Presenciar el ciclo de la vida en tiempo de Covid: mujeres al pie del desvalido 

Hoy te presentamos la historia de Zulema enfermera del hospital Ignacio Chávez del Isssteson, que a lo largo de la pandemia por Covid-19, ha tenido que librar batallas

Roberto Bahena | El Sol de Hermosillo

  · viernes 5 de marzo de 2021

Foto: Cortesía | Zulema Avilés

Hay personas que con sus enormes muestras de amor a la vida, se aferran a la misma a pesar de las circunstancias que los llevan al borde del abismo, pero hay quienes, en este caso mujeres que no se cansan de salvar vidas.

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La enfermería siempre ha sido vista como una de las profesiones más nobles que puede brindar el ser humano hacia sus semejantes, el ver cómo nace una vida o cómo se va otra, son polos opuestos que sin duda dejan huella.

Sin embargo, pocos se ponen a pensar qué es lo que pasa detrás de la vida de una mujer que ha dedicado parte de su vida a cuidar y salvar la integridad física de los demás, sin conocerlos, de manera desinteresada.

Este 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un día que no es una fecha más en el calendario, sino que recuerda la lucha de todo el género femenino y que en esta ocasión, es justo y necesario reconocerlas a ellas, a las que han arriesgado la vida y han dejado de ver a sus familias por atender la emergencia sanitaria del Covid-19.

Foto: Cortesía | Zulema Avilés

Ésta es una parte de la historia de Zulema Avilés Castro, enfermera del área de urgencias del hospital Ignacio Chávez del Isssteson, en Hermosillo, que a lo largo de ya casi un año de pandemia por Covid-19, ha tenido que librar batallas, que si bien en la mayoría de los casos estaba preparada para atender, en este caso se trataba de algo nunca antes visto por la humanidad.

Zulema tiene ya 12 años de laborar como enfermera en el Isssteson, Vocación que decidió seguir un día antes de inscribirse en la universidad, pero recordó a su hermana mayor, quien también siguió el camino del amor por la vida y ayuda a los demás.

“Me encantaba ver todo lo que hacía… Trabajos y cuándo estudiaba la anatomía, siempre me preguntaba cómo funcionaba el cuerpo y se me hacía maravilloso saber todo eso; entonces por eso decidí ser enfermera”, recordó.

A pesar de la vocación, este último año ha sido muy difícil de sortear, no sólo por el agotamiento físico, sino por estar lejos de su familia, además del equipo de protección, que en ocasiones dejaba marca y hacía mella en el cuerpo.

Foto: Cortesía | Zulema Avilés

“Creo que para ambas partes ha sido muy pesado y difícil. Las heridas en la cara y el cansancio son lo peor; y sobre todo extrañar a los seres que más amas.

“Lo más duro que he pasado ha sido contagiarme en el trabajo (de Covid), pero sobre todo estar alejada de mi familia; eso ha sido lo más difícil. No estar con ellos y poderlos abrazar y besarlos. Sobre todo yo que soy tan chipilona eso es lo más triste”, lamentó.

Aunque ya se vislumbra una luz de esperanza a final de este largo camino llamado contingencia sanitaria, para Zulema siempre será difícil ver cómo tanta gente se despidió de ellos, del heroico equipo de salud que se convirtió en su familia, al no poder estar en contacto con los de su sangre.

“Ver cómo se apaga la vida de una persona es muy difícil y fuerte. Pero día a día tenemos que salir adelante”, describió, “y ponerle muchas ganas por nosotros y por cada persona que tenemos en nuestras manos para cuidar de su salud”.

Foto: Cortesía | Zulema Avilés

No es sorpresa que haya nuevas generaciones que luchan por una vida

A pesar de lo difícil que ha resultado esta experiencia, siempre quedan las anécdotas y consejos que brindar a las generaciones que aún estudian enfermería y que vendrán a apoyar la causa del amor por la vida, lo cual no es de sorprender, pues siempre hay alguien dispuesto a tender la mano a su prójimo.

“Nunca olviden que son seres humanos los que tratamos, que por nuestro trabajo tenemos que ser muy fuertes; pero también tienen una vida, que nunca olviden que aparte de ser enfermeras son amigas, compañeros, hijos, hermanas y esposas. También debemos de ver a todos los pacientes como si fuera alguien de nuestra familia y recordarles que nosotros somos su voz, sus manos, sus piernas; y muchas veces las fuerzas para que nuestros pacientes salgan adelante”, aconsejó.

También hay quien dice que la felicidad no llega sola, hay que luchar por ella y en este caso, son años de estudio, años de preparación constante y de labor para poder estar presente en un ciclo, tal vez el más hermoso y a la vez incomprendido, el de la vida.

Foto: Cortesía | Zulema Avilés

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“Me encanta estar en el inicio de la vida y al final de la misma poder sostener la mano de quien vuela al lado de Dios. Soy una mujer fuerte y preparada gracias a Dios y a mis padres; y si la vida me diera la oportunidad de volver a iniciar mi preparación sin duda alguna volvería a escoger enfermería una y otra vez”, subrayó.

Más allá de la polémica de si se felicita o no a las mujeres en este 8 de marzo, por ser una conmemoración de eventos dolorosos y afortunados, lo que sí se puede hacer, es si se encuentra a una mujer miembro del equipo de salud que ha salvado vidas, al no poder darle un abrazo, un gracias sería memorable.