Falta menos de un mes para la ejecución de Melissa Lucio, primera mexicana sentenciada a muerte de los Estados Unidos, en un caso polémico que en palabras de expertos en materia jurídica y forense, “ha estado plagado de inconsistencias”.
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Melissa de 53 años está acusada por el Estado de Texas de matar a golpes a su hija Mariah de 2 años, en febrero del 2007. Sin embargo, la prisionera estadounidense pero de origen mexicano, alegó que la infante tenía dificultades para caminar por un defecto de nacimiento en sus piernas, y que debido a esto, cayó por una escalera larga y empinada que daba acceso a la vivienda donde se estaban mudando.
Los hijos de la sentenciada dijeron que su madre se pasa todo el día llorando, tiene “mucho miedo de morirse”. La ejecución será con una inyección letal, tras ser condenada en 2008.
“No es culpable de lo que la acusaron” comentó John Lucio, primer hombre de los 14 hijos que tiene Melissa. Dijo tener “fe” pues consideró que puede conseguir un indulto por parte del gobernador de Texas, Greg Abbot, luego del respaldo que obispos católicos y más de 80 congresistas. Todos ellos piden parar la ejecución, pues el juicio contiene varias irregularidades.
Los abogados de Melissa presentaron una petición de clemencia, pues los cuatro jurados encargados del caso nunca escucharon el interrogatorio completo de la sentenciada, informó Abraham J. Bonowitz de la organización de Death Penalty Action.
Otro hijo de la reclusa, Robert Álvarez, agregó que al momento del interrogatorio de su madre, los policías de Harlingen, no le dieron agua ni comida por 6 horas, lo cual calificó como un método de tortura.
John por su parte indicó que al enterarse de la noticia (la sentencia de muerte) pasó varios días sin comer, y sin ganas de hablar con alguien. Pero actualmente se encuentra animado “Tengo mucha fe, yo sé que algo bueno va pasar”.
La petición presentada ante el Consejo de Indultos y de Libertad Condicional de Texas y ante el Gobernador del Estado, Greg Abbot, cuenta con declaraciones de siete expertos, entre ellos médicos forenses y científicos.
"Es una persona que fue condenada durante un proceso que no tuvo las garantías de debido proceso, que estuvo contaminado por discriminación, por pruebas falsas, por testimonios que no tenían los índices de validez científica necesarios", sentenció en una rueda de prensa la directora del Centro para la Pena de Muerte en el Mundo de la Cornell University, Sandra Babcock, quien también es una de las abogadas de Melissa Lucio.
Los expertos que han comentado el caso a favor de Melissa, dicen que la sentencia está basada en una confesión poco fiable y en “pruebas falsas”. Dos días después del accidente de la niña, tras mostrar señales de cansancio y falta de apetito, murió mientras dormía en su nuevo domicilio.
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Cuando los servicios de emergencia llegaron a la casa de Lucio, dudaron de las explicaciones sobre las lesiones que presentaba la menor, ya que la casa donde se encontraban tenía dos pequeños escalones. Sin embargo, la madre no logró concretar que las heridas de la infante, eran causadas por las escaleras de su anterior residencia, detalle que se omitió en la sentencia de 2008.
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