Lo que empezó como una tradición familiar para Raúl, pronto se convirtió en una pasión y devoción hacia la cultura y las tradiciones de la etnia Yaqui en Hermosillo, principalmente la celebración de cuaresma y Semana Santa, donde participan los llamados fariseos.
Raúl Ernesto Burruel Ibarra tiene 27 años, y desde hace 6 años participa como fariseo yaqui durante la Semana Mayor, una tradición que le ha representado un reto, pero a su vez le ha dejado grandes aprendizajes, gratitud y satisfacción por formar parte de la cultura.
“Tengo aproximadamente como 5-6 años entrando. Y sí es una experiencia difícil porque pasas calores, hambre, no estás con tu familia, no tienes esposa, no tienes hijos, nada, ahí te dedicas a la tradición, a lo que va uno”, expresó.
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Fue un hermano de su padre quien lo motivó para que se involucrara en la participación de las celebraciones, y poco a poco fue modificando sus razones, pues en principio asistía porque le gustaba la cultura y quería aprender más, luego fue por manda, para agradecer todas las bendiciones recibidas en el año, y ahora lo hace por la pasión de la cultura.
“Sí, primero empezó por tradición, luego hereditario por la familia de mi papá, empecé a ir y me empezó a gustar y luego después lo hice por mandas y luego por devoción, por entrega a la pasión de la cultura. Una manda es que yo me dedico los primeros años a dar gracias por la salud, por el trabajo, porque está bien la familia, y ahí vas y entregas todo cuando entras a la iglesia, al campamento y ya no salimos de ahí hasta el Sábado de Gloria, cuando se queman las máscaras”, detalló.
¿Qué es un fariseo?
Con el paso de los años Raúl se ha dedicado a tratar de aprender y comprender la cultura yaqui y todos sus elementos, es así como decidió involucrarse con la figura de los fariseos, personaje de gran importancia en la celebración.
“Viene representando al soldado romano, la vestimenta que trae, la cobija, el cinturón que está hecho con pezuñas de cerco, los tenabaris de los capullos de mariposa, la espada, le decimos la báscula es con la que dirigimos las marchas, la otra es la manita donde vamos haciendo la marcha, y nos comunicamos nosotros los compañeros con señas”, explicó.
La máscara que llevan los fariseos, dijo está elaborada con cuero de vaca, y hay de distintos diseños que se le pueden pedir a un artesano, que es quien se encarga de su elaboración. Las que suelen ser más comunes son de reyes, chinos, apaches y aztecas, pero también las hay de otros personajes de la cultura popular.
Para este año, Raúl representará a un azteca, para lo cual se ha dedicado desde el inicio de la cuaresma a la elaboración de un gran penacho con plumas azules. Este es el primero que fabrica por cuenta propia, luego de haber investigado lo suficiente para hacerlo, al ser un elemento que siempre le ha llamado la atención.
“Hace algunos años yo siempre veía otro tipo de penachos y me empezó a llamar la atención. En 2019 me hicieron un penacho de un apache, fue mi primer penacho, en 2022 me hicieron otro, pero ese ya fue azteca. Entonces, me fui enfocando en eso y empecé a investigar y vi que ya había bases donde se podían fabricar y donde se podían pedir y empecé a pedir la base y luego las plumas y ahorita es sencillo hacerlo. Este va a ser el primer penacho que voy a hacer”, señaló.
Resistir la penitencia
Quienes tienen la penitencia de fariseos deben permanecer en la ramada durante la cuaresma, realizando recorridos y danzas a determinadas horas, pero sin poder hablar entre sí ni poder salir a ver a sus familias o inclusive bañarse, algo que vuelve verdaderamente complicada la situación, debido a las altas temperaturas que se presentan en la capital sonorense.
Sin embargo, todos saben por lo que están ahí, y es más fuerte su motivación por preservar las tradiciones que cualquier inclemencia que pueda presentarse.
“Lo más fuerte que me ha pasado estando ahí es cuando se te rajan los pies, se te hacen ampollas, se te revientan, y en la cara, por el cuero que trae uno encima se le empieza a cortar la piel, en las orejas, empieza a raspar”, dijo.
La última semana es la de mayor peso, pues se preparan para los días santos, hasta llegar al Sábado de gloria, cuando lo fariseos se desprenden de sus máscaras y parte de su indumentaria para quemarlas.
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“La última semana es la más pesada, porque es la semana más grande, es la semana mayor; el miércoles entran los últimos fariseos, se le llama miércoles de tinieblas, ese día en la noche hacemos un recorrido, se encienden unas velas y luego nos azotan los jefes y nos azotan los padrinos, y pues el recorrido empieza desde que traes puesta la máscara, el calor, las ampollas de los pies, son como tres o cuatro horas de camino y solo nos comunicamos por señas”, comentó.
A pesar de todo, Raúl se siente dichoso de ser parte de esta gran tradición de la etnia Yaqui, y espera seguir participando durante varios años, agradeciendo por las bendiciones y contribuyendo a que se mantenga viva la cultura.
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