/ miércoles 6 de julio de 2022

Democracia y debate | Cateo

“Quiero expresar mi inconformidad por la forma en que se llevó a cabo un procedimiento judicial en Campeche, hablo de la forma en que entraron a hacer la diligencia en la casa del presidente del PRI. Ustedes saben que el señor no es santo de mi devoción, pero no estoy de acuerdo con el procedimiento porque es indigno, porque no se puede humillar, vulnerar, la dignidad de las personas”, son las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo que señala AMLO tiene sentido en varios frentes, en primer lugar, tiene razón en el abuso que se comete cuando se hace una diligencia judicial con tanta publicidad, el mensaje para Alejandro Moreno es claro, y para los que como él quieran enfrentar al poder, el mensaje ha sido enviado y varios, no sólo Alito lo han recibido, (golpes para quien no se ponga en línea), lamentablemente la historia profesional de la gran mayoría de los políticos en México los hace vulnerables a la aplicación de la justicia, ya que su comportamiento no es del todo legal, correcto y ético; en segundo lugar, es posible que se violaran algunos derechos de Alejandro, en relación a la presunción de inocencia, debido proceso y derechos humanos, por lo planeado, publicitado del cateo, no hacía falta, me parece tanto espectáculo; tercero la Gobernadora de Campeche, actuando con todo el poder y el manto protector del centro se le pasa la mano y deja al descubierto el posible sometimiento de las instituciones en aquel Estado al Ejecutivo estatal.

“Gracia y justicia para mis amigos, sólo justicia para mis enemigos”, los lamentables antecedentes de gran parte de quienes a lo largo de la historia en México han participado en política los hace vulnerables al principio señalado, no soportan la aplicación de la justicia.

Lo que vimos en Campeche fue un acto tradicional de intimidación, de aplicación de la ley sin gracia, de la aplicación de la justicia al enemigo, de un actuar tradicional que lo hemos visto repetirse a lo largo de los años con quienes son considerados adversarios al poder, o quienes son considerados necesarias “víctimas” del nuevo sistema para mandar un mensaje a los otros, de que se portan bien o se le aplicará la ley, están contra el poder o con el poder.

Es sin duda una pena, ya que el aplicar la ley, el fortalecer el Estado de Derecho debería de ser la premisa, así, sin más, pero es, ha sido y sigue siendo la aplicación de la ley, un instrumento de operación política.


“Quiero expresar mi inconformidad por la forma en que se llevó a cabo un procedimiento judicial en Campeche, hablo de la forma en que entraron a hacer la diligencia en la casa del presidente del PRI. Ustedes saben que el señor no es santo de mi devoción, pero no estoy de acuerdo con el procedimiento porque es indigno, porque no se puede humillar, vulnerar, la dignidad de las personas”, son las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Lo que señala AMLO tiene sentido en varios frentes, en primer lugar, tiene razón en el abuso que se comete cuando se hace una diligencia judicial con tanta publicidad, el mensaje para Alejandro Moreno es claro, y para los que como él quieran enfrentar al poder, el mensaje ha sido enviado y varios, no sólo Alito lo han recibido, (golpes para quien no se ponga en línea), lamentablemente la historia profesional de la gran mayoría de los políticos en México los hace vulnerables a la aplicación de la justicia, ya que su comportamiento no es del todo legal, correcto y ético; en segundo lugar, es posible que se violaran algunos derechos de Alejandro, en relación a la presunción de inocencia, debido proceso y derechos humanos, por lo planeado, publicitado del cateo, no hacía falta, me parece tanto espectáculo; tercero la Gobernadora de Campeche, actuando con todo el poder y el manto protector del centro se le pasa la mano y deja al descubierto el posible sometimiento de las instituciones en aquel Estado al Ejecutivo estatal.

“Gracia y justicia para mis amigos, sólo justicia para mis enemigos”, los lamentables antecedentes de gran parte de quienes a lo largo de la historia en México han participado en política los hace vulnerables al principio señalado, no soportan la aplicación de la justicia.

Lo que vimos en Campeche fue un acto tradicional de intimidación, de aplicación de la ley sin gracia, de la aplicación de la justicia al enemigo, de un actuar tradicional que lo hemos visto repetirse a lo largo de los años con quienes son considerados adversarios al poder, o quienes son considerados necesarias “víctimas” del nuevo sistema para mandar un mensaje a los otros, de que se portan bien o se le aplicará la ley, están contra el poder o con el poder.

Es sin duda una pena, ya que el aplicar la ley, el fortalecer el Estado de Derecho debería de ser la premisa, así, sin más, pero es, ha sido y sigue siendo la aplicación de la ley, un instrumento de operación política.