Para ayudar a reducir las emisiones de carbono al aire, mediante la utilización de unidades eléctricas de transporte público, se ejecuta en Hermosillo un proyecto de Conacyt por el cual a finales de año deberá iniciar la sustitución paulatina de los camiones más viejos y contaminantes.
Álex Covarrubias, investigador de El Colegio de Sonora explicó que el plan es hacer una sustitución gradual de los 300 vehículos que actualmente dan servicio de transporte por unidades eléctricas.
“Antes de que termine este año, deberá iniciarse la sustitución paulatina, en este momento está en manos del Gobierno del Estado”, indicó. El gobernador Alfonso Durazo declaró a inicios de 2023 que para Hermosillo se estima que sean entre 80 y 100 camiones eléctricos y a mediados de marzo se introdujeron las tres primeras unidades de prueba.
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“Estamos proponiendo que la manera más efectiva de pegarle a los indicadores que afectan la calidad de vida de los ciudadanos en materia ambiental es primero a través del transporte urbano público que llega al 70% de la población”, expresó Álex Covarrubias.
El objetivo es ir sacando el transporte público contaminante paulatinamente e irlo sustituyendo por transporte eléctrico limpio y por otra parte ayudar a que la población desarrolle una cultura de cuidado al medio ambiente, desplazándose de manera no contaminante, bajándose de los carros, ya que son los más contaminantes.
Explicó que en particular en la frontera, donde proliferan los autos extranjeros “chocolates” que son carros viejos, que salen de circulación en Estados Unidos porque contaminan, la polución es mayor hasta en un 30% comparado con otras localidades donde los autos extranjeros no son tan abundantes.
“Primero tenemos que darles transporte público eficiente y no contaminante y en este caso estamos hablando de camiones eléctricos”, comentó.
El investigador reconoció que en principio, el transporte público que tenemos es un sistema deficiente, problematizado, históricamente motivo de conflictos, se trata de resolver eso y crear un mejor tipo de transporte.
“Tiene que haber una mayor intervención del Estado y acuerdo con el sector privado, los transportistas, pero también acuerdo con proveedores de nuevas tecnología, corporativos internacionales que están proveyendo acceso a nuevas tecnologías porque les conviene que se use este tipo de tecnología. Se tiene que levantar la mirada y hacer las cosas que nunca hemos hecho”, sentenció.
Los números no mienten
Las unidades eléctricas cuestan cuatro veces más que una tradicional, es decir, un promedio de 15 a 20 millones de pesos, —señaló— pero es una inversión que se recupera mucho más rápido y los ingresos son muchos mayores en el plazo de vida útil de la unidad.
“Este tipo de transporte es más caro en principio, pero es más rentable en el largo plazo. El gasto en mantenimiento se reduce considerablemente, así como el gasto en gasolina, porque el uso de energías limpias te da más economía”, abundó.
El especialista del Colson externó que la tasa de retorno y de rentabilidad en un plazo de siete a 15 años son mucho mayores que las del equipo convencional a diesel o gas, de manera que el transportista puede ganar más y puede dar mejores tarifas a la población y si además dejamos de contaminar, la inversión es redonda.
Hacia la descarbonización
La utilización de unidades eléctricas para el transporte es impulsado por un grupo de académicos de diferentes universidades y centros de investigación del país, que trabajan en un proyecto de intervención social impulsado por Conacyt y El Colegio de Sonora.
El proyecto se denomina “Contribuyendo a descarbonizar las ciudades mexicanas a través de un Ecosistema de Transporte Eléctrico y Movilidades Sustentables. Estudios de caso e intervención en dos ciudades polares: Cuernavaca, Morelos y Hermosillo, Sonora”.
El objetivo es buscar reducir las emisiones de carbono y los gases y compuestos de efecto invernadero, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
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Álex Covarrubias apuntó que tiene que haber más participación de los científicos mexicanos que están desarrollando tecnología en este rubro, porque se trata de una oportunidad para que la ciencia en México se desarrolle.
Se pretende que a partir de estos estudios de caso este esquema pueda replicarse en otras zonas urbanas de los mismos estados o de otras entidades del país, puntualizó.
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