/ domingo 11 de diciembre de 2022

Los niños y el estrés: la ayuda temprana previene problemas de conducta

El estrés infantil puede definirse como una serie de reacciones a nivel biológico y a nivel mental, señalan especialistas

La niñez es un período lleno de adaptaciones y nuevas situaciones en la transición a nuevos niveles de crecimiento, por lo que el estrés infantil se puede presentar en cualquier momento o después de una situación en la que el niño necesite de una adaptación o un cambio.

El estrés infantil puede definirse como una serie de reacciones a nivel biológico y a nivel mental que se producen por situaciones que el niño no puede controlar y que alteran su equilibrio general.

Éste puede ser provocado tanto por cambios positivos, como comenzar una nueva actividad, pero mayor frecuencia está vinculado con cambios negativos, por ejemplo, alguna enfermedad o muerte en la familia.

Lee también: Naranjeros en apoyo a CRIT Sonora: portarán jersey morada el próximo 15 de diciembre

Como cada niño reacciona de forma diferente a las dificultades que se le presentan, no todos saben expresar las emociones.

El doctor Rodrigo Antonio Filós Hernández, especialista de paidosiquiatria del Centro Infantil para el Desarrollo Neuroconductual (Ciden) en Sonora, explicó que algunas señales de estrés no son evidentes, tampoco existe una edad promedio para que se presente.

“Todos los niños son diferentes y, por tanto, también lo son sus reacciones al estrés, por lo que nosotros podemos ayudar al niño aprendiendo a reconocer las señales de estrés y enseñándoles maneras saludables para manejarlo”, indicó.

El estrés puede ser una respuesta a un cambio negativo en la vida del niño en pequeñas cantidades, el cual puede ser bueno, sin embargo, el exceso puede afectar la forma como el infante piensa, actúa y siente.

Buscan establecer protocolos para el Código Café que se activa por balaceras en escuelas / Foto: Cortesía | Freepik

Los niños aprenden a responder al estrés a medida que crecen y se desarrollan, donde muchas situaciones estresantes que para un adulto son manejables causan estrés en un niño, donde incluso los cambios pequeños pueden tener un impacto en los sentimientos de seguridad y confianza en los menores.

Causas del estrés en los niños

El dolor, las lesiones, las enfermedades y otros cambios son fuentes de estrés para los niños, por lo que las causas de estrés pueden incluir, la preocupación por el desempeño académico y las tareas escolares.

Así como el manejo de las responsabilidades de la escuela y el trabajo o los deportes, problemas con los amigos, acoso escolar o presiones de los compañeros, cambio de escuela, mudanza, lidiar con problemas de vivienda o no tener dónde vivir.

Lo que lleva a tener pensamientos negativos de ellos mismos, cambios corporales, tanto en los varones como en las niñas.

También el divorcio o separación de los padres, alguna crisis financiera en el hogar, vivir en un vecindario o en un hogar inseguro puede afectar la estabilidad del menor.

En sí se trata de situaciones en las cuales el niño debe adaptarse a nuevos entornos o cambiar su estilo de vida; generalmente se asocia a cambios negativos en la vida del niño, entre los que destaca el dolor, lesiones, enfermedades, muerte de un familiar cercano, mascota o pérdida de su juguete favorito.

Cuando los niveles de estrés sobrepasan lo saludable, aparecen síntomas que pueden indicar que el niño está sufriendo de estrés excesivo.

Los homicidios contra niños son catalogados solo como homicidios dolosos, por lo que buscan aumentar la pena / Foto: Cortesía | Pixabay

El especialista en el área de paidosiquiatria estableció que es posible que los niños no se den cuenta de que están estresados, sin embargo, los padres pueden ponerse en alerta al detectar algún signo.

Los síntomas físicos incluyen: disminución de apetito y otros cambios en los hábitos alimenticios, dolor de cabeza, empezar a mojar la cama o hacerlo frecuentemente, pesadillas, alteraciones en el sueño o malestar estomacal.

Los síntomas emocionales o de comportamiento pueden incluir ansiedad o preocupaciones excesivas, incapacidad de relajarse, miedos nuevos o recurrentes como a la oscuridad, aferrarse al adulto, no querer perderlo de vista, berrinches, llanto, regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores, renuencia a participar en actividades familiares, sociales o escolares.

Ante esta situación, los padres pueden ayudar a sus hijos a responder ante el estrés de forma saludable, dando siempre un buen ejemplo, donde el niño lo observará como un modelo de comportamiento saludable.

Tratar de brindar en la medida de lo posible al niño un hogar sano, seguro y confiable, además de que en la rutina en el hogar puede ser reconfortante, tener una comida, una actividad de juego o una salida de cine en familia puede ayudar a prevenir o aliviar el estrés.

Ayuda psicológica para los pequeños

La preocupación de qué pasará ante algo que importa y se considera se está en riesgo puede llegar a convertirse en algo nocivo si no se cuenta con el apoyo o las habilidades necesarias para afrontarlo.

El estrés infantil es cada vez más común hoy en día / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Sergio Oliver Burruel, maestro de la Escuela de Psicología de la Universidad de Sonora (Unison) y presidente de la Asociación Sonorense de Psicología Aplicada (ASPA), consideró que cantidades pequeñas de estrés ayuda a los niños a estar a la altura del reto u objetivo que se plantee, pero al ser recurrente puede afectar a la salud.

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“Con el paso del tiempo, el estrés excesivo puede afectar la salud física y mental de los niños, hay factores más y menos evidentes; los más evidentes, por ejemplo, podrían ser el vivir una situación de maltrato, carencias afectivas, separación o divorcios de los padres, problemas económicos, enfermedades, la muerte de un ser querido”, expresó.

En cuanto a tratamientos, la psicología ofrece a los padres y los niños alternativas profesionales, los cuales se seleccionan dependiendo de la severidad del estrés, con base en algunos temas de terapia conductual cognoscitiva enfocada en el trauma.

“Los padres pueden ofrecer mayor apoyo y estabilidad, escuchando a su hijo y hablando con él, ayudándolo a sentirse seguro y amado, de ser posible, haciéndole saber lo que debe esperar.

A los padres les digo: hable sobre lo que ocurrirá, qué puede hacer para enfrentar la situación y de qué manera lo ayudará, sobre todo, demuéstrale tu cariño”, concluyó.

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La niñez es un período lleno de adaptaciones y nuevas situaciones en la transición a nuevos niveles de crecimiento, por lo que el estrés infantil se puede presentar en cualquier momento o después de una situación en la que el niño necesite de una adaptación o un cambio.

El estrés infantil puede definirse como una serie de reacciones a nivel biológico y a nivel mental que se producen por situaciones que el niño no puede controlar y que alteran su equilibrio general.

Éste puede ser provocado tanto por cambios positivos, como comenzar una nueva actividad, pero mayor frecuencia está vinculado con cambios negativos, por ejemplo, alguna enfermedad o muerte en la familia.

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Como cada niño reacciona de forma diferente a las dificultades que se le presentan, no todos saben expresar las emociones.

El doctor Rodrigo Antonio Filós Hernández, especialista de paidosiquiatria del Centro Infantil para el Desarrollo Neuroconductual (Ciden) en Sonora, explicó que algunas señales de estrés no son evidentes, tampoco existe una edad promedio para que se presente.

“Todos los niños son diferentes y, por tanto, también lo son sus reacciones al estrés, por lo que nosotros podemos ayudar al niño aprendiendo a reconocer las señales de estrés y enseñándoles maneras saludables para manejarlo”, indicó.

El estrés puede ser una respuesta a un cambio negativo en la vida del niño en pequeñas cantidades, el cual puede ser bueno, sin embargo, el exceso puede afectar la forma como el infante piensa, actúa y siente.

Buscan establecer protocolos para el Código Café que se activa por balaceras en escuelas / Foto: Cortesía | Freepik

Los niños aprenden a responder al estrés a medida que crecen y se desarrollan, donde muchas situaciones estresantes que para un adulto son manejables causan estrés en un niño, donde incluso los cambios pequeños pueden tener un impacto en los sentimientos de seguridad y confianza en los menores.

