/ martes 9 de abril de 2024

Victor Lay, el cubano que vivió en Hermosillo y fue precursor de la música latina en la ciudad

Don Victor Lay llegó a Sonora y se quedó en Hermosillo, donde dejó la semilla de la música latina en la ciudad y que formó parte del documental ‘Buena Vista Social Club’

Victor Lay Zerquera es un compositor y músico cubano que le dio un realce a su pueblo natal Cienfuegos, en donde nació un 3 de marzo de 1923 y que falleció el 30 de julio del 2001 en Hermosillo, Sonora, tierra en donde pasó los últimos años de su vida y en donde retomó esa profesión que tanto le gustaba y que ya había dejado de lado: la música.

Con un tema al que llamó “Cienfuegos tiene ya su guaguancó”, Victor Lay pasó a la historia y sin proponérselo, puesto que ese tema que él compuso en 1949 y que elegido para formar parte de del soundtrack oficial del famoso documental “Buena Vista Social Club” de 1996, que fue grabado en Cuba y dirigido por Wim Wenders, de donde se desprende el disco homónimo del año siguiente a cargo del músico Ry Cooder.

En ese tiempo Don Victor Lay ya radicaba en Sonora y en su país nadie tenía noticias de él, lo creían muerto y es por eso que decidieron tomar su canción emblema e incluirlo en esa producción, que ya después tuvo que alzar la mano y luego de un proceso legal recibió las regalías correspondientes que le permitieron vivir sus últimos años de una mejor forma.

Lee también: Luis Fernando Peralta: La voz principal de la salsa en Hermosillo

En 1957 viajó y vivió unos años en Mérida, Yucatán y en 1962 se fue a Ciudad de México y después a Veracruz donde inició un negocio dentro de la industria tabacalera y fue así como llegó a Sonora, primero a Ciudad Obregón y posteriormente a Hermosillo y fue la promotora Mónica Luna quién lo convenció de venirse a la capital del estado para actuar en un bar que de manera incipiente se aventuraba con la música latina en esta tierra dominada por otro tipo de música y se trataba del mítico “Luna Dance”.

El inicio de la rumba en Hermosillo

Donde actualmente se encuentra el también bar de salsa y música cubana “El Punto Cubano”, ahí se instaló a finales de los 90 el “Luna Dance”, allí tocaban José Luis “Wero” Arvizu y Fito Lizarraga. Don Victor Lay ya estaba tocando en un bar de Ciudad Obregón y fue cuando llegó a cantar a Hermosillo, posteriormente el bar cambió de domicilio y se hizo un grupo a cargo de David Norzagaray, el “Colas”, y fue así como nació el “Son de Luna” que tocaba y acompañaba a Victor Lay, también conocido como el “Piloto del ritmo”.

“El hombre era un tipo relajado, no se daba ínfulas de artista, ni se sentía más que alguno de nosotros. Obviamente que sobre sus hombros cargaba la imagen y el nombre de todos, y lo sabía bien, pero jamás ejerció algún tipo de poder o jerarquía para imponerse. Era abierto a las ideas en lo musical pero el sabor de la cubanía se lo aportaba su voz, su carisma y ese estilo característico que lo definía. No era un gran cantante, no tenía la mejor voz, pero no desafinaba, sabía cantar y hacer show. En general Victor Lay era un gran performancero”, nos relata José Luis Arvizu en entrevista exclusiva para El Sol de Hermosillo.

Victor Lay y el grupo 'Son de Luna' de Hermosillo en un festival de la Universidad de Sonora / Foto: Cortesía / José Luis Arvizu


Victor Lay como buen mexicano por adopción era tequilero y le encantaba, pero nunca olvidó sus raíces cubanas y siempre tuvo presente la ofrenda a Changó o Yemayá. A veces había que andarle jalando las orejas para que no se le pasaran las copas de tequila, lo cuidaban en el bar y le dosificaban las bebidas, pensando que estuviera en buenas condiciones para su presentación, como buen latino era de sangre caliente, vivaracho y siempre alegre, era un diablillo, a decir del pianista “Wero” Arvizu.

“Yo, que hacía las veces de su alcahuete, pedía para mí y se lo hacía llegar a mi compa Lay. Él, encantado con esa idea, me hizo su confidente y me contó su vida, sus caminos y los altibajos. En una ocasión yo tuve una pérdida grande y en lugar de no querer ir a tocar, quise ir a tirar toda la angustia tocando esa noche. Víctor Lay que conocía mi dolor me dijo: ¿Qué canción quieres que te cante? y yo le pedí ‘Drume negrita’, jamás me he conmovido tanto con una canción. Me transmitió paz y tranquilidad. Era mi amigo, uno muy bueno”, relata José Luis.

