención cómo en nuestro Estado, y sin duda en otros estados de la República, el delito que ocupa el primer lugar en incidencia es la violencia intrafamiliar. Parece paradójico que la familia, llamada a educar, sostener, proteger y promover la vida y el desarrollo humano integral, en muchos casos suceda con ella lo contario o, al menos, se encuentre hoy en día en crisis.

Les propongo para este año 2024 que la familia, nuestra familia, y las familias que conocemos y tratamos, ocupen un lugar importante en nuestra mente y en nuestro corazón. Quizá dedicarles más tiempo, favorecer el encuentro y el diálogo con familiares y seres queridos, desterrar de nuestros labios el lenguaje agresivo, buscar el perdón y la reconciliación, disfrutar de las convivencias familiares, acompañar a las familias que viven situaciones de tensión y sufrimiento, en fin, cada uno de nosotros sabe lo que conviene fortalecer en su entorno familiar.

Como personas de fe les sugiero, por último, tener a Cristo Jesús en su hogar, que no falte la oración, la participación en la eucaristía dominical y las obras de caridad realizadas como familia, de esta manera, el Dios de la paz estará con nosotros.

Concluyo, como cada año nuevo, pidiéndole a Dios nuestro Señor para nuestras familias y comunidades: “que nos bendiga y nos proteja, que haga resplandecer su rostro sobre nosotros y nos conceda su favor; que nos mire con benevolencia y nos conceda la paz” (Cf. Números 6,22-27). Así sea.

Con mis mejores deseos para todos. ¡Feliz Año Nuevo!

Dado en la Sede del Arzobispado de Hermosillo, a los 27 días del mes de diciembre del Año del Señor 2023.

+ Ruy Rendón Leal

Arzobispo de Hermosillo

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