/ domingo 8 de noviembre de 2020

Si Hermosillo se inundara, la presa Abelardo L. Rodríguez sería la salvación

El recuerdo de un receptáculo a su máxima capacidad podría repetirse debido a los caprichos de la naturaleza, y cumpliría su objetivo sin problemas

Es común ver videos o fotografías antiguas de la presa Abelardo L. Rodríguez, en Hermosillo, en su máximo esplendor; con un almacenamiento que hoy sería difícil de pensar se pueda lograr pero, en caso de lluvias extraordinarias, ¿podría detener tanta agua?

Lee también: Ayuntamiento atenderá daños por lluvias; alcalde recorre colonias

Para poder contestar esto es necesario rememorar algunas cuestiones históricas que pudieron cambiar el lugar donde actualmente se ubica esta presa, que la mayor parte del tiempo se encuentra seca.

Nicolás Pineda Pablos, investigador del Colegio de Sonora (Colson) y catedrático en Gestión Integral del Agua, aseguró que primero es necesario entender que prácticamente fue construida casi como capricho de Abelardo L. Rodríguez, aunque se concluyó en 1948, cuando ya no era gobernador, porque pidió licencia.

“Él quiso coordinarse con la Secretaría de Recursos Hidráulicos, pero esta secretaría no estaba de acuerdo con el lugar de la presa, querían que fuera en un lugar que se llama la Puerta del Sol, que está más allá de Ures o por Ures, ahí decían que era más adecuado hacer la presa”, comentó.

Pero Rodríguez tenía varios motivos para la presa, uno era para proteger a la ciudad, reconoció el investigador, mientras que el más importante, era el control de avenidas, para poder desarrollar más la ciudad y detener esa amenaza, porque el río era muy ancho en aquellos años.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

El otro motivo era la creación de un pequeño distrito de riego para promover la agricultura en el área de los ejidos de Villa de Seris, La Manga y La Peaña. También quería hacer obra pública, sin importar que otro exgobernador, Ignacio Soto, fuera dueño de la cementera que surtiría la obra

“Entonces no había ningún escrúpulo ni problema legal en que la presa se hiciera teniendo como proveedor a esa empresa; no recuerdo el nombre, pero la cementera de Hermosillo que es la que proveyó todo el cemento, los materiales; él mismo era socio accionista igual que Ignacio Soto”, detalló Pineda.

Se salió con la suya

Para evitar obstáculos, Rodríguez trajo ingenieros de Nueva York; no para una consulta de dónde era más conveniente, sino para que le dijeran cómo hacerla en Hermosillo, lo que le dio los argumentos para doblegar a sus opositores de la Secretaría de Recursos Hidráulicos.

“Entonces la presa se construyó aquí con recursos tanto del Estado, como del gobierno federal… Entonces el Río Sonora se consideraba de jurisdicción estatal, lo cual actualmente ya no es así; la presa técnicamente es para control de avenidas y si -para aprovechar el agua- se hace un distrito de riego que no era muy grande, era para 10 mil hectáreas”, expuso.

Dicho distrito no funcionó como se esperaba y no prosperó porque simultáneamente, a partir de 1948, se empezaron a usar las bombas eléctricas y se creó el distrito de riego subterráneo de la Costa de Hermosillo, conformado completamente con agua de pozos.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Bonanza de la Costa de Hermosillo

Casi simultáneamente a que se concluyó la presa, empezaron a explotar la Costa de Hermosillo, que era considerado un acuífero casi inagotable, pues el agua la encontraban a sólo 10 metros del suelo, extracción que hacía casi cualquier agricultor por su cuenta, asunto que está documentado en el libro Por debajo del agua, de José Luis Moreno.

Esto provocó que viniera gente de Ciudad Obregón y se creó una nueva élite agrícola en la Costa, lo que provocó que la presa prácticamente quedara sólo para control de avenidas, por un lapso de alrededor de 20 años. Aunque al parecer se reconoció a Villa de Seris, La Manga y La Peaña como ejidos, que eran más ganaderos, que de siembra.

Sin embargo, a partir de la década de los setenta se le dio un nuevo uso a la presa, debido al crecimiento acelerado de la ciudad, pues pasó de 30 mil 065 habitantes en 1940, a 208 mil 164 en 1970; es decir, casi siete veces más, por lo que se vio la necesidad de usar esa agua para surtir a la población.

