Estoy convencida que hay más gente buena que ruin; más acciones positivas que negativas; más ciudadanos comprometidos y con amor a México, que los malvados que buscan provocar caos y así podría seguir enumerando una serie de antítesis en el terreno de las virtudes y los defectos.
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Quienes exhiben los defectos son los “prietitos” en el arroz; son menos pero resaltan en la imagen.
Quizá por eso la sociedad fija con mayor facilidad su mirada en ellos y por supuesto, al ser los suyos actos extraordinarios en el terreno contrario a la virtud, son también destacados en los contenidos de los medios de comunicación.
Y así podríamos seguir en la eterna discusión de que si lo bueno no vende o no jala audiencias y lo malo lo hace con mayor facilidad.
Creo que en general los medios de comunicación han hecho un intento de autocrítica y han integrado a sus contenidos esa otra cara de la moneda. A veces el intento es tenue y muchas veces inconstante.
Por ello celebro atestiguar por tercer año consecutivo, la entrega de la presea Ciudadano Distinguido que otorga Grupo Salinas.
Los galardonados en esta ocasión fueron el doctor Salvador Valle Gámez con más de 60 años de trayectoria magisterial y creador del modelo de acreditación del proceso de mejora continua para escuelas particulares de educación básica, media superior y normales de la República Mexicana; la señora Martha Aguayo de Uruchurtu, presidenta del Patronato de la asociación Luz Valencia entre otros actos generosos que han distinguido su paso por más de cuatro décadas en instituciones que atienden a personas vulnerables y Ricardo Barrón, de quien por cierto hace unos días comentamos en este espacio y que de manera entusiasta, siempre actuando por los más desprotegidos, junto con su familia, su equipo de colaboradores y bienhechores, ha hecho de la Fundación D’Corazón un referente entre las instituciones de asistencia que hacen las cosas bien, en serio y en grande!
Hay pues muchas personas que en la cotidianidad dan el extra, se entregan a una causa o simplemente se ocupan de ser esos granos de arroz blanco que aunque son más, a veces los ignoramos o no notamos.
Sin duda estos tiempos también nos llaman a detener con mayor frecuencia nuestra mirada en ellos y destacar su presencia en la comunidad.
Falta la votación en Cabildo pero difícilmente se daría marcha atrás a la cancelación de la concesión de alumbrado público en Hermosillo.
El lunes la alcaldesa Célida López tuvo casa llena para explicar los detalles de la negociación alcanzada y en resumen dijo, el Ayuntamiento no pagará en términos reales 2 mil 361 millones de pesos.
Para establecer un comparativo que puede ilustrar más la renegociación alcanzada en este mes de enero se hubieran pagado 18 millones 289 mil pesos en números redondos; con la negociación se pagarán 6 millones 475 mil pesos.
Otro comparativo. En enero del 2032 año en que termina la concesión, el contrato original contemplaba el pago de 30 millones 617 mil pesos; con la cancelación de la concesión se pagarán 13 millones 472 mil pesos.
El ahorro del contrato en términos reales, asegura la alcaldesa, será de 62%.
Con esto Célida López no sólo ha ganado una batalla que se propuso desde campaña; ha cumplido por tanto una promesa de campaña y ha obtenido argumentos para proyectarse para lo que siga en su vida política.
Ahora bien, deberá tener una estrategia muy bien diseñada y su implementación habrá de ser celosamente observada y cuidada porque hay que aceptar que muchos sectores de la ciudad han alcanzado más iluminación que la que tenían y ese punto no debe perderse sino mejorarse, sobre todo porque en las sombras es más fácil que se cometan los delitos y si algo necesitamos es mayor seguridad pública.