Llegó el ‘Buena Vista Social Club’

Fue una sorpresa para el maestro Lay, así como para todos sus allegados, de entrada rescatar del olvido a tantos músicos cubanos que ya estaban en el retiro y que de rebote le llegara hasta Hermosillo era algo impensable, así que el día que llegó el documental a los cines de la ciudad, fueron todos juntos los del “Son de Luna” a los otrora “Cines Gemelos” del boulevard Luis Encinas y ahí pudieron constatar cómo su canción “Cienfuegos tiene ya su guaguancó”, suena tres veces en el documental.

“El hombre habiendo salido de Cuba hacía aproximadamente 40 años, se maravillaba con cada imagen de la isla a la que añoraba regresar. Le llovieron un montón de recuerdos y de nostalgias, y terminó en lágrimas en muchas de las escenas. Sólo le escuchábamos decir: ¡Coño! ¡Coño! ¡Coño! Y reconocer a alguno de los músicos y cantantes con quien alguna vez convivió en la Habana”, recordó el pianista.

A partir de ese reconocimiento y de algunos reportajes en diferentes medios la fama local del músico cubano se fue por las nubes y el bar salsero de Mónica Luna se puso de moda y empezó a recibir a cada vez más gente que quería oír en vivo a tan importante personalidad; con todo eso a Lay no se le subieron los humos, siguió siendo la misma persona amable y humilde de siempre.

“La demanda interpuesta por los derechos porque lo creían desaparecido y muerto en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, prosperó y ganó sin tener que esperar tanto tiempo como suele pasar con esos juicios. Nunca supe el monto de la ganancia, pero le alcanzó para volver a su amada Cuba, revisitar y reencontrarse con sus hijos y familiares y seguramente dejarles algo. Era un tipo generoso en lo particular, así que creo que con lo que obtuvo se regaló una mejor vida hasta el final de su camino”.

El cantante cubano Victor Lay viajó a cuba con el 'Son de Luna' y estuvieron de visita en la casa de Ibrahim Ferrer / Foto: Cortesía / José Luis Arvizu

Nadie sabía que estaba enfermo

Siempre fue muy reservado con lo de su enfermedad y nadie sospechó de que fuera tan grave, incluso en la última gira que realizaron con él, se presentaron en un gran concierto en el Zócalo de la Ciudad de México y después fueron al “Festival Afrocaribeño de Veracruz”, donde compartieron escenario con gente de la talla de Rubén Blades, Sista Mónica, Óscar Chávez, Tania Libertad, El Gran Fellove, Vieux Diop, Kairaba, Juana Bacallao, entre otros grandes. Allí, durante el camino se quejó de dolor de espalda y sus compañeros pensaron que se trataba de la ciática.

“Media hora antes de subir al gran escenario, nos dijo que quizás no podría. Se sentía muy mal. Llegó un médico y le dio ‘algo’ que lo reanimó y lo levantó para dar un gran espectáculo. Poco después de regresar de ese viaje, nos enteramos que fue al hospital a revisarse y nunca más volvió. El hombre estaba invadido por el cáncer. A todos nos dejó en shock su repentina partida porque a nadie nunca dijo que estuviera enfermo. Resistió estoico un doloroso padecimiento y tuvo el valor de cantar y presentarse como si nada pasara hasta el final de sus días”, detalla el “Wero” Arvizu.

Por algún tiempo el pianista y amigo de Don Victor Lay mantuvo contacto con Víctor Lay hijo, quien siempre se ha mostrado agradecido porque, según se los ha expresado, le abrieron las puertas de sus casas a su padre. Incluso tenía planeado escribir las memorias o alguna biografía de su padre y los llegaba a llamar y pedir datos, fechas y detalles, pero ya no supo si logró publicar algo de ese material.

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“Hermosillo le debe reconocimientos y homenajes a muchas personas que le han dotado de identidad cultural. Pero ahora que la comunidad salsera de la ciudad es significativa, se debería dar a conocer la vida y obra de este personaje que es un referente como uno de los pilares de la música afrocubana. Sobre todo porque en ese tiempo en el oasis que significaba la salsa en un extenso mar de cumbias, rancheras, rockeros y punkosos, Víctor Lay supo sembrar la semilla de un género que hoy por hoy, en Hermosillo, marca pauta”, finalizó.

