/ lunes 31 de octubre de 2022

Asústame | El sueño profundo

El cansancio, la sensibilidad o entes del más allá, pueden acercarse y visitarnos, bromear, molestar o llevarnos a tener una experiencia paranormal… ¿Te ha pasado?

Sólo recuerdo que no me podía mover… Tenía el cuerpo completamente paralizado, aunque no se sentía, como si mi cerebro fuera incapaz de enviar las indicaciones a mi cuerpo. No… Era una pesadez y un entumecimiento, como si mis brazos y piernas estuvieran atadas por un lazo invisible y espectral. Sentí miedo…

Era una hora donde reinaba el silencio, como siempre sucede en estos casos, cuando una energía o ente, fuera de ti, aprovecha las sombras de la noche para perturbar tus sueños, para mantenerte fijo mientras sus manos gélidas se posan sobre tu pecho o tus hombros. Te deja inmóvil…

Con cada segundo que pasaba mi ansiedad iba creciendo; me perturbaba pensar que sería incapaz de liberarme de aquel verdugo. Estaba en mi cama, era mi habitación, mi lugar seguro… Tenía que ser capaz de vencerlo, tenía que ser capaz de despertar.

Lee también: Asústame | Un sonido de aviso de despedida

Recuerdo haber agotado hasta el último músculo tratando de soltarme. Sabía que estaba dormido y que debía despertar porque el miedo hundía sus garras en mi mente cada vez más y más. Pero todo esfuerzo seguía siendo inútil. Todo intento por hablar o por gritar incluso, quedaba ahogado en ese espacio atemporal.

No sé cómo lo logré… No sé a qué fuerza invoqué, pero de pronto estaba despierto, o al menos me sentía consciente de que había salido del trance, pero no recuperé el movimiento. Mi cuerpo seguía sujeto a aquella fuerza que me sobrepasaba. Entonces noté que seguía soñando, había despertado de un sueño dentro de otro sueño.

Un juego retorcido de ser, que me había llevado hasta el sueño profundo para aprisionarme. Todo seguía en el silencio absoluto, pero la oscuridad ya no se sentía tan densa. Comencé de nuevo a luchar por despertarme, por salir de esa zona que me infligía miedo, ansiedad y terror. Una parálisis de sueño tan potente que me estaba ahogando.

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Cuando por fin desperté, sentí el cuerpo pesado y mis músculos contraídos, desgastados por aquel forcejeo que quizá duró apenas unos minutos, pero que para mi mente pareció una eternidad y se sintió como si aquella oscuridad buscara devorar mi existencia.

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Sólo recuerdo que no me podía mover… Tenía el cuerpo completamente paralizado, aunque no se sentía, como si mi cerebro fuera incapaz de enviar las indicaciones a mi cuerpo. No… Era una pesadez y un entumecimiento, como si mis brazos y piernas estuvieran atadas por un lazo invisible y espectral. Sentí miedo…

Era una hora donde reinaba el silencio, como siempre sucede en estos casos, cuando una energía o ente, fuera de ti, aprovecha las sombras de la noche para perturbar tus sueños, para mantenerte fijo mientras sus manos gélidas se posan sobre tu pecho o tus hombros. Te deja inmóvil…

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Recuerdo haber agotado hasta el último músculo tratando de soltarme. Sabía que estaba dormido y que debía despertar porque el miedo hundía sus garras en mi mente cada vez más y más. Pero todo esfuerzo seguía siendo inútil. Todo intento por hablar o por gritar incluso, quedaba ahogado en ese espacio atemporal.

No sé cómo lo logré… No sé a qué fuerza invoqué, pero de pronto estaba despierto, o al menos me sentía consciente de que había salido del trance, pero no recuperé el movimiento. Mi cuerpo seguía sujeto a aquella fuerza que me sobrepasaba. Entonces noté que seguía soñando, había despertado de un sueño dentro de otro sueño.

Un juego retorcido de ser, que me había llevado hasta el sueño profundo para aprisionarme. Todo seguía en el silencio absoluto, pero la oscuridad ya no se sentía tan densa. Comencé de nuevo a luchar por despertarme, por salir de esa zona que me infligía miedo, ansiedad y terror. Una parálisis de sueño tan potente que me estaba ahogando.

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Cuando por fin desperté, sentí el cuerpo pesado y mis músculos contraídos, desgastados por aquel forcejeo que quizá duró apenas unos minutos, pero que para mi mente pareció una eternidad y se sintió como si aquella oscuridad buscara devorar mi existencia.

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