“Es fundamental visibilizar el abandono y exposición a riesgos en que viven miles de jornaleros y jornaleras a lo largo y ancho de las zonas agrícolas de todo el país”, aseguró Eduardo Calvario Parra, investigador de El Colegio de Sonora (Colson).
Durante el Seminario Situación de las personas jornaleras agrícolas del Noroeste de México y el Foro Construyendo diálogos por la inclusión y equidad: las personas jornaleras agrícolas en Sonora, destacó que se deben diseñar y ejecutar políticas públicas que mejoren la calidad de vida de esta población.
Agregó que las condiciones actuales de los campos no sólo limitan el bienestar de las personas jornaleras, también reproducen las condiciones de indefensión de sus derechos fundamentales y la vulnerabilidad física y social de sus familias en sus lugares de origen, tránsito y destino.
En el evento, María Gisela Espinoza Damián presentó el libro Vivir para el Surco. Trabajo y derechos en el Valle de San Quintín, en el cual menciona que los trabajadores asalariados del campo se ven orillados a moverse de un campo a otro para laborar todo el año.
“Como no se inscriben en el Seguro Social, el problema de las pensiones jubilatorias ha sido enorme, además sus redes de apoyo familiar están rotas, cuando llegan a adultos mayores no tienen respaldo o apoyo de seres queridos y debido al trabajo realizado en el campo sus cuerpos están desgastados a los 50 años”, dijo.
Por su parte, María Antonieta Barrón Pérez, destacó que para la segunda mitad del 2018 existían 3 millones de jornaleros en México, los cuales trabajan sin regulación de jornadas de trabajo y son víctimas de abuso y maltrato, pues no cuentan con ningún tipo de prestación.
Añadió que hasta 2018 el 7.5% de los trabajadores del campo están registrados en el Seguro Social y los estados de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Puebla, Estado de México, Michoacán, Oaxaca, Veracruz son los principales lugares de trabajo para este sector productivo en el país.
"No estamos pidiendo algo que no se pueda. Estamos pidiendo nuestros derechos, porque tenemos derecho a un trato digno, a que se nos respete, a que nos traten como personas, no como animales", expresó Yuriria Mora, jornalera agrícola.
La niña Nefris Ariadna Gómez Santiago compartió una reflexión escrita por ella sobre el trabajo de los jornaleros y cómo el resto de la población consume los alimentos que ellos cosechan, la cual realizó con el apoyo del colectivo Letras Migrantes, que encabeza Magda Rivera Carrillo.
Para finalizar el evento el niño Ricardo Martínez narró el cuento Perro sin dueño de la tradición oral triqui y el grupo de danza de niñas y niños triquis de la colonia Solidaridad y Café Combate interpretaron danzas tradicionales