Karina Elena Casas Montes es una mujer de 38 años, sobreviviente del cáncer de mama, quien, en 2018, al amamantar a su bebé encontró un bulto considerablemente grande en su seno izquierdo, el cual durante dos meses creyó que se trataba solamente de un conducto tapado por la lactancia.
“Cuando estás amamantando normalmente manipulas tus pechos y me sorprendió que, al momento de ponerme a mi bebé, en ese entonces de cuatro meses, en el seno izquierdo sentí un bulto y estaba muy grande. Cuando fui con un ginecólogo en Cananea, me revisó y me dijo que era un conducto tapado y que todo estaba bien, que siguiera con la lactancia y que pronto se me iba a destapar”, recordó.
La incertidumbre de no saber qué ocurría en su cuerpo, no le permitía continuar con sus actividades cotidianas, por lo que decidió contactar a su ginecóloga de confianza en Hermosillo, quien también le sugirió que continuara amamantando a su pequeño, ya que no tenía ningún problema de salud, pero al pasar los días todo empeoraba.
“El bulto me empezó a molestar, me dolía, me levantaba en la madrugada con molestias y también se me acumulaba la leche, me puse a extraérmela y entre otras cosas, pero no funcionaban y después de un mes la ginecóloga me dijo que me haría un ultrasonido y ella también me aseguró que era un conducto tapado, que no era nada malo”, dijo.
Karina Elena seguía presentando un dolor intenso en su pecho izquierdo, tan fuerte que no le permitía dormir por las noches, e incluso cuando lactaba a su niño notaba que estaba produciendo muy poca leche, tenía hinchazón con enrojecimiento y su pezón se estaba desviando.
“Todo esto que me estaba pasando en ese entonces, se podía confundir con el conducto tapado porque son los mismos síntomas y todo parecía que era eso y no había nada que sospechar sobre algo maligno. Cuando no podía dormir por el dolor, mi ginecóloga decidió hacerme una biopsia y al siguiente día me iba a hablar para conocer los resultados”, contó.
Confiada en las palabras de sus doctores, vivió durante dos meses pensando que el cambio en su pecho se debía por la leche acumulada, misma que había provocado que se formara ese bulto sensible en su seno, pero al acudir por los resultados se encontró con la noticia que nadie espera, ni desea escuchar: tenía dos tumores malignos y eran cancerígenos.
“Ese día, recuerdo que mi esposo estaba en Cananea trabajando y les pedí a mis papás que me acompañaran al consultorio de la doctora para conocer los resultados de la biopsia, y fue cuando nos dice que salieron tumores malignos. En ese momento sólo pensé en mi papá porque por cáncer de mama falleció su hermana; pero también pensaba en mis hijos y esposo, a quien le hablé por teléfono para darle la noticia, se puso muy mal”, relató.
Karina Elena se encontraba en una etapa avanzada de la enfermedad, en la 3 A de 4, pero con apoyo de sus tres médicos, familia y amigos buscó las fuerzas para lograr salir adelante, pero también le dio fortaleza y esperanza de vida el que no presentara metástasis, es decir, el cáncer no se expandió a otros órganos, lo cual fue para ella una gran ventaja y oportunidad de luchar contra el cáncer de mama.
“Al inicio siempre tenía en mente que me iba a morir, pensaba qué iba a pasar con mis hijos, pero después entendí que cáncer no es sinónimo de muerte, pues mis doctores siempre me dieron esperanzas, aunque al principio no les creía cuando me decían que todo iba a estar bien; piensas en lo peor”, expresó.
Asimismo, aun con su enfermedad y dolor en su pecho, Karina Elena amamantó a su bebé hasta el día de la cirugía de mastectomía radical, pues le parecía triste el quitarle la lactancia porque su niño apenas tenía pocos meses de haber nacido.
“El doctor me dijo que le quitara el pecho, pero se lo quité hasta un día antes de la operación, no podía quitarle la lactancia, aun así, con el dolor yo le quería dar pecho durante muchos meses, se me hacía muy chiquito, pues a mi otro hijo también le di pecho durante meses y ese era mi plan”, agregó.
En cuanto al tratamiento, pasó por ocho quimioterapias en un hospital particular de la ciudad, donde de manera inmediata le realizaron la mastectomía radical, cirugía en la que el especialista extirpa todo el seno y los ganglios, ya que tenía dos tumores muy grandes.
“Me hicieron reconstrucción mamaria y la operación fue mastectomía radical, es decir, me quitaron el pezón, la grasa y el músculo que va debajo del seno y me hicieron la reconstrucción, me quitaron un músculo debajo del abdomen y lo rellenaron con grasa de mi estómago. Yo entré con bubis y salí con bubis”, precisó.
Afortunadamente Karina Elena concluyó sus 30 radiaciones el 19 de febrero de 2019, pero, además, relata que durante su tratamiento solicitó apoyo psicológico, atención que le ayudó a sobrellevar cada pensamiento negativo de culpa o muerte que le generaba el pasar los días luchando contra el cáncer.
“Salir de esta parte de que me voy a morir fue un proceso, sobre todo cuando eres mamá, siempre estás pensando qué va a pasar con tus hijos, entonces opté por acudir con una psicóloga que me ayudó a salir de esta etapa obscura. A veces está muy satanizado el cáncer en cuanto a que muchas veces se maneja como si uno se lo provocara, y de nada te ayuda a culparte de esto”, mencionó.
Recuerda que no lograba ver el lado positivo a la situación, pues normalmente suele ser una persona muy positiva, sin embargo, el cansancio, la angustia y tristeza, le nublaron la razón y sus pensamientos se volvían malos.
“Alrededor de esta enfermedad hay muchas cosas positivas, pero durante este proceso estuve rodeada de mucho amor, de mi familia, amigos. Aparte sí te cambia mucho la perspectiva de la vida. A mí me sirvió mucho darme cuenta que cáncer no es igual a muerte, que ahorita es tratable, que hay muchas mujeres que lo han pasado y que han seguido adelante. Mi mensaje sería que sí se puede, es algo que aprendes mucho y una oportunidad para trabajar en ti misma”, resaltó.
Su historia es un gran ejemplo que se puede salir adelante de una enfermedad tan difícil, como lo es el cáncer de mama, pero para obtener resultados positivos, considera de gran importancia que todas las mujeres deben acudir a realizarse los exámenes de mamografía y llevar a cabo en sus casas la exploración mamaria, a fin de detectar cualquier anomalía en el cuerpo.
“Entre más rápido se detecte el cáncer, va a ser todo mejor. Y lo mejor para prevenirlo es llevar una vida sana, no fumar, hacer ejercicio, tratar de estar bien, realizarte los estudios para que lo detecten lo más rápido posible, además hay más probabilidad de sobrevivencia. Satanizan mucho la mamografía, dicen que duele mucho y que te lastiman, pero no es cierto, lo mismo dicen las quimios, pero a mí me salvó la vida, entonces son hay que tenerle miedo”, finalizó.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el cáncer más frecuente en las mujeres tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
La incidencia de cáncer de mama está aumentando en el mundo en desarrollo debido a la mayor esperanza de vida, el aumento de la urbanización y la adopción de modos de vida occidentales.
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Cada año se diagnostican 1,38 millones de casos nuevos y, según los últimos registros de Globocan, con cierre en 2018, cada año mueren 458.000 pacientes por cáncer de mama en el planeta.