Cambio de funciones

“Anteriormente la ciudad se surtía por pozos, incluso había pozos cerca del Cerro de la Campana, casas con pozos, había algunas acequias y con eso era como se surtía de agua, pero a partir de los setenta se necesitaba más agua y ya no podía ser nada más con los pozos”, apuntó.

Fue cuando se hizo la primera potabilizadora debido a que el agua superficial de las presas no se puede mandar así, sino que se le debe dar tratamiento y fue cuando el agua de la presa tuvo otra función a la que tenía originalmente.

Aunque el agua en aquel tiempo estaba destinada al pequeño distrito de riego de ejidatarios de Villa de Seris, La Peaña, La Manga, entre otros, la realidad es que sólo cambió su uso, mientras que esas personas se vieron en la necesidad de reutilizar aguas residuales para sembrar forraje como alimento para ganado.

Fue así como llegó el gobierno de Rodolfo Félix Valdés, de 1985 a 1991, quien inició la construcción de la infraestructura del Vado del Río para proteger a la ciudad, además de fraccionar y tener una nueva área de desarrollo, proyecto que terminó Manlio Fabio Beltrones en su primera etapa.

Se construye una segunda presa

Al mismo tiempo, Félix Valdés inició la construcción de la presa que lleva su nombre y es conocida como El Molinito, debido a que cada vez se azolva más la Abelardo L. Rodríguez, porque con el tiempo tiene más sedimento y hace que su capacidad sea menor.

“Desde el principio tenía un problema esta presa, es una presa que no tienen un fondo impermeable, no tiene roca sólida abajo, que es un requisito de las presas que almacenan agua; sino que es un fondo en que el agua se sigue filtrando y trasminando, es por ello que sigue surtiendo de agua al acuífero de la Costa”, detalló el investigador.

Esto provoca que el llamado espejo de agua sea menos profundo y más amplio, por lo que la presa Rodríguez evapora su almacenamiento en verano y la vuelve ineficiente, por la falta de profundidad. Por lo que se construyó a cerca de 30 kilómetros una nueva para control de avenidas y evitar inundaciones en Hermosillo.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Se exploran opciones para proveer a Hermosillo

Las dos presas de Hermosillo no tienen mucha agua, la que tiene más agua es la de El Molinito, que hace una semana estaba alrededor del 15% de su capacidad. Esto refleja que la salvación de Hermosillo no han sido realmente estas presas, sino de pozos en el oriente de la ciudad ubicados en La Sauceda, vaso de la presa, planta Willard, Ford, Mesa del Seri, entre otros que son alrededor de 70, pero que cada vez son menos productivos.

En 2005, bajo la administración municipal de María Dolores del Río, con auxilio del gobierno estatal y federal, se compraron derechos de agua por 40 millones de metros cúbicos anuales a los agricultores de la Costa de Hermosillo, en la zona de capacitación Los Bagotes, aunque sólo se extrajeron 18 millones de metros cúbicos.

En la actualidad se ha utilizado el agua proveniente del acueducto Independencia, a partir de 2014, mismo que fue puesto en marcha por el exgobernador Guillermo Padrés Elías; mismo que se supone surte entre 30 millones y 35 millones de metros cúbicos, es decir una tercera parte de la ciudad.

¿Funcionaría en lluvias extraordinarias?

Una vez expuesta la historia y la verdadera funcionalidad de la presa Abelardo L. Rodríguez, queda claro que se trata de una presa de control de avenidas, que tiene siete décadas de antigüedad y su fondo es cada vez más alto por la cantidad de azolve.

Pineda Pablos recalcó que el Río Sonora, principal fuente que surte de agua a esta presa, ha tenido sequías en 1997, 1999, 2000, 2011 y 2013, lo que ha provocado niveles muy inferiores a su promedio, lo que provoca que desde prácticamente 1984 y 1994 no se vean cantidades extraordinarias de almacenamiento, pues desde 1998 está casi seca y no se han presentado precipitaciones como para que se llene.

Aunque esto podría ocurrir porque la naturaleza es impredecible y las fuertes lluvias y avenidas de agua pudieran presentarse de nueva cuenta, en opinión de Nicolás Pineda, esta construcción de defensa para la ciudad aún podría funcionar, a pesar de su antigüedad, aunque es indudable que su capacidad ya no es la misma.

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“Sí protege a las ciudad de las lluvias normales, lo mismo junto con la presa El Molinito, sobre todo que tiene una capacidad para desahogar cierto volumen de agua a través del canal del Río Sonora... Es de utilidad hasta cierto punto, pero protege relativamente a la ciudad”, puntualizó.

