Así como llegamos a este plano sin saber nada, ni cómo llegamos, igual, un día, nos vamos. Durante nuestro tiempo aquí aprendemos tantas cosas que con el transcurrir de nuestra vida, nos damos cuenta que poco o nada sirven. Así que pasamos una parte de nuestra vida creyendo que aprendemos conocimientos que nos sirven, otra parte descubriendo paso a paso que lo que aprendimos no servía tanto o nada, para después tratar de desaprender lo aprendido y darnos cuenta que el conocimiento que realmente necesitábamos, estaba ya dentro de nosotros y solo debíamos recordarlo y usar la reflexión de lo vivido para integrar el conocimiento real a nosotros antes de partir de aquí.
Si eres joven, lo más probable es que no comprendas lo que acabas de leer, si eres maduro de edad, probablemente sólo una parte y si eres ya mayor, tal ves te hizo algo de sentido. Pero sin importar tu edad, si has aprendido de espiritualidad y la has puesto en práctica, comprendes un poco más a que me refiero.
Cuando te das cuenta de que, durante tu tiempo de vida, has perseguido objetivos triviales, sin importancia y banales, es frustrante; lo es por nuestra percepción del tiempo y de lo que éste significa para todos. Piensas que perdiste tanto tiempo… Cuando comprendí que todos y cada uno venimos con un plan general de vida, lo que le llaman proceso, encontré comprensión de a que vine y que debía aprender. Cada persona en este momento tiene diferentes procesos y no importa si son amigos cercanos o familiares cercanos, cada quien tiene planes generales de lo que vino a aprender a la “vida” y las situaciones a las que se enfrentará o otras personas, serán sus maestros reales, no los padres ni los profesores de la escuela y la universidad. Cuando comprendí que cada quien tiene procesos muy particulares y que cada uno está en etapas diferentes de su proceso, aprendí a respetarles y con ello dejé de enojarme e incluso de odiarles por sus interacciones con mi persona o debiera decir mi personaje. De hecho, empecé a darme cuenta que aquellos que me provocan problemas o me atacaban según yo, en realidad eran maestros para aprender de mí, es decir, conocer más de mí esencia.
Ahora, cuando me topo con alguien que me discute, busca pelear, se molesta, me dificulta las cosas en la escuela, trabajo, en el tráfico matutino, me envidia, le caigo mal, me bloquea en diferentes aspectos, etc. Sé dos cosas, está en cierto punto de su proceso y es un maestro para mi proceso al dificultarme las cosas, debo poner atención y reflexionar sobre lo que la vida quiere enseñarme a través de esa persona, la cual no es ni buena ni mala, sólo está reaccionando a lo que ha aprendido de la vida y lo que me molesta de dicha persona a mí, en realidad, está mostrándome un espejo de lo que yo soy hasta ese momento. Mientras lo que a esa persona le molesta de mí, es un espejo de lo que tiene que arreglar en si misma. Por eso se dice que, sin importar nuestra edad, somos alumnos y maestros durante todo el tiempo que dure nuestra estancia en esta dimensión.
Entonces, cuando me topo con alguien que me molesta su proceder, que “no me cae bien”, etc. Ahora entiendo que es un maestro y que tiene algo que enseñarme de mí y que debo poner mucha atención a la enseñanza que esa persona tiene para mí. No es un enemigo, es un aliado. Por lo tanto, ya no lo percibo negativo y mi perspectiva cambia, y con ella, también cambia mi energía. Esto, a nivel inconsciente, lo siente esa persona, sintonizándose su energía con la mía. Entonces lo que era tenso, cambia, algunas veces de forma paulatina nos sentimos menos mal el uno con el otro y otras hasta cambia de inmediato. Depende también del grado en que ambos hayamos avanzado en nuestros respectivos procesos de aprendizaje de vida.
Hay muchos aspectos que debemos aprender de la espiritualidad y el más importante, es que el miedo no existe, que es algo que aprendimos. Normalmente el miedo más grande de la mayoría de las personas es el miedo a la muerte, ya que conscientemente no sabemos si existe algo más allá de morir. Las religiones nos pregonan sus respectivos conceptos sobre lo que existe después de dejar el cuerpo, pero solo son sus historias y solo escogemos creerlas o no… No nos consta y no pueden comprobárnoslas. Por lo que entonces, se anida en quienes creen o no, dichas narrativas, la duda. Misma que a todos carcome y está por ahí guardada en la profundidad del subconsciente, saliendo a flote dependiendo de la situación o experiencia que estemos viviendo.
Curiosamente, para algunos aspectos de la vida somos muy prácticos, pero para otros, como el caso de desencarnar, no lo somos para nada. Sabemos que todos nos vamos a ir, pero no nos entrenamos para hacerlo lo mejor posible. También sabemos que nuestros seres queridos van a marcharse en su momento, pero nos aferramos a no dejarlos ir. Ni siquiera con los que ya están muy mayores y que incluso se encuentran en situaciones físicas que los hacen sufrir por sólo estar aquí. A ese aferramiento, en la espiritualidad se le llama apego y no solo es con la vida de uno ni de la de nuestros seres queridos, porque, hay apegos materiales y situacionales. Y aunque todo a nuestro alrededor cambia continuamente y vemos cómo hasta los imperios nacen, se desarrollan, llegan a su culmen, se rompen por dentro y se acaban… Seguimos, la mayoría no sabiendo aprender de las enseñanzas que nos proporciona la vida, temiendo la muerte, apegándonos a todos y a todo lo que amamos o codiciamos y no alcanzamos a entender la fuerza que existe en soltar, dejar ir.
Por eso, nos dicen de muchas maneras que lo que llamamos vida, es una simulación que no es real, pero se siente tan real que te la quedas. Crees que eres el cuerpo, la persona que lleva lo que consideras que es tu nombre y hasta piensas que en el otro lado de la vida también te llamas como aquí. Para entender la espiritualidad, debemos entender el concepto de que somos energía consciente y aquí, aplica perfectamente esa frase que reza: La energía no se produce ni se destruye, solo se transforma. Por lo tanto, no mueres te transformas, lo que quiere decir que exististe antes de venir a vivir esta vida y que has vivido otras vidas, de las cuales tienes aprendizajes integrados en tu esencia, por eso, hay conocimientos que nunca los aprendiste aquí, venían contigo a pesar que al llegar aquí, te borraron la memoria de todas las vidas que has vivido, para que no interfieran con tu vida aquí o que interfieran menos. ¿Por qué traemos conocimientos de lo aprendido en otras vidas, si no las recordamos? Porque aquello que experimentaste y lo reflexionaste se integra al cien porciento a la esencia misma de tu espíritu y eso, no se puede borrar. Solo no recuerdas dónde, cuándo y cómo lo aprendiste. Por esto, es que la muerte no existe. 1CP