/ jueves 4 de abril de 2019

Cruzando líneas | El cierre de frontera: Estrategia de negocios

Nueva York.- Hay más de mil 600 millones de razones al día por las que el presidente Donald Trump no ordenaría el cierre total de la frontera de Estados Unidos con México. Esa cifra, pero en dólares, es la que genera el comercio bilateral cada 24 horas, según la Oficina del Censo; pero hay otros tantos millones que no se registran en las arcas gubernamentales y son, de igual manera, fundamentos de la economía de esta potencia mundial. Así que la amenaza presidencial es un mal negocio y Trump lo sabe.

Sin embargo, lo que el Ejecutivo también entiende es el arte de la negociación. Es un manipulador con experiencia y en extremo exitoso; como muestra, sus empresas, inversiones y cuentas bancarias. Una de sus tácticas más efectivas es la intimidación; estira y estira la liga, pero la suelta justo antes de que se vaya a romper; es paciente, sabe esperar a que su “socio” afloje, por miedo o necesidad, y solo entonces pone la condiciones a conveniencia.

Pero en la era de Trump nada se puede dar por sentado. Quizá cambie de táctica. El sentido común no siempre se impone. Es por ello que los grandes del comercio, republicanos, expertos financieros y gente de poder se han unido para presionar al mandatario en contra de esta medida; la mínima posibilidad de una clausura, supondría un desajuste en sus libros y un jaque a sus finanzas empresariales.

Entonces, el Presidente vuelve a estar frente a una encrucijada: seguir adelante con sus ataques desmedidos en contra de la inmigración ilegal a costa de todo o la estabilidad económica de una nación que apenas se recupera de una devastadora recesión. Un cierre total de fronteras representaría dar reversa y no precisamente para agarrar vuelo. Aun así, puede hacerlo.

México es el tercer socio comercial más importante para Estados Unidos; Sonora, el principal para Arizona. Un cierre de la frontera, aunque temporal, no solo supondría un desequilibrio económico para ambas naciones, sino que debilitaría aún más las relaciones internacionales —de por sí tirantes e inestables— y echaría por la borda lo estipulado con la renegociación del Tratado de Libre Comercio.

Pero para el magnate republicano la seguridad pública es mucho más importante que el comercio, dice. Está convencido de una emergencia nacional que ni siquiera el Congreso respalda. La crisis de la que habla está más en sus redes sociales que en los territorios fronterizos, pero desde la Oficina Oval en Washington es más fácil opinar de algo que solo se ve de lejos.

El presidente Trump visitará la frontera esta semana y supervisará el fragmento del muro en Calexico que lleva la placa con su nombre; quizá cambie de parecer. Mientras sigue causando incertidumbre con su estrategia de negocios: Insiste en el cierre de la frontera si el Congreso no actúa y si México no hace nada por frenar a los centroamericanos que buscan el Norte atravesando su territorio. Es decir, quiere dinero para el muro, respaldo para su declaratoria de emergencia y que México haga el trabajo sucio; a cambio solo ofrece la cotidianidad fronteriza.

Tiró la piedra. Le funcionó. Causó revuelo. Ganó la primera batalla. Ahora, la segunda parte del plan: Un cierre parcial orquestado. Empieza a ganar aceptación y se alista para llevarse la mano.

¿Injusto o astuto? Es Trump.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com

Twitter: @maritzalfelix

Nueva York.- Hay más de mil 600 millones de razones al día por las que el presidente Donald Trump no ordenaría el cierre total de la frontera de Estados Unidos con México. Esa cifra, pero en dólares, es la que genera el comercio bilateral cada 24 horas, según la Oficina del Censo; pero hay otros tantos millones que no se registran en las arcas gubernamentales y son, de igual manera, fundamentos de la economía de esta potencia mundial. Así que la amenaza presidencial es un mal negocio y Trump lo sabe.

Sin embargo, lo que el Ejecutivo también entiende es el arte de la negociación. Es un manipulador con experiencia y en extremo exitoso; como muestra, sus empresas, inversiones y cuentas bancarias. Una de sus tácticas más efectivas es la intimidación; estira y estira la liga, pero la suelta justo antes de que se vaya a romper; es paciente, sabe esperar a que su “socio” afloje, por miedo o necesidad, y solo entonces pone la condiciones a conveniencia.

Pero en la era de Trump nada se puede dar por sentado. Quizá cambie de táctica. El sentido común no siempre se impone. Es por ello que los grandes del comercio, republicanos, expertos financieros y gente de poder se han unido para presionar al mandatario en contra de esta medida; la mínima posibilidad de una clausura, supondría un desajuste en sus libros y un jaque a sus finanzas empresariales.

Entonces, el Presidente vuelve a estar frente a una encrucijada: seguir adelante con sus ataques desmedidos en contra de la inmigración ilegal a costa de todo o la estabilidad económica de una nación que apenas se recupera de una devastadora recesión. Un cierre total de fronteras representaría dar reversa y no precisamente para agarrar vuelo. Aun así, puede hacerlo.

México es el tercer socio comercial más importante para Estados Unidos; Sonora, el principal para Arizona. Un cierre de la frontera, aunque temporal, no solo supondría un desequilibrio económico para ambas naciones, sino que debilitaría aún más las relaciones internacionales —de por sí tirantes e inestables— y echaría por la borda lo estipulado con la renegociación del Tratado de Libre Comercio.

Pero para el magnate republicano la seguridad pública es mucho más importante que el comercio, dice. Está convencido de una emergencia nacional que ni siquiera el Congreso respalda. La crisis de la que habla está más en sus redes sociales que en los territorios fronterizos, pero desde la Oficina Oval en Washington es más fácil opinar de algo que solo se ve de lejos.

El presidente Trump visitará la frontera esta semana y supervisará el fragmento del muro en Calexico que lleva la placa con su nombre; quizá cambie de parecer. Mientras sigue causando incertidumbre con su estrategia de negocios: Insiste en el cierre de la frontera si el Congreso no actúa y si México no hace nada por frenar a los centroamericanos que buscan el Norte atravesando su territorio. Es decir, quiere dinero para el muro, respaldo para su declaratoria de emergencia y que México haga el trabajo sucio; a cambio solo ofrece la cotidianidad fronteriza.

Tiró la piedra. Le funcionó. Causó revuelo. Ganó la primera batalla. Ahora, la segunda parte del plan: Un cierre parcial orquestado. Empieza a ganar aceptación y se alista para llevarse la mano.

¿Injusto o astuto? Es Trump.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com

Twitter: @maritzalfelix