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Victor Lay Zerquera es un compositor y músico cubano que le dio un realce a su pueblo natal Cienfuegos, en donde nació un 3 de marzo de 1923 y que falleció el 30 de julio del 2001 en Hermosillo, Sonora, tierra en donde pasó los últimos años de su vida y en donde retomó esa profesión que tanto le gustaba y que ya había dejado de lado: la música.

Con un tema al que llamó “Cienfuegos tiene ya su guaguancó”, Victor Lay pasó a la historia y sin proponérselo, puesto que ese tema que él compuso en 1949 y que elegido para formar parte de del soundtrack oficial del famoso documental “Buena Vista Social Club” de 1996, que fue grabado en Cuba y dirigido por Wim Wenders, de donde se desprende el disco homónimo del año siguiente a cargo del músico Ry Cooder.

En ese tiempo Don Victor Lay ya radicaba en Sonora y en su país nadie tenía noticias de él, lo creían muerto y es por eso que decidieron tomar su canción emblema e incluirlo en esa producción, que ya después tuvo que alzar la mano y luego de un proceso legal recibió las regalías correspondientes que le permitieron vivir sus últimos años de una mejor forma.

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En 1957 viajó y vivió unos años en Mérida, Yucatán y en 1962 se fue a Ciudad de México y después a Veracruz donde inició un negocio dentro de la industria tabacalera y fue así como llegó a Sonora, primero a Ciudad Obregón y posteriormente a Hermosillo y fue la promotora Mónica Luna quién lo convenció de venirse a la capital del estado para actuar en un bar que de manera incipiente se aventuraba con la música latina en esta tierra dominada por otro tipo de música y se trataba del mítico “Luna Dance”.

El inicio de la rumba en Hermosillo

Donde actualmente se encuentra el también bar de salsa y música cubana “El Punto Cubano”, ahí se instaló a finales de los 90 el “Luna Dance”, allí tocaban José Luis “Wero” Arvizu y Fito Lizarraga. Don Victor Lay ya estaba tocando en un bar de Ciudad Obregón y fue cuando llegó a cantar a Hermosillo, posteriormente el bar cambió de domicilio y se hizo un grupo a cargo de David Norzagaray, el “Colas”, y fue así como nació el “Son de Luna” que tocaba y acompañaba a Victor Lay, también conocido como el “Piloto del ritmo”.

“El hombre era un tipo relajado, no se daba ínfulas de artista, ni se sentía más que alguno de nosotros. Obviamente que sobre sus hombros cargaba la imagen y el nombre de todos, y lo sabía bien, pero jamás ejerció algún tipo de poder o jerarquía para imponerse. Era abierto a las ideas en lo musical pero el sabor de la cubanía se lo aportaba su voz, su carisma y ese estilo característico que lo definía. No era un gran cantante, no tenía la mejor voz, pero no desafinaba, sabía cantar y hacer show. En general Victor Lay era un gran performancero”, nos relata José Luis Arvizu en entrevista exclusiva para El Sol de Hermosillo.

Victor Lay y el grupo 'Son de Luna' de Hermosillo en un festival de la Universidad de Sonora / Foto: Cortesía / José Luis Arvizu


Victor Lay como buen mexicano por adopción era tequilero y le encantaba, pero nunca olvidó sus raíces cubanas y siempre tuvo presente la ofrenda a Changó o Yemayá. A veces había que andarle jalando las orejas para que no se le pasaran las copas de tequila, lo cuidaban en el bar y le dosificaban las bebidas, pensando que estuviera en buenas condiciones para su presentación, como buen latino era de sangre caliente, vivaracho y siempre alegre, era un diablillo, a decir del pianista “Wero” Arvizu.

“Yo, que hacía las veces de su alcahuete, pedía para mí y se lo hacía llegar a mi compa Lay. Él, encantado con esa idea, me hizo su confidente y me contó su vida, sus caminos y los altibajos. En una ocasión yo tuve una pérdida grande y en lugar de no querer ir a tocar, quise ir a tirar toda la angustia tocando esa noche. Víctor Lay que conocía mi dolor me dijo: ¿Qué canción quieres que te cante? y yo le pedí ‘Drume negrita’, jamás me he conmovido tanto con una canción. Me transmitió paz y tranquilidad. Era mi amigo, uno muy bueno”, relata José Luis.

