Cada año, el 17 de abril se conmemora el Día Mundial de la Hemofilia, un trastorno hemorrágico que puede ser hereditario y que consiste en que la sangre no coagula de manera adecuada.
Este padecimiento puede causar hemorragias espontáneas o bien, después de tener una lesión o haber sido operado. Esta fecha fue elegida por la Federación Mundial de Hemofilia al ser el día de nacimiento del fundador, Frank Schnabel.
La página de los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades, explica que la sangre tiene muchas proteínas, identificadas como factores de coagulación, mismas que ayudan a detener las hemorragias.
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Quienes tienen hemofilia tienen bajos niveles del factor de la coagulación y eso aumenta las probabilidades de que ocurra una hemorragia, que puede llegar a provocar problemas serios de salud.
¿Qué provoca la hemofilia?
Este trastorno es provocado por una mutación en uno de los genes que determinan la coagulación de la sangre, el cromosoma X.
Los hombres tienen un cromosoma X y un cromosoma Y; las mujeres tienen dos cromosomas X; los hombres heredan el cromosoma X de la madre y el cromosoma Y del padre; mientras que las mujeres heredan el cromosoma X de sus madres y el cromosoma X de sus padres.
Los investigadores han revelado que los hombres pueden heredar la hemofilia si heredan el cromosoma X afectado. Al tener una carga genética menos fuerte, las mujeres también pueden tener hemofilia, pero es menos frecuente.
Cabe señalar que la hemofilia puede causar hemorragia en las articulaciones, que puede llevar a la enfermedad articular crónica y dolor; hemorragia en la cabeza, a veces en el cerebro, que puede ocasionar convulsiones o parálisis. La hemorragia puede provocar la muerte si no se detiene, o si se produce en un órgano vital, como el cerebro.
¿Cuántos tipos de hemofilias hay y cuáles son sus signos?
Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades señalan que hay dos tipos de hemofilia: la A, causada por falta de disminución del factor de coagulación, y la B, que es causada por la falta o disminución del factor de coagulación.
Algunos de los signos que pueden alertarte sobre la presencia de hemofilia son: hemorragias en las articulaciones que causan hinchazón o rigidez en las articulaciones, y dolor, sobre todo en las rodillas, codos y tobillos
Si te encuentras moretones es que puedes tener hemorragias bajo la piel, pueden presentarse en los músculos y los tejidos blandos.
También puede ser un síntoma de hemofilia si se te cae un diente y es difícil detener el sangrado en la boca o encías.
Otra señal de alerta de que puedes tener hemofilia puede presentarse después de la circuncisión; si presentas sagrados después de recibir inyecciones o vacunas.
En el caso de los bebés, también se pueden presentar si tuvieron un parto difícil pues la hemorragia se presenta en la cabeza del recién nacido.
Las hemorragias nasales frecuentes, difíciles de detener o la sangre en la orina y en las heces, también pueden ser un foco rojo de que podrías tener hemofilia.
La hemofilia afecta a personas de todos los grupos raciales o étnicos, se presenta en uno de cada 5 mil bebés varones; es por ello que muchas personas en cuyas familias hay presencia de hemofilia piden que sus bebés varones reciban una prueba de detección de esta después del nacimiento.
Los médicos hacen análisis de sangre para verificar que coagula de manera adecuada, de lo contrario se analizará para conocer la causa del trastorno y el nivel de gravedad.
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Tratamiento
Uno de los tratamientos para los hemofílicos es reponiendo el factor de coagulación que falta para que la sangre haga sus funciones de manera normal; esto se hace con el suministro de concentrados comerciales de manera intravenosa que, después, pueden aprender a hacerse personalmente, se llaman profilaxis.
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