/ domingo 3 de marzo de 2019

Reflexión dominical | Domingo VIII del tiempo ordinario

“Iluminen al mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida”

Sirácide 27,5-8

1 Corintios 15,54-58

Lucas 6,39-45

Mons. Ruy Rendón L.

Este domingo, previo al inicio de la Cuaresma, la palabra de Dios nos ofrece algunos puntos de meditación que, sin duda, nos ayudarán a fortalecer más nuestra vida cristiana.

En primer lugar, Jesús en el evangelio nos pregunta: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?”. Estas preguntas, un tanto retóricas, nos ayudan a entender mejor algo que todos sabemos perfectamente. En las relaciones interpersonales y en los ámbitos formativos donde se brinda acompañamiento a personas, qué importante es guiar, ayudar y enseñar, con el ejemplo. No sólo con teorías y palabras, sino sobre todo con el testimonio de vida, que brota de personalidades maduras, humana y cristianamente hablando.

En segundo lugar, nuestro Señor nos recuerda, por una parte, la facilidad que tenemos para detectar los errores, vicios, y pecados de los demás, y, por otra parte, la dificultad para darnos cuenta de nuestros propios defectos y limitaciones. Somos muy ágiles para hablar, criticar y juzgar al prójimo que se equivoca; sin embargo, cuando se trata de analizar nuestra conducta, no tan fácilmente reconocemos la miseria que envuelve nuestra vida: “¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?”. Jesús nos invita a cambiar primero nosotros, para así poder luego ayudar al hermano que se ha equivocado: “Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

Por último, el evangelio concluye con una maravillosa frase dicha por nuestro Señor: “La boca habla de lo que está lleno el corazón”. Ya Dios en la primera lectura nos decía algo semejante: “la palabra muestra la mentalidad del hombre”. Así es, hermanos y hermanas, ¿Quieres conocer a una persona? ¿Quieres conocer lo que hay en el corazón del hombre? Escucha lo que dicen sus palabras, atiende sus expresiones, fíjate en su tono de voz, ten en cuenta los temas más frecuentes de su conversación… “El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón…”. Este tema de meditación nos debe ayudar a resaltar la importancia que tiene la formación interior, la formación del corazón del hombre, ya que del corazón brotan las buenas y las malas intenciones, las buenas y las malas palabras, las buenas y las malas acciones.

No puedo terminar esta reflexión sin destacar y felicitar a la comunidad de sordos que, día a día, sin poder pronunciar palabra alguna, con el lenguaje no verbal, con el lenguaje de señas, expresan la grandeza y la bondad de su corazón. Un saludo fraterno a nuestras hermanas y hermanos sordos. La Iglesia las y los abraza con amor.

Pidamos al Señor, en la eucaristía dominical, que nuestra vida produzca frutos buenos; frutos de justicia, de amor y de paz. Así sea.

¡Que tengan un excelente domingo!

Monseñor Ruy Rendón Leal. Arzobispo de Hermosillo.

“Iluminen al mundo con la luz del Evangelio reflejada en su vida”

Sirácide 27,5-8

1 Corintios 15,54-58

Lucas 6,39-45

Mons. Ruy Rendón L.

Este domingo, previo al inicio de la Cuaresma, la palabra de Dios nos ofrece algunos puntos de meditación que, sin duda, nos ayudarán a fortalecer más nuestra vida cristiana.

En primer lugar, Jesús en el evangelio nos pregunta: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?”. Estas preguntas, un tanto retóricas, nos ayudan a entender mejor algo que todos sabemos perfectamente. En las relaciones interpersonales y en los ámbitos formativos donde se brinda acompañamiento a personas, qué importante es guiar, ayudar y enseñar, con el ejemplo. No sólo con teorías y palabras, sino sobre todo con el testimonio de vida, que brota de personalidades maduras, humana y cristianamente hablando.

En segundo lugar, nuestro Señor nos recuerda, por una parte, la facilidad que tenemos para detectar los errores, vicios, y pecados de los demás, y, por otra parte, la dificultad para darnos cuenta de nuestros propios defectos y limitaciones. Somos muy ágiles para hablar, criticar y juzgar al prójimo que se equivoca; sin embargo, cuando se trata de analizar nuestra conducta, no tan fácilmente reconocemos la miseria que envuelve nuestra vida: “¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?”. Jesús nos invita a cambiar primero nosotros, para así poder luego ayudar al hermano que se ha equivocado: “Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.

Por último, el evangelio concluye con una maravillosa frase dicha por nuestro Señor: “La boca habla de lo que está lleno el corazón”. Ya Dios en la primera lectura nos decía algo semejante: “la palabra muestra la mentalidad del hombre”. Así es, hermanos y hermanas, ¿Quieres conocer a una persona? ¿Quieres conocer lo que hay en el corazón del hombre? Escucha lo que dicen sus palabras, atiende sus expresiones, fíjate en su tono de voz, ten en cuenta los temas más frecuentes de su conversación… “El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón…”. Este tema de meditación nos debe ayudar a resaltar la importancia que tiene la formación interior, la formación del corazón del hombre, ya que del corazón brotan las buenas y las malas intenciones, las buenas y las malas palabras, las buenas y las malas acciones.

No puedo terminar esta reflexión sin destacar y felicitar a la comunidad de sordos que, día a día, sin poder pronunciar palabra alguna, con el lenguaje no verbal, con el lenguaje de señas, expresan la grandeza y la bondad de su corazón. Un saludo fraterno a nuestras hermanas y hermanos sordos. La Iglesia las y los abraza con amor.

Pidamos al Señor, en la eucaristía dominical, que nuestra vida produzca frutos buenos; frutos de justicia, de amor y de paz. Así sea.

¡Que tengan un excelente domingo!

Monseñor Ruy Rendón Leal. Arzobispo de Hermosillo.

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