/ martes 19 de mayo de 2020

Lo digo como es | ¿Traicionar es inevitable en el ejercicio del poder?

Hay quienes afirman que el ejercicio del poder es frecuentemente un elogio a la traición. De hecho existe un libro que lleva por título ese: “Elogio de la traición”.

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En él sus autores Denis Jeambar e Yves Roucaute recurren a infinidad de ejemplos que la historia universal registra a través de los cuales buscan fortalecer su teoría en el sentido que una vez llegando al poder quedan atrás posturas ideológicas, palabras empeñadas, promesas hechas...

El libro recrea la vida de varios personajes que han ido adecuando su discurso y comportamiento a las demandas que el momento exige a cambio de mantenerse tras la conquista o en el poder.

Es emblemático el caso de Enrique IV, sus varias abjuraciones y sin duda la célebre frase “París bien vale una misa” cuando decide convertirse al catolicismo para poder reinar Francia.

“La evolución política —sostienen los autores— siempre se organiza en y por medio de la traición”.

Eso sí, siempre se argumentará un fin mayor a las aspiraciones individuales y ese fin mayor se supone, es el bienestar del pueblo.

En nuestro país por ejemplo, si antes se renegaba de la sumisión hacia los Estados Unidos y se prometía la fuerza suficiente para hacernos valer como nación frente al poderoso, hoy somos grandes amigos.

Si se criticaban la adjudicación directa de las obras, ahora el tiempo apremia. Si se otorgaban jugosos contratos a los cuates, hoy se asegura calidad en los productos y entrega a tiempo de los materiales.

Si la función pública sólo era un órgano decorativo para tapar las irregularidades de los poderosos, hoy también lo es pero no se le admite el calificativo porque ahora, son otros tiempos y ya no hay corrupción.

Si antes el Ejército debía volver a los cuarteles, hoy sacar a todos sus elementos a las calles, es la ruta para la desmilitarización de la patria.

Antes se criticaba que se escaparan delincuentes, ahora los detienen y los sueltan...

Y en este tiempo de las redes sociales, siempre habrá un video que nos refresque la historia y que venga a demostrarnos que una cosa es lo que se dice cuando se busca el poder y otra muy diferente cuando se ejerce este.

“El Príncipe —escribió Maquiavelo— no debe tener miedo siempre que el pueblo sea su amigo; pero si no lo quiere, si siente odio por él, entonces debe temer a todos y en todo momento”.

El ejercicio del poder desgasta y el bono democrático tiene fecha de caducidad, por lo tanto si el gobernante ha de traicionar sus dichos, le conviene hacerlo antes de que el pueblo deje de ser su amigo...

Ojalá sigamos coincidiendo en www.SoledadDurazo.com Twitter @SoledadDurazo Facebook SoledadDurazo Instagram soledaddurazo YouTube SoledadDurazo

Hay quienes afirman que el ejercicio del poder es frecuentemente un elogio a la traición. De hecho existe un libro que lleva por título ese: “Elogio de la traición”.

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El libro recrea la vida de varios personajes que han ido adecuando su discurso y comportamiento a las demandas que el momento exige a cambio de mantenerse tras la conquista o en el poder.

Es emblemático el caso de Enrique IV, sus varias abjuraciones y sin duda la célebre frase “París bien vale una misa” cuando decide convertirse al catolicismo para poder reinar Francia.

“La evolución política —sostienen los autores— siempre se organiza en y por medio de la traición”.

Eso sí, siempre se argumentará un fin mayor a las aspiraciones individuales y ese fin mayor se supone, es el bienestar del pueblo.

En nuestro país por ejemplo, si antes se renegaba de la sumisión hacia los Estados Unidos y se prometía la fuerza suficiente para hacernos valer como nación frente al poderoso, hoy somos grandes amigos.

Si se criticaban la adjudicación directa de las obras, ahora el tiempo apremia. Si se otorgaban jugosos contratos a los cuates, hoy se asegura calidad en los productos y entrega a tiempo de los materiales.

Si la función pública sólo era un órgano decorativo para tapar las irregularidades de los poderosos, hoy también lo es pero no se le admite el calificativo porque ahora, son otros tiempos y ya no hay corrupción.

Si antes el Ejército debía volver a los cuarteles, hoy sacar a todos sus elementos a las calles, es la ruta para la desmilitarización de la patria.

Antes se criticaba que se escaparan delincuentes, ahora los detienen y los sueltan...

Y en este tiempo de las redes sociales, siempre habrá un video que nos refresque la historia y que venga a demostrarnos que una cosa es lo que se dice cuando se busca el poder y otra muy diferente cuando se ejerce este.

“El Príncipe —escribió Maquiavelo— no debe tener miedo siempre que el pueblo sea su amigo; pero si no lo quiere, si siente odio por él, entonces debe temer a todos y en todo momento”.

El ejercicio del poder desgasta y el bono democrático tiene fecha de caducidad, por lo tanto si el gobernante ha de traicionar sus dichos, le conviene hacerlo antes de que el pueblo deje de ser su amigo...

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