/ martes 6 de febrero de 2024

Salud y bienestar | Juan Pueblo

La enfermedad renal crónica es la resultante de diversas enfermedades crónico degenerativas, entre las que destacan la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, fenómeno que ocurre de manera similar en todo el mundo y que, lamentablemente, conduce hacia un desenlace fatal si no es tratada.

Juan Pueblo es un adulto mayor de 62 años, el habita en la zona rural del Estado y se desempeñaba en el trabajo de campo, al igual que sus vecinos en la comunidad.

Un día Juan Pueblo acudió a su centro de salud local donde le comentaba a su médico que se había sentido más cansado de lo normal, tenía dolores de cabeza frecuentes y notaba que sus piernas se le hinchaban, fue cuestionado por su dieta a lo que respondió que él come lo usual, “lo que hay y cuando hay”; en el desayuno es: tortillas con ocasionalmente carne, ingiere a medio día refresco de cola para soportar el calor del día y para “agarrar fuerzas” en su difícil tarea, de vez en cuando acude al abarrotes por algún pan dulce para rematar, pero aclara que no es de todos los días, y una que otra cerveza los fines de semana desde su juventud.

El médico le comentó, posterior a realizarle estudios que padecía de enfermedad renal crónica, tenía una diabetes mellitus subclínica, es decir que nunca se la habían diagnosticado y había estado de alguna manera “compensado” sin embargo sus riñones sufrieron la consecuencia de la enfermedad y que debía acudir con un especialista en el hospital más cercano. Juan Pueblo estaba angustiado, pues él nunca se había sentido mal, y decidió tratarse en su domicilio con remedios caseros, nunca ajustó su dieta y a los pocos meses acudió de nuevo a su médico, quien le comentó que era urgente que lo revisaran en un hospital por lo que decidieron enviarlo por medio de la cruz roja que estuvo disponible horas más tarde.

Al llegar al hospital, de la zona urbana le comentaron que era candidato a dializarse, cosa que impresionó mucho a Juan Pueblo y sus familiares, ya que alguna vez recordaron a un vecino que traía un catéter cerca del cuello y se iba a dializar a un hospital muy grande y poco después falleció.

Él no sabía que su vecino era trabajador formal y derecho habiente del IMSS, su vecino recibió un trasplante renal y años después hemodiálisis que le realizaban en su unidad de derecho habiencia. Juan Pueblo asociaba ese término con una fatalidad que él no comprendía del todo. Le comentaron que era similar a la de su vecino pero como en su unidad no contaban con esos aparatos, tenían que colocarle un catéter en el abdomen para realizarle diálisis peritoneal, y que sería en otra unidad más lejana a la de su domicilio, y el traslado sería por su cuenta ya que tampoco contaban con el beneficio de traslado; así pues se le otorgó una lista que incluía el propio catéter, entre otras cosas que él tenía que costear ya que su unidad no contaba con dichos insumos desde hace algunos meses ya que son muy escasos y mucha la demanda de los mismos. Juan Pueblo, angustiado, decidió que era muy complicado lo que le pedían, además que en su comunidad no había acceso a los insumos que le habían solicitado, su salario apenas le alcanzaba para poder comprar alimentos para él y su esposa que vivían solos en su domicilio y pasados los meses comenzó a sentir que su paso era más lento, se sentía más cansado de lo habitual y sus párpados se hinchaban además de sus piernas. Fue trasladado una tarde al hospital donde falleció en la sala de urgencias por complicaciones propias de la enfermedad. Las cifras de morbilidad y mortalidad son alarmantes; en México, esta es una de las principales causas de atención en hospitalización y en los servicios de urgencias. Está considerada una enfermedad catastrófica debido al número creciente de casos, por los altos costos de inversión, recursos de infraestructura y humanos limitados, la detección tardía y altas tasas de morbilidad y mortalidad en programas de sustitución.

El incremento del número de pacientes en programas sustitutivos sigue una cuesta lenta y progresiva, lo cual es preocupante ya que en poco tiempo no habrá recursos financieros suficientes para sustentar estas terapias. No existe hasta el momento una política pública que atienda este problema y la planeación a mediano y corto plazo, poco ayuda. Mientras el afectado seguirá siendo: Juan Pueblo.