Causas del estrés en los niños

El dolor, las lesiones, las enfermedades y otros cambios son fuentes de estrés para los niños, por lo que las causas de estrés pueden incluir, la preocupación por el desempeño académico y las tareas escolares.

Así como el manejo de las responsabilidades de la escuela y el trabajo o los deportes, problemas con los amigos, acoso escolar o presiones de los compañeros, cambio de escuela, mudanza, lidiar con problemas de vivienda o no tener dónde vivir.

Lo que lleva a tener pensamientos negativos de ellos mismos, cambios corporales, tanto en los varones como en las niñas.

También el divorcio o separación de los padres, alguna crisis financiera en el hogar, vivir en un vecindario o en un hogar inseguro puede afectar la estabilidad del menor.

En sí se trata de situaciones en las cuales el niño debe adaptarse a nuevos entornos o cambiar su estilo de vida; generalmente se asocia a cambios negativos en la vida del niño, entre los que destaca el dolor, lesiones, enfermedades, muerte de un familiar cercano, mascota o pérdida de su juguete favorito.

Cuando los niveles de estrés sobrepasan lo saludable, aparecen síntomas que pueden indicar que el niño está sufriendo de estrés excesivo.

Los homicidios contra niños son catalogados solo como homicidios dolosos, por lo que buscan aumentar la pena / Foto: Cortesía | Pixabay

El especialista en el área de paidosiquiatria estableció que es posible que los niños no se den cuenta de que están estresados, sin embargo, los padres pueden ponerse en alerta al detectar algún signo.

Los síntomas físicos incluyen: disminución de apetito y otros cambios en los hábitos alimenticios, dolor de cabeza, empezar a mojar la cama o hacerlo frecuentemente, pesadillas, alteraciones en el sueño o malestar estomacal.

Los síntomas emocionales o de comportamiento pueden incluir ansiedad o preocupaciones excesivas, incapacidad de relajarse, miedos nuevos o recurrentes como a la oscuridad, aferrarse al adulto, no querer perderlo de vista, berrinches, llanto, regresión a comportamientos típicos de etapas anteriores, renuencia a participar en actividades familiares, sociales o escolares.

Ante esta situación, los padres pueden ayudar a sus hijos a responder ante el estrés de forma saludable, dando siempre un buen ejemplo, donde el niño lo observará como un modelo de comportamiento saludable.

Tratar de brindar en la medida de lo posible al niño un hogar sano, seguro y confiable, además de que en la rutina en el hogar puede ser reconfortante, tener una comida, una actividad de juego o una salida de cine en familia puede ayudar a prevenir o aliviar el estrés.

Ayuda psicológica para los pequeños

La preocupación de qué pasará ante algo que importa y se considera se está en riesgo puede llegar a convertirse en algo nocivo si no se cuenta con el apoyo o las habilidades necesarias para afrontarlo.

El estrés infantil es cada vez más común hoy en día / Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Sergio Oliver Burruel, maestro de la Escuela de Psicología de la Universidad de Sonora (Unison) y presidente de la Asociación Sonorense de Psicología Aplicada (ASPA), consideró que cantidades pequeñas de estrés ayuda a los niños a estar a la altura del reto u objetivo que se plantee, pero al ser recurrente puede afectar a la salud.

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“Con el paso del tiempo, el estrés excesivo puede afectar la salud física y mental de los niños, hay factores más y menos evidentes; los más evidentes, por ejemplo, podrían ser el vivir una situación de maltrato, carencias afectivas, separación o divorcios de los padres, problemas económicos, enfermedades, la muerte de un ser querido”, expresó.

En cuanto a tratamientos, la psicología ofrece a los padres y los niños alternativas profesionales, los cuales se seleccionan dependiendo de la severidad del estrés, con base en algunos temas de terapia conductual cognoscitiva enfocada en el trauma.

“Los padres pueden ofrecer mayor apoyo y estabilidad, escuchando a su hijo y hablando con él, ayudándolo a sentirse seguro y amado, de ser posible, haciéndole saber lo que debe esperar.

A los padres les digo: hable sobre lo que ocurrirá, qué puede hacer para enfrentar la situación y de qué manera lo ayudará, sobre todo, demuéstrale tu cariño”, concluyó.

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