/ lunes 3 de enero de 2022

Democracia y debate | La felicidad

La felicidad existe en pequeños momentos, en espacios que de forma afortunada van llenando nuestra vida, espacios que lamentablemente no son muchos, pero que si nos ponemos atentos podemos lograr que sean más o valorarlos cuando los encontramos, los estamos viviendo y disfrutarlos a plenitud.

La búsqueda de la felicidad por parte de los seres humanos ha llevado a múltiples caminos, algunos equivocados, algunos acertados, algunos tan herrados que han generado vicios, que es lo contrario a las virtudes, han provocado enfermedades, adicciones, profundas depresiones y frustraciones. Sin embargo, algunos han logrado encontrar esos espacios para proyectarlos en la sociedad, en la comunidad, en quienes tienen la fortuna de escucharlos, de verlos o de encontrarlos en algún lugar, así surge la música, el teatro, la literatura, el cine y cientos de manifestaciones humanas enfocadas al arte que toca al cerebro donde corresponde para hacernos felices por unos momentos y lo logran, lo logran tan bien que nos volvemos fanáticos, seguidores, conocedores, expertos y procuramos más lecturas, más conciertos, más pinturas, más películas, en fin, más y más representaciones artísticas.

Hay un músico, un artista, que es conocido con justicia como el mejor showman de México, Andreas Zanetti, que nos envuelve entre música, arte, comparaciones, historia, cultura, nos atrapa en su espectáculo, que es como una montaña rusa, entre nuestros recuerdos, sus anécdotas y aventuras. Sus vivencias se convierten en las nuestras, complementadas con un viaje musical, lleno de historias y recuerdos. El resultado es simplemente maravilloso y es lo que buscamos, es la felicidad, somos felices desde que entramos al espectáculo, somos felices con la sola expectativa de lo que veremos, de lo que escucharemos, de lo que vamos a compartir, porque llega un momento en que somos parte de lo que está pasando en el escenario, sin darnos cuenta nos encontramos envueltos entre risas, carcajadas y llanto involuntario, escuchando música clásica y popular, con sentido de vida y aventura, juzgando alegremente nuestros propios gustos musicales, nuestras anécdotas que ya no son nuestras son de Andreas y de todo el público que se hace uno, se vuelve ligero y feliz.

Andreas pasa de, Great Balls of Fire, balada para “Adelita”, una “clásica” mentada, Celaya, el Huapango de Moncayo. Siempre en búsqueda de lo impredecible, “Tengo que demostrarle a la gente que el show es real, es fresco”, comenta Zanetti,

Sin duda es Andreas el mejor showman de México, y es de Sonora, y lo podemos encontrar en vacaciones en su tierra, trabajando en los teatros de todo el país, también en sus redes sociales, donde con sus crónicas arranca grandes sonrisas y también nos invita a pensar. Si tienes la suerte de que este artista tan completo esté en tu ciudad no pierdas la oportunidad de ser feliz, por lo menos por unos momentos, porque ser feliz es lo único que vale la pena.

Pregunto a Andreas ¿Algún día Hermosillo tendrá su canción como la tiene Celaya?

Sigamos buscando la felicidad, ya sabemos dónde encontrarla.


La felicidad existe en pequeños momentos, en espacios que de forma afortunada van llenando nuestra vida, espacios que lamentablemente no son muchos, pero que si nos ponemos atentos podemos lograr que sean más o valorarlos cuando los encontramos, los estamos viviendo y disfrutarlos a plenitud.

La búsqueda de la felicidad por parte de los seres humanos ha llevado a múltiples caminos, algunos equivocados, algunos acertados, algunos tan herrados que han generado vicios, que es lo contrario a las virtudes, han provocado enfermedades, adicciones, profundas depresiones y frustraciones. Sin embargo, algunos han logrado encontrar esos espacios para proyectarlos en la sociedad, en la comunidad, en quienes tienen la fortuna de escucharlos, de verlos o de encontrarlos en algún lugar, así surge la música, el teatro, la literatura, el cine y cientos de manifestaciones humanas enfocadas al arte que toca al cerebro donde corresponde para hacernos felices por unos momentos y lo logran, lo logran tan bien que nos volvemos fanáticos, seguidores, conocedores, expertos y procuramos más lecturas, más conciertos, más pinturas, más películas, en fin, más y más representaciones artísticas.

Hay un músico, un artista, que es conocido con justicia como el mejor showman de México, Andreas Zanetti, que nos envuelve entre música, arte, comparaciones, historia, cultura, nos atrapa en su espectáculo, que es como una montaña rusa, entre nuestros recuerdos, sus anécdotas y aventuras. Sus vivencias se convierten en las nuestras, complementadas con un viaje musical, lleno de historias y recuerdos. El resultado es simplemente maravilloso y es lo que buscamos, es la felicidad, somos felices desde que entramos al espectáculo, somos felices con la sola expectativa de lo que veremos, de lo que escucharemos, de lo que vamos a compartir, porque llega un momento en que somos parte de lo que está pasando en el escenario, sin darnos cuenta nos encontramos envueltos entre risas, carcajadas y llanto involuntario, escuchando música clásica y popular, con sentido de vida y aventura, juzgando alegremente nuestros propios gustos musicales, nuestras anécdotas que ya no son nuestras son de Andreas y de todo el público que se hace uno, se vuelve ligero y feliz.

Andreas pasa de, Great Balls of Fire, balada para “Adelita”, una “clásica” mentada, Celaya, el Huapango de Moncayo. Siempre en búsqueda de lo impredecible, “Tengo que demostrarle a la gente que el show es real, es fresco”, comenta Zanetti,

Sin duda es Andreas el mejor showman de México, y es de Sonora, y lo podemos encontrar en vacaciones en su tierra, trabajando en los teatros de todo el país, también en sus redes sociales, donde con sus crónicas arranca grandes sonrisas y también nos invita a pensar. Si tienes la suerte de que este artista tan completo esté en tu ciudad no pierdas la oportunidad de ser feliz, por lo menos por unos momentos, porque ser feliz es lo único que vale la pena.

Pregunto a Andreas ¿Algún día Hermosillo tendrá su canción como la tiene Celaya?

Sigamos buscando la felicidad, ya sabemos dónde encontrarla.