Es común ver videos o fotografías antiguas de la presa Abelardo L. Rodríguez, en Hermosillo, en su máximo esplendor; con un almacenamiento que hoy sería difícil de pensar se pueda lograr pero, en caso de lluvias extraordinarias, ¿podría detener tanta agua?

Lee también: Ayuntamiento atenderá daños por lluvias; alcalde recorre colonias

Para poder contestar esto es necesario rememorar algunas cuestiones históricas que pudieron cambiar el lugar donde actualmente se ubica esta presa, que la mayor parte del tiempo se encuentra seca.

Nicolás Pineda Pablos, investigador del Colegio de Sonora (Colson) y catedrático en Gestión Integral del Agua, aseguró que primero es necesario entender que prácticamente fue construida casi como capricho de Abelardo L. Rodríguez, aunque se concluyó en 1948, cuando ya no era gobernador, porque pidió licencia.

“Él quiso coordinarse con la Secretaría de Recursos Hidráulicos, pero esta secretaría no estaba de acuerdo con el lugar de la presa, querían que fuera en un lugar que se llama la Puerta del Sol, que está más allá de Ures o por Ures, ahí decían que era más adecuado hacer la presa”, comentó.

Pero Rodríguez tenía varios motivos para la presa, uno era para proteger a la ciudad, reconoció el investigador, mientras que el más importante, era el control de avenidas, para poder desarrollar más la ciudad y detener esa amenaza, porque el río era muy ancho en aquellos años.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

El otro motivo era la creación de un pequeño distrito de riego para promover la agricultura en el área de los ejidos de Villa de Seris, La Manga y La Peaña. También quería hacer obra pública, sin importar que otro exgobernador, Ignacio Soto, fuera dueño de la cementera que surtiría la obra

“Entonces no había ningún escrúpulo ni problema legal en que la presa se hiciera teniendo como proveedor a esa empresa; no recuerdo el nombre, pero la cementera de Hermosillo que es la que proveyó todo el cemento, los materiales; él mismo era socio accionista igual que Ignacio Soto”, detalló Pineda.

Se salió con la suya

Para evitar obstáculos, Rodríguez trajo ingenieros de Nueva York; no para una consulta de dónde era más conveniente, sino para que le dijeran cómo hacerla en Hermosillo, lo que le dio los argumentos para doblegar a sus opositores de la Secretaría de Recursos Hidráulicos.

“Entonces la presa se construyó aquí con recursos tanto del Estado, como del gobierno federal… Entonces el Río Sonora se consideraba de jurisdicción estatal, lo cual actualmente ya no es así; la presa técnicamente es para control de avenidas y si -para aprovechar el agua- se hace un distrito de riego que no era muy grande, era para 10 mil hectáreas”, expuso.

Dicho distrito no funcionó como se esperaba y no prosperó porque simultáneamente, a partir de 1948, se empezaron a usar las bombas eléctricas y se creó el distrito de riego subterráneo de la Costa de Hermosillo, conformado completamente con agua de pozos.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Bonanza de la Costa de Hermosillo

Casi simultáneamente a que se concluyó la presa, empezaron a explotar la Costa de Hermosillo, que era considerado un acuífero casi inagotable, pues el agua la encontraban a sólo 10 metros del suelo, extracción que hacía casi cualquier agricultor por su cuenta, asunto que está documentado en el libro Por debajo del agua, de José Luis Moreno.

Esto provocó que viniera gente de Ciudad Obregón y se creó una nueva élite agrícola en la Costa, lo que provocó que la presa prácticamente quedara sólo para control de avenidas, por un lapso de alrededor de 20 años. Aunque al parecer se reconoció a Villa de Seris, La Manga y La Peaña como ejidos, que eran más ganaderos, que de siembra.

Sin embargo, a partir de la década de los setenta se le dio un nuevo uso a la presa, debido al crecimiento acelerado de la ciudad, pues pasó de 30 mil 065 habitantes en 1940, a 208 mil 164 en 1970; es decir, casi siete veces más, por lo que se vio la necesidad de usar esa agua para surtir a la población.

Cambio de funciones

“Anteriormente la ciudad se surtía por pozos, incluso había pozos cerca del Cerro de la Campana, casas con pozos, había algunas acequias y con eso era como se surtía de agua, pero a partir de los setenta se necesitaba más agua y ya no podía ser nada más con los pozos”, apuntó.

