Una de las jóvenes que han demostrado carácter y ganas por salir adelante es Angélica Barraza Félix, quien, a pesar de experimentar varias dificultades en su camino, pudo superarlas, y convertirse así, en un ejemplo de vida.
La joven de 28 años, contó para El Sol de Hermosillo, cómo tuvo que adaptarse a una discapacidad, al perder uno de sus brazos a la edad de 11 años, para posteriormente, convertirse en una atleta campeona paralímpica.
Hermosillense de nacimiento, Angélica se fue a vivir a la zona costera de esta capital y luego a unos campos ubicados en el municipio de Nogales, pues su mamá trabajaba en actividades relacionadas a los cultivos.
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Ella se encargaba de cuidar a sus hermanos, la casa y siempre fue responsable de organizar todo; sin embargo, un accidente automovilístico le cambiaría la vida.
“A los 11 años tuve mi accidente automovilístico, vivía en un campo donde teníamos que salir a la ciudad por el mandado, entonces había una empresa que siempre mandaba un camión de transporte, nosotros nos subimos y da la casualidad que era cumpleaños de mi hermano, nos fuimos a comprar un pastelito, resultó que el señor iba borracho”, abundó.
El camión terminó volcado, Angélica debajo de los hierros y con su brazo derecho destrozado. Los tripulantes menos heridos levantaron el vehículo y fue así como pudo salir, para después ser trasladada a un hospital de Nogales.
La vida postaccidente fue muy complicada, sobre todo cuando se trataba de relacionarse con los niños de la escuela, quienes tenían muy arraigada la discriminación y las burlas hacia las personas que les faltaba una extremidad.
“Fue un golpe porque, para empezar, cuando regresé ya con la amputación, yo notaba la diferencia de mis compañeros, amigos, yo quería salir a jugar futbol y así, mis amigos me veían raro o la familia o los conocidos me veían raro, y como era algo desconocido para ellos entonces no me trataban normal, me aislaban, yo como niña no entendía lo que pasaba realmente”, expresó.
Después de terminar la primaria, secundaria y andar cursando la preparatoria, Angélica se enteró que en el Centro de Usos Múltiples (CUM) se encontraba un entrenador para personas discapacitadas.
En compañía de algunos amigos, decidió inscribirse y bajo el entrenamiento de Ricardo Sierras, logró llegar a los Juegos Paralímpicos Nacionales en Guanajuato, donde ganó la medalla de bronce en la disciplina de lanzamiento de bala.
“Cuando yo fui a la competencia fue en Guanajuato en el 2012, ahí fue cuando me di cuenta de que yo era la más completa, porque yo no tenía el brazo derecho, pero había personas que no tenían los dos brazos, que no tenían las piernas, que incluso nomás tenían un brazo, que no nomás era yo con una discapacidad, si no que eran muchísimas personas luchando lo mismo que yo”.
A partir de ahí Angélica aprendió a aceptarse totalmente, siguió entrenando y participando en competencias hasta llegar a los paralímpicos de Querétaro, donde ganó dos medallas de oro, una en lanzamiento de bala y otra en jabalina.
En el 2018 fue galardonada con el Premio Municipal de la Juventud, así como el estatal, en un emotivo evento realizado en Palacio de Gobierno.
Después de ello, Angélica se retiró de las competencias, terminó la carrera de Administración de Empresas Turísticas y se certificó a nivel nacional para poder dar conferencias y talleres.
“Me quise enfocar en la cuestión, porque a mí me encanta platicar, dar consejos, ayudar a las otras personas que también se han sentido o que están en esa cierta oscuridad en donde yo estuve y darles un cierto camino”, aseveró.
Debido a la pandemia por el Covid-19, su emprendimiento fue pausado y actualmente se encuentra trabajando en un banco de la ciudad, a la espera de retomar el proyecto que tiene como objetivo ayudar a las demás personas.
¿Principal rasgo de tu carácter?
Determinada y visionaria.
¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?
Mi idea de felicidad es la paz, estar en mi casa, con un clima heladito, con un chocolatito caliente, ver la naturaleza, eso a mí me trae mucha tranquilidad.
¿Tu gran miedo?
El ponerme de cabeza, a eso le tengo mucho miedo.
¿Cuál es tu estado de ánimo actual?
Muy feliz, enfocada y disciplinada.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
En cuanto a comida, yo me daba cuenta que mis amigas se me quedaban mirando raro, es cuando pido una hamburguesa y al mismo tiempo me estoy comiendo un pie.
¿Persona a la que admiras?
Si es una persona famosa a Michel Obama y si es una persona cercana a mi abuelita.
¿Qué palabras o frases utilizas con más frecuencia?
Cuando tengo un mal día digo la frase: la felicidad no es un sentimiento, es una decisión.
¿Quién es el gran amor de tu vida?
Mi abuelita, ella fue la que me cuidó cuando recién tuve el accidente, todos los días me llevaba al seguro, me hacía desayuno, me daba cariños.
¿Qué talento te gustaría tener?
Me gustaría tener ese talento de ser conciliador, tener varios problemas y saber qué hacer.
Si pudieras cambiar una cosa de ti, ¿cuál sería?
La costumbre de comparar los avances de las demás personas con los míos.
¿Cuál crees que es tu mayor logro?
Tener un día terminado, levantarme en la mañana, hacer lo que tengo que hacer para lograr un objetivo y terminarlo.
¿Dónde te gustaría vivir?
Me gusta mi ciudad, pero si quiero una casa en otro espacio, en otro lugar, en el campo, con las plantas, naturaleza y demás.
¿Tu pasatiempo favorito?
Leer mucho, escuchar música y ver películas.
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¿Música favorita?
Me gusta mucho el pop, las Ha*Ash, las románticas, Reik, Paty Cantú.
¿Tienes algún lema?
Me gusta mucho el lema de John Maxwell: El pesimista se queja del viento, el optimista espera a que cambie, el líder arregla las velas, ¿cuál de los tres eres tú?
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