Quienes han tenido la oportunidad de experimentar una vivencia extrasensorial o espiritual como lo es fumar Bufo Alvarius, también conocido como sapo de Sonora, coinciden que es una experiencia casi imposible de explicar.
En Sonora se realiza está práctica, más específicamente en territorio seri (comcaác), quienes son los encargados de profundizar esta experiencia e incluso utilizarla con fines medicinales o de curación a las adicciones.
Esto, debido a que la región del Desierto de Sonora es el hogar que alberga la mayor cantidad de ejemplares bufo Alvarius en el país; incluso, hay especialistas que se dedican a utilizar la sustancia que se extirpa de las glándulas del sapo para curar males emocionales y psíquicos.
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Muchos piensan que el fumar sapito se refiere a una moda más de la actualidad, sin embargo, por sorprendente que parezca, el uso de este anfibio tiene su origen desde la ancestralidad indígena, además se puede apreciar en muchas representaciones iconográficas y mitológicas de sapos en las culturas olmeca, maya y azteca, que datan del año 2000 a.C.
Tanto la Ayahuasca como el fumar sapito, suelen ser temas muy llamativos para las personas no sólo del estado, sino de todo el país y parte del mundo, ya que no es algo tan común como la marihuana o algún otro reactivo.
¿Qué diferencia hay entre fumar sapo o tomar Ayahuasca?
En similitud con fumar de la llamada molécula de Dios, la ayahuasca es una medicina tradicional utilizada por los chamanes del Amazonas desde tiempos ancestrales, y hace relativamente pocos años que salió de la selva para ponerse de moda en Estados y Europa, especialmente en España hasta llegar a otros países como México.
A diferencia de la práctica de fumar Bufo Alvarius, en la que la sustancia es extraída de un animal, la Ayahuasca se elabora a través del cocimiento de una liana (la Ayahuasca, de la que el brebaje toma su nombre) que crece en la selva, junto a las hojas de otra planta conocida como la chacruna.
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Como resultado de esta combinación, se obtiene una poción con un fuerte poder alucinógeno y que al entrar en el cuerpo, produce entre otros efectos alteraciones en la percepción y la cognición que permiten abrir determinadas puertas que en nuestro cerebro se mantienen cerradas, en la mayoría de los casos como mecanismo de autodefensa.
Además, un efecto que puede ser poco común, es el hecho de que al practicar el rito este te haga vomitar toda la noche y en otros casos hasta provocar diarrea, lo que muchos consideran una purificación espiritual.
A pesar de que este “viaje” suele ser descrito como uno de los más fuertes y profundos, la experiencia de fumar Sapo resulta ser cinco veces más potente, que la Ayahuasca misma, puesto que se trata de la sustancia DMT, considerada cómo uno de los alucinógenos más fuertes, por lo que seguramente se vuelve más atractiva para muchos.
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