/ lunes 8 de mayo de 2023

Paréntesis | Reseña literaria: Entre el fetichismo y la sociología

Manuel Llanes nos comparte sus impresiones sobre el libro Los genios (2023) de Jaime Bayly y aprovecha para hacer alusión a la experiencia de escritores del boom latinoamericano y los límites entre la ficción y la realidad 

Mario Vargas Llosa ingresa en la Academia de la Lengua de Francia y Gabriel García Márquez se convierte en el escritor en lengua española más traducido, por encima de Cervantes. Todo lo anterior ocurre en el mismo año que la editorial española Galaxia Gutenberg publica la más reciente novela del peruano Jaime Bayly (Lima, 1965).

Los genios (2023) es la historia de la decadencia de la amistad entre ambos autores, contada por medio de una prosa puesta al servicio de la prensa del corazón. Bayly se centra en los aspectos sociológicos que rodean la carrera de aquellos y en el papel trascendental que juega en su éxito la agente española Carmen Balcells, la impulsora de esa promoción de escritores llamada boom hispanoamericano. El resultado es una novela cómica que hace reír por medio de un retrato poco favorecedor de esos dos señores personajes, cuyo único amor incondicional fue la literatura… y la fama.

Lee también: Paréntesis | Librería Hypatia: Restauración, de Ave Barrera

Da igual la nota que la editorial incluye en la página legal de la novela “Este libro no es un texto histórico ni una investigación periodística. Es una novela, una obra de ficción, que entremezcla unos hechos reales, históricos, con unos hechos ficticios que provienen de la inventiva del autor”. Buena parte de los lectores, ya se sabe, lo interpreta todo de forma literal. Si hasta la Biblia es interpretada de forma literal y buena parte de los creyentes vive con el corazón en un puño, mientras espera que toque la trompeta el primero de los ángeles y haya granizo y fuego, mezclados con sangre, y que sean arrojados a la tierra: se abrase la tercera parte de la tierra, se abrase la tercera parte de los árboles y se abrase toda la hierba verde, en palabras de San Juan. Si parece que escucho a la gente decirme que esto “¡Ya está pasando! ¿No ves?”.

Acaso lo más importante sea distinguir entre el fetichismo literario y la necesidad de representar de forma sistemática los entretelones del boom. Es mucho lo que puede aprenderse del mundo editorial después de la lectura de una crónica como “Las uvas estaban verdes” de Vicente Leñero, quien cuenta precisamente su mala experiencia como representado de Balcells. Sería un error imponer ese objetivo a un libro como el de Bayly, quien juega alegremente a pasarse de la raya, como un ventrílocuo con unos muñecos muy laureados.

La novela alimenta un debate interesante relacionado con los llamados límites de la ficción. Con astucia, Bayly representa la intimidad de dos autores cuya obra desafía de manera constante esos límites. Ahí está La tía Julia y el escribidor, por ejemplo. García Márquez está muerto y Vargas Llosa es un defensor de esa supuesta potestad de lo literario para incordiar y ofender, así que Bayly debe estar tranquilo.

Historia personal del “boom” (1972) de José Donoso cumple en 2023 nada menos que 51 años de su publicación. En 2019 aparece una reedición de Aquellos años del boom (2014) de Xavi Ayén. Habría que analizar lo que puede haber de redundante en Los genios si la comparamos con el texto autobiográfico de Donoso y el trabajo periodístico de Ayén.

Ahora, si nos centramos en la narrativa, hay dos momentos en que la novela nos queda debiendo. Vargas Llosa y su equipo están en Santo Domingo para la filmación de la adaptación cinematográfica de su novela Pantaleón y las visitadoras. El narrador nos anuncia la llegada al lugar de la actriz Katy Jurado, cuya belleza perturba a Vargas Llosa, quien la describe como “un ciclón, un huracán”. Acto seguido el narrador nos anuncia que al lugar está por llegar, sin que Vargas Llosa lo sospeche, un tifón real, de nombre Eloísa. Bayly fomenta unas expectativas altísimas pero luego no relata lo que ocurre durante el temporal, solo nos informa de sus resultados sin el menor dramatismo. Algo parecido ocurre cuando la pareja de Vargas Llosa sorprende a éste y a Jurado en un momento comprometedor. Bayly no parece interesado en explayarse en los detalles de esa escena, algo muy llamativo en un libro que hace de la sexualidad uno de sus pilares.