Llegó el ‘Buena Vista Social Club’

Fue una sorpresa para el maestro Lay, así como para todos sus allegados, de entrada rescatar del olvido a tantos músicos cubanos que ya estaban en el retiro y que de rebote le llegara hasta Hermosillo era algo impensable, así que el día que llegó el documental a los cines de la ciudad, fueron todos juntos los del “Son de Luna” a los otrora “Cines Gemelos” del boulevard Luis Encinas y ahí pudieron constatar cómo su canción “Cienfuegos tiene ya su guaguancó”, suena tres veces en el documental.

“El hombre habiendo salido de Cuba hacía aproximadamente 40 años, se maravillaba con cada imagen de la isla a la que añoraba regresar. Le llovieron un montón de recuerdos y de nostalgias, y terminó en lágrimas en muchas de las escenas. Sólo le escuchábamos decir: ¡Coño! ¡Coño! ¡Coño! Y reconocer a alguno de los músicos y cantantes con quien alguna vez convivió en la Habana”, recordó el pianista.

A partir de ese reconocimiento y de algunos reportajes en diferentes medios la fama local del músico cubano se fue por las nubes y el bar salsero de Mónica Luna se puso de moda y empezó a recibir a cada vez más gente que quería oír en vivo a tan importante personalidad; con todo eso a Lay no se le subieron los humos, siguió siendo la misma persona amable y humilde de siempre.

“La demanda interpuesta por los derechos porque lo creían desaparecido y muerto en el terremoto de 1985 en la Ciudad de México, prosperó y ganó sin tener que esperar tanto tiempo como suele pasar con esos juicios. Nunca supe el monto de la ganancia, pero le alcanzó para volver a su amada Cuba, revisitar y reencontrarse con sus hijos y familiares y seguramente dejarles algo. Era un tipo generoso en lo particular, así que creo que con lo que obtuvo se regaló una mejor vida hasta el final de su camino”.

El cantante cubano Victor Lay viajó a cuba con el 'Son de Luna' y estuvieron de visita en la casa de Ibrahim Ferrer / Foto: Cortesía / José Luis Arvizu

Nadie sabía que estaba enfermo

Siempre fue muy reservado con lo de su enfermedad y nadie sospechó de que fuera tan grave, incluso en la última gira que realizaron con él, se presentaron en un gran concierto en el Zócalo de la Ciudad de México y después fueron al “Festival Afrocaribeño de Veracruz”, donde compartieron escenario con gente de la talla de Rubén Blades, Sista Mónica, Óscar Chávez, Tania Libertad, El Gran Fellove, Vieux Diop, Kairaba, Juana Bacallao, entre otros grandes. Allí, durante el camino se quejó de dolor de espalda y sus compañeros pensaron que se trataba de la ciática.

“Media hora antes de subir al gran escenario, nos dijo que quizás no podría. Se sentía muy mal. Llegó un médico y le dio ‘algo’ que lo reanimó y lo levantó para dar un gran espectáculo. Poco después de regresar de ese viaje, nos enteramos que fue al hospital a revisarse y nunca más volvió. El hombre estaba invadido por el cáncer. A todos nos dejó en shock su repentina partida porque a nadie nunca dijo que estuviera enfermo. Resistió estoico un doloroso padecimiento y tuvo el valor de cantar y presentarse como si nada pasara hasta el final de sus días”, detalla el “Wero” Arvizu.

Por algún tiempo el pianista y amigo de Don Victor Lay mantuvo contacto con Víctor Lay hijo, quien siempre se ha mostrado agradecido porque, según se los ha expresado, le abrieron las puertas de sus casas a su padre. Incluso tenía planeado escribir las memorias o alguna biografía de su padre y los llegaba a llamar y pedir datos, fechas y detalles, pero ya no supo si logró publicar algo de ese material.

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“Hermosillo le debe reconocimientos y homenajes a muchas personas que le han dotado de identidad cultural. Pero ahora que la comunidad salsera de la ciudad es significativa, se debería dar a conocer la vida y obra de este personaje que es un referente como uno de los pilares de la música afrocubana. Sobre todo porque en ese tiempo en el oasis que significaba la salsa en un extenso mar de cumbias, rancheras, rockeros y punkosos, Víctor Lay supo sembrar la semilla de un género que hoy por hoy, en Hermosillo, marca pauta”, finalizó.

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