Dr. César Álvarez Pacheco

Correo: cesar_ap@hotmail.com

X: @cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora

La enfermedad renal crónica es la resultante de diversas enfermedades crónico degenerativas, entre las que destacan la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, fenómeno que ocurre de manera similar en todo el mundo y que, lamentablemente, conduce hacia un desenlace fatal si no es tratada.

Juan Pueblo es un adulto mayor de 62 años, el habita en la zona rural del Estado y se desempeñaba en el trabajo de campo, al igual que sus vecinos en la comunidad.

Un día Juan Pueblo acudió a su centro de salud local donde le comentaba a su médico que se había sentido más cansado de lo normal, tenía dolores de cabeza frecuentes y notaba que sus piernas se le hinchaban, fue cuestionado por su dieta a lo que respondió que él come lo usual, “lo que hay y cuando hay”; en el desayuno es: tortillas con ocasionalmente carne, ingiere a medio día refresco de cola para soportar el calor del día y para “agarrar fuerzas” en su difícil tarea, de vez en cuando acude al abarrotes por algún pan dulce para rematar, pero aclara que no es de todos los días, y una que otra cerveza los fines de semana desde su juventud.

El médico le comentó, posterior a realizarle estudios que padecía de enfermedad renal crónica, tenía una diabetes mellitus subclínica, es decir que nunca se la habían diagnosticado y había estado de alguna manera “compensado” sin embargo sus riñones sufrieron la consecuencia de la enfermedad y que debía acudir con un especialista en el hospital más cercano. Juan Pueblo estaba angustiado, pues él nunca se había sentido mal, y decidió tratarse en su domicilio con remedios caseros, nunca ajustó su dieta y a los pocos meses acudió de nuevo a su médico, quien le comentó que era urgente que lo revisaran en un hospital por lo que decidieron enviarlo por medio de la cruz roja que estuvo disponible horas más tarde.

Al llegar al hospital, de la zona urbana le comentaron que era candidato a dializarse, cosa que impresionó mucho a Juan Pueblo y sus familiares, ya que alguna vez recordaron a un vecino que traía un catéter cerca del cuello y se iba a dializar a un hospital muy grande y poco después falleció.

Él no sabía que su vecino era trabajador formal y derecho habiente del IMSS, su vecino recibió un trasplante renal y años después hemodiálisis que le realizaban en su unidad de derecho habiencia. Juan Pueblo asociaba ese término con una fatalidad que él no comprendía del todo. Le comentaron que era similar a la de su vecino pero como en su unidad no contaban con esos aparatos, tenían que colocarle un catéter en el abdomen para realizarle diálisis peritoneal, y que sería en otra unidad más lejana a la de su domicilio, y el traslado sería por su cuenta ya que tampoco contaban con el beneficio de traslado; así pues se le otorgó una lista que incluía el propio catéter, entre otras cosas que él tenía que costear ya que su unidad no contaba con dichos insumos desde hace algunos meses ya que son muy escasos y mucha la demanda de los mismos. Juan Pueblo, angustiado, decidió que era muy complicado lo que le pedían, además que en su comunidad no había acceso a los insumos que le habían solicitado, su salario apenas le alcanzaba para poder comprar alimentos para él y su esposa que vivían solos en su domicilio y pasados los meses comenzó a sentir que su paso era más lento, se sentía más cansado de lo habitual y sus párpados se hinchaban además de sus piernas. Fue trasladado una tarde al hospital donde falleció en la sala de urgencias por complicaciones propias de la enfermedad. Las cifras de morbilidad y mortalidad son alarmantes; en México, esta es una de las principales causas de atención en hospitalización y en los servicios de urgencias. Está considerada una enfermedad catastrófica debido al número creciente de casos, por los altos costos de inversión, recursos de infraestructura y humanos limitados, la detección tardía y altas tasas de morbilidad y mortalidad en programas de sustitución.

El incremento del número de pacientes en programas sustitutivos sigue una cuesta lenta y progresiva, lo cual es preocupante ya que en poco tiempo no habrá recursos financieros suficientes para sustentar estas terapias. No existe hasta el momento una política pública que atienda este problema y la planeación a mediano y corto plazo, poco ayuda. Mientras el afectado seguirá siendo: Juan Pueblo.

Dr. César Álvarez Pacheco

Correo: cesar_ap@hotmail.com

X: @cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora