A pesar de no operar en el mismo sitio, existen dos cantinas históricas en la ciudad de Hermosillo que hasta la fecha sacian la sed de sus clientes y brindan noches de diversión.

Lee también: Conoce a las hermosillenses que triunfaron en Hollywood en los años 30

El cronista municipal, Ignacio Lagarda Lagarda, dio a conocer que uno de ellos es la cantina La Central, que actualmente se llama El Gandarita, mismo que en el año 1905 anunciaba que vendía vinos y licores de marcas extranjeras.

“Estaba localizado enfrente de la Plaza Hidalgo, frente al edificio que actualmente es del Instituto Sonorense de Cultura, el señor Ignacio Salgado era el que gerenciaba esa cantina”, relató.

Además de ofrecer una gran variedad de bebidas, la taberna tenía billar y era reconocida por ofrecer los mejores coñacs, whiskeys y bebidas preparadas de todo Hermosillo.

Con el paso de los años, el lugar donde se encontraba la cantina La Central, fue ocupado por otra cantina llamada El Tecolote y después otro que se llamó Las Quince Letras.

“Después el bar fue administrado por un señor que se llamaba Francisco Gándara, quien lo cambió a la calle Abasolo 24, entre Serdán y Chihuahua, donde actualmente es El Gandarita”, dijo.

A decir del especialista, Francisco Gándara era hijo del señor Francisco Gándara, que desde el siglo pasado tenía un almacén donde vendía mezcal traído desde Ures, por ello conocía del negocio de la venta de licores.

Posteriormente, su hijo Manuel Gándara Monroy administró el negocio, después su nieto Francisco Gándara López y hoy en día, a decir de una de las personas del lugar, el propietario actual es el cantante hermosillense Yahir, que lo compró para que lo administrara uno de sus tíos.

“La Bohemia” fue vendida con todo y su perro guardián

Por otro lado, la otra cantina histórica que sigue operando actualmente es La Bohemia, la cual fue inaugurada el 28 de mayo de 1908 por don Pedro Miranda y estaba en la esquina de la calle Comonfort y Obregón, que antes se llamaba Tampico.

“Exactamente donde hoy en día es el Edificio Alonso, enfrente de la Plaza Alonso Vidal, el primer piso del edificio estaba la cantina, en 1912 se cambió enfrente, por la calle Obregón, en la acera donde está la Plaza Alonso Vidal”, explicó.

Para esos años, la cantina contaba con un moderno boliche donde las personas iban a jugar mientras consumían bebidas alcohólicas, como whiskeys europeos y todo tipo de bebidas de lujo norteamericanas e internacionales.

Una de las historias del lugar dice que en el año 1967 se demolió ese sector para dar lugar a la Plaza de la Bandera y durante los trabajos ocurrió un accidente, donde un jornalero y uno de los trabajadores de la construcción llamado Raúl Murrieta, quedó enterrado entre los escombros de la cantina.

“En aquel tiempo era tan buena la botana que ofrecía La Bohemia que algunas familias mandaban a sus maridos a que llevaran la comida, comprar la botana para llevarla a casa como comida, era tan famosa que las señoras pasaban a recogerlos para que los empleados salieran a entregarles la botana”, dijo.

También fue una cantina que durante la época de Carnaval antes de 1957, todas las personas llegaban a la cantina para convivir, debido a que se encontraba dentro del Centro de Hermosillo.

Este lugar era famoso, debido a que por fuera de las instalaciones siempre estaba un perro pastor alemán llamado “Úrsulo”, que el dueño de la cantina tenía como mascota y este siempre estaba como una especie de guardián en la puerta.

“Cuando fue derrumbado el edificio en 1967 para dar lugar a la Plaza Hidalgo, la cantina fue adquirida por el señor Alejandro Robles, quien había sido empleado ahí desde 1942, pero al comprarla, compró el derecho de la cantina y la cambió de lugar”, señaló.

Lagarda Lagarda agregó que fue así como se encuentra en su lugar actual, en las calles Comonfort hacia el callejón y uno de los datos más curiosos, es que la cantina fue comprada junto a su guardián Úrsulo.

En el año 2005, don Rodolfo Ontiveros, quien fue uno de los clientes más antiguos la compró y es actualmente el propietario de la cantina La Bohemia, en el callejón que se le conoció por muchos años como “El Callejón del Burro”.