En Descanso de caminantes (2001), la edición de los diarios de Adolfo Bioy Casares, hay una nota apropiada para el caso: “Me gustan los chismes; entre ellos están las futuras anécdotas. ‘I love gossip’, dijo Henry James”. Desde luego, no son los únicos.

Mario Vargas Llosa ingresa en la Academia de la Lengua de Francia y Gabriel García Márquez se convierte en el escritor en lengua española más traducido, por encima de Cervantes. Todo lo anterior ocurre en el mismo año que la editorial española Galaxia Gutenberg publica la más reciente novela del peruano Jaime Bayly (Lima, 1965).

Los genios (2023) es la historia de la decadencia de la amistad entre ambos autores, contada por medio de una prosa puesta al servicio de la prensa del corazón. Bayly se centra en los aspectos sociológicos que rodean la carrera de aquellos y en el papel trascendental que juega en su éxito la agente española Carmen Balcells, la impulsora de esa promoción de escritores llamada boom hispanoamericano. El resultado es una novela cómica que hace reír por medio de un retrato poco favorecedor de esos dos señores personajes, cuyo único amor incondicional fue la literatura… y la fama.

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Da igual la nota que la editorial incluye en la página legal de la novela “Este libro no es un texto histórico ni una investigación periodística. Es una novela, una obra de ficción, que entremezcla unos hechos reales, históricos, con unos hechos ficticios que provienen de la inventiva del autor”. Buena parte de los lectores, ya se sabe, lo interpreta todo de forma literal. Si hasta la Biblia es interpretada de forma literal y buena parte de los creyentes vive con el corazón en un puño, mientras espera que toque la trompeta el primero de los ángeles y haya granizo y fuego, mezclados con sangre, y que sean arrojados a la tierra: se abrase la tercera parte de la tierra, se abrase la tercera parte de los árboles y se abrase toda la hierba verde, en palabras de San Juan. Si parece que escucho a la gente decirme que esto “¡Ya está pasando! ¿No ves?”.

Acaso lo más importante sea distinguir entre el fetichismo literario y la necesidad de representar de forma sistemática los entretelones del boom. Es mucho lo que puede aprenderse del mundo editorial después de la lectura de una crónica como “Las uvas estaban verdes” de Vicente Leñero, quien cuenta precisamente su mala experiencia como representado de Balcells. Sería un error imponer ese objetivo a un libro como el de Bayly, quien juega alegremente a pasarse de la raya, como un ventrílocuo con unos muñecos muy laureados.

La novela alimenta un debate interesante relacionado con los llamados límites de la ficción. Con astucia, Bayly representa la intimidad de dos autores cuya obra desafía de manera constante esos límites. Ahí está La tía Julia y el escribidor, por ejemplo. García Márquez está muerto y Vargas Llosa es un defensor de esa supuesta potestad de lo literario para incordiar y ofender, así que Bayly debe estar tranquilo.

Historia personal del “boom” (1972) de José Donoso cumple en 2023 nada menos que 51 años de su publicación. En 2019 aparece una reedición de Aquellos años del boom (2014) de Xavi Ayén. Habría que analizar lo que puede haber de redundante en Los genios si la comparamos con el texto autobiográfico de Donoso y el trabajo periodístico de Ayén.

Ahora, si nos centramos en la narrativa, hay dos momentos en que la novela nos queda debiendo. Vargas Llosa y su equipo están en Santo Domingo para la filmación de la adaptación cinematográfica de su novela Pantaleón y las visitadoras. El narrador nos anuncia la llegada al lugar de la actriz Katy Jurado, cuya belleza perturba a Vargas Llosa, quien la describe como “un ciclón, un huracán”. Acto seguido el narrador nos anuncia que al lugar está por llegar, sin que Vargas Llosa lo sospeche, un tifón real, de nombre Eloísa. Bayly fomenta unas expectativas altísimas pero luego no relata lo que ocurre durante el temporal, solo nos informa de sus resultados sin el menor dramatismo. Algo parecido ocurre cuando la pareja de Vargas Llosa sorprende a éste y a Jurado en un momento comprometedor. Bayly no parece interesado en explayarse en los detalles de esa escena, algo muy llamativo en un libro que hace de la sexualidad uno de sus pilares.

En Descanso de caminantes (2001), la edición de los diarios de Adolfo Bioy Casares, hay una nota apropiada para el caso: “Me gustan los chismes; entre ellos están las futuras anécdotas. ‘I love gossip’, dijo Henry James”. Desde luego, no son los únicos.

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