En su trayectoria como músico el hermosillense Jovan Guerra Carranza, ya perdió la cuenta, pero cree que supera los 60 países que ya pudo conocer, y haciendo lo que más le gusta que es hacer música y detrás de los tambores de su batería recorre el mundo a bordo de un gran crucero, como parte del staff de entretenimiento de esa “Ciudad flotante”.
El baterista actualmente trabaja para la Compañía “Celebrity Cruises”, que tiene varios cruceros que recorren todo el mundo, en donde le ofrece a sus clientes una experiencia inigualable a bordo, con todas las comodidades y opciones de entretenimiento muy diversas y desde Hermosillo, Jovan marca el ritmo de la música que les hace mover los pies.
“‘Celebrity Cruices’ es una compañía de Estados Unidos que viaja por todo el mundo. Empecé con amigos de acá de Hermosillo hace dos años, mandamos varios correos, contactamos diferentes empresas y Celebrity nos contestó, quedamos y lo particular de esto fue que en dos semanas teníamos que irnos, empezamos a hacer los trámites en medio de la pandemia, pasaporte, exámenes médicos, viajamos a México y Guadalajara fue toda una aventura”, relata Jovan.
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La vida arriba del barco es abrumadora, todo marcha bien cronometrado, hay que seguir siempre las reglas, cumplir con los horarios de presentaciones y mantener siempre una compostura como empleado de una compañía de tanto prestigio, pero todo tiene sus recompensas, unos buenos sueldos, la oportunidad de recorrer el mundo y seguir haciendo la música que le gusta.
El día a día arriba del barco
“Tu día a día, por ejemplo, puedo ir a desayunar, hay buffet para los trabajadores, no pagamos por comida y por mi posición yo tengo acceso también a los buffets de los ‘guest’ en la parte de arriba, ahí hay más variedad y siempre están cambiando las cosas y en general está más rico, voy al gimnasio al de los turistas, que está mucho mejor. Me dan mis horarios desde el principio del crucero, entonces puedo programarme para hacer mis actividades”, aclara el baterista.
La cabina o camarote donde duerme es muy pequeña, que se tiene que compartir con otra persona, tienen literas adentro, cada una tiene su televisión, tiene su privacidad, su cortinas, su closet y el baño; hay áreas de entretenimiento para los empleados, hay bares, tienen su “oxxito”, salas de juegos, áreas de fumadores, siempre hay cosas que ver o hacer.
“Hay muchas actividades dentro del barco, recursos humanos organiza cosas, deja utilizar las albercas, muchas veces el staff hacen rifas, bingo, hacen juegos, celebran el Día Internacional de la Mujer, el Día del Amor y la Amistad, la Navidad, trabajas 10 días y van haciendo ciertas escalas y es ahí donde podemos bajar los músicos a conocer el sitio a donde llegamos” aclara Jovan..
La última ruta del crucero
La última ruta que hicieron empezaron en Canadá, de ahí fueron rumbo a Hawai, luego una escala en la Polinesia Francesa, pasando eso fueron otros diez días de mar, por todo el pacífico, no se ve nada más que agua, hasta que por fin llegaron a Singapur y de ahí brincaron a algunas islas de Tailandia, y así hasta completar 12 días de travesía llegaron a Hong Kong.
“Los puntos que he visitado desde el principio fue en el Caribe, de los lugares que más me han gustado, Miami, Puerto Rico, de ahí cruzamos hacia Europa, fuimos a Finlandia, a Noruega, a Suiza, estuvimos en Francia, desembarcamos a dos horas de París y tuvimos la chance ese día para tomar el tren e ir a París, después fuimos en España, Portugal; en el siguiente contrato me subí en Canadá, en Vancouver, Hawai, después fui a Nueva Zelanda y Australia”, relató.
Jovan ha estado en muchas áreas del planeta, le falta África y la Antártida, aunque eso tendrá que esperar porque ya tiene programada su siguiente salida; por ahora que está en Hermosillo de descanso, para estar con sus amigos y familia, y de ahí saldrá el 9 de julio rumbo al Mediterráneo por un espacio de 4 meses, llegará a Grecia, Italia, Francia, Turquía y Portugal y regresa a casa hasta noviembre.
El amor y la distancia
Estando en altamar tanto tiempo y conociendo gente de todo el mundo, suelen darse encuentros de gente de manera muy singular; por ejemplo él tuvo una novia inglesa y la fue a visitar a Londres y ella vino un par de veces a México, pero es complicado, la distancia, la soledad, se tienen que adaptar a las circunstancias, además una embarcación de esas magnitudes lleva miles de personas a bordo.
“Más que nada, adentro del barco son muchos trabajadores, la dinámicas sociales son muy diferentes en el barco, porque estás viendo mucha gente todos los días, hay mujeres de todas partes del mundo, y se llegan a dar las clásicas historias de amor, eso es muy normal en las historias de barco, 'los amores de barcos', lo que duran los contratos, el amor de verano, lo que dura el viaje y después puede que el destino los lleve por caminos diferentes”, confiesa el hermosillense.
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Sin duda se gana bien y si les gusta ese ambiente, si se adaptan a las circunstancias de vida arriba de un barco es un trabajo benevolente, tienen alimentación, servicio de lavandería o hay gente que no se gasta ni un peso arriba, no toma, no compra nada, están trabajando y solo se enfocan en eso, aclara Jovan, que se da mucho con la gente de origen asiático.
“Ya depende de la cultura, la asiática, la filipina, que de filipinos está llenísimo, como androides, desayunan, trabajan, cenan y se van a dormir religiosamente, no les da para bajar, no tienen tiempo. Mi posición es de las mejores, que es la que te da más libertad de conocer, yo también entré ahí por el dinero, pero lógicamente vamos a conocer, vamos a viajar. Es pesado, todos tus proyectos en casa los pausas, en fin, es como todo, el trabajo perfecto no existe, esto no es para cualquiera”, finalizó.
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