Fue cuando se hizo la primera potabilizadora debido a que el agua superficial de las presas no se puede mandar así, sino que se le debe dar tratamiento y fue cuando el agua de la presa tuvo otra función a la que tenía originalmente.

Aunque el agua en aquel tiempo estaba destinada al pequeño distrito de riego de ejidatarios de Villa de Seris, La Peaña, La Manga, entre otros, la realidad es que sólo cambió su uso, mientras que esas personas se vieron en la necesidad de reutilizar aguas residuales para sembrar forraje como alimento para ganado.

Fue así como llegó el gobierno de Rodolfo Félix Valdés, de 1985 a 1991, quien inició la construcción de la infraestructura del Vado del Río para proteger a la ciudad, además de fraccionar y tener una nueva área de desarrollo, proyecto que terminó Manlio Fabio Beltrones en su primera etapa.

Se construye una segunda presa

Al mismo tiempo, Félix Valdés inició la construcción de la presa que lleva su nombre y es conocida como El Molinito, debido a que cada vez se azolva más la Abelardo L. Rodríguez, porque con el tiempo tiene más sedimento y hace que su capacidad sea menor.

“Desde el principio tenía un problema esta presa, es una presa que no tienen un fondo impermeable, no tiene roca sólida abajo, que es un requisito de las presas que almacenan agua; sino que es un fondo en que el agua se sigue filtrando y trasminando, es por ello que sigue surtiendo de agua al acuífero de la Costa”, detalló el investigador.

Esto provoca que el llamado espejo de agua sea menos profundo y más amplio, por lo que la presa Rodríguez evapora su almacenamiento en verano y la vuelve ineficiente, por la falta de profundidad. Por lo que se construyó a cerca de 30 kilómetros una nueva para control de avenidas y evitar inundaciones en Hermosillo.

Foto: Carlos Villalba | El Sol de Hermosillo

Se exploran opciones para proveer a Hermosillo

Las dos presas de Hermosillo no tienen mucha agua, la que tiene más agua es la de El Molinito, que hace una semana estaba alrededor del 15% de su capacidad. Esto refleja que la salvación de Hermosillo no han sido realmente estas presas, sino de pozos en el oriente de la ciudad ubicados en La Sauceda, vaso de la presa, planta Willard, Ford, Mesa del Seri, entre otros que son alrededor de 70, pero que cada vez son menos productivos.

En 2005, bajo la administración municipal de María Dolores del Río, con auxilio del gobierno estatal y federal, se compraron derechos de agua por 40 millones de metros cúbicos anuales a los agricultores de la Costa de Hermosillo, en la zona de capacitación Los Bagotes, aunque sólo se extrajeron 18 millones de metros cúbicos.

En la actualidad se ha utilizado el agua proveniente del acueducto Independencia, a partir de 2014, mismo que fue puesto en marcha por el exgobernador Guillermo Padrés Elías; mismo que se supone surte entre 30 millones y 35 millones de metros cúbicos, es decir una tercera parte de la ciudad.

¿Funcionaría en lluvias extraordinarias?

Una vez expuesta la historia y la verdadera funcionalidad de la presa Abelardo L. Rodríguez, queda claro que se trata de una presa de control de avenidas, que tiene siete décadas de antigüedad y su fondo es cada vez más alto por la cantidad de azolve.

Pineda Pablos recalcó que el Río Sonora, principal fuente que surte de agua a esta presa, ha tenido sequías en 1997, 1999, 2000, 2011 y 2013, lo que ha provocado niveles muy inferiores a su promedio, lo que provoca que desde prácticamente 1984 y 1994 no se vean cantidades extraordinarias de almacenamiento, pues desde 1998 está casi seca y no se han presentado precipitaciones como para que se llene.

Aunque esto podría ocurrir porque la naturaleza es impredecible y las fuertes lluvias y avenidas de agua pudieran presentarse de nueva cuenta, en opinión de Nicolás Pineda, esta construcción de defensa para la ciudad aún podría funcionar, a pesar de su antigüedad, aunque es indudable que su capacidad ya no es la misma.

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“Sí protege a las ciudad de las lluvias normales, lo mismo junto con la presa El Molinito, sobre todo que tiene una capacidad para desahogar cierto volumen de agua a través del canal del Río Sonora... Es de utilidad hasta cierto punto, pero protege relativamente a la ciudad”, puntualizó.

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