/ jueves 3 de enero de 2019

Cruzando líneas | Especular, el mal de todos los años

Texas.- No hay predicciones que ayuden a desenmarañar las historias que se enredaron en 2018.

Cientos de niños migrantes siguen en custodia de las autoridades estadounidenses; miles de madres mexicanas no pierden la fe de encontrar con vida a sus hijos desaparecidos; hay millones de latinoamericanos que lo perdieron todo, hasta la dignidad, por la necesidad; hay muchos sufriendo en silencio.

El limbo está lleno, porque para llegar al paraíso hay que cruzar el infierno y no todos tienen fuerzas para saltar el fuego; no las tuvieron en 2018 y quizá no las recuperen en 2019.

Los que sufren, los de abajo y los de en medio, no comenzaron el 2019 atragantados con doce uvas ni con ropa interior roja. No. Algunos ni siquiera escucharon las doce campanadas. En su Año Nuevo no hubo fuegos artificiales ni champaña. Unos cuantos apretaron con más fuerza el rosario mientras rezaban para que el año entrante no los apaleara tan fuerte; otros se durmieron temprano para que no los sorprendiera la soledad… pero los más valientes se atrevieron a desafiar a la desgracia con un destello de esperanza.

No todo está perdido.

El mundo no puede ser tan jodido, ¿o sí? ¡Al diablo con las predicciones!

A ellos no les alcanza para propósitos o pronósticos.

Esos pocos que aún no pierden la fe no permitirán que los analistas los conviertan en una cifra más en los records gubernamentales de desempleo, detención y pobreza. Cada vez que escuchan la opinión de algún experto sienten que se les revuelven las tripas, ¿qué saben esos trajeados de lo que es la angustia de la incertidumbre? ¿Cómo pueden hablar ellos de tendencias cuando no les quita el sueño la impotencia? Y tienen razón. Por más que la historia se repita, el ser humano siempre busca explicaciones y con cada Año Nuevo no hace nada más que especular.

Sí, especular proviene del latín speculāri y tiene múltiples acepciones:

1. Reflexionar en un plano exclusivamente teórico.

2. Hacer conjeturas sobre algo sin conocimiento suficiente.

3. Efectuar operaciones comerciales o financieras con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o de los cambios.

4. Comerciar, traficar.

5. Procurar provecho o ganancia fuera del tráfico mercantil.

6. Registrar, mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo.

Todas parecerían ir al caso con las predicciones expertas o esotéricas para el inicio de 2019. Son como las cabañuelas emocionales del mundo: “Y sí, señores, los primeros doce días confirman que nos lloverá sobre mojado”. ¡Bah! ¿Qué saben ellos si nunca han atravesado un desierto o escarbado en fosas?

Hay algo intrínseco en el ser humano y es el instinto de sobrevivencia… si el 2018 fue el año de aguantar la respiración; el 2019 será el de sobrevivir y, si tienen suerte, el 2020 será el de respirar. Los que han sufrido: los migrantes, las madres, los latinos, los desempleados, los más jodidos, las estadísticas del mundo, no especulan; aún sueñan, a pesar de…

Su propósito: sobrevivir; su pronóstico: sobrevivir; su especulación: sobrevivir; su predicción: sobrevivir. El 2019 quizá sea el año del limbo, pero cada vez están un paso más cerca del cielo y la gloria tiene para todos un significado distinto, a pesar de lo que diga la RAE.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFelix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com

Texas.- No hay predicciones que ayuden a desenmarañar las historias que se enredaron en 2018.

Cientos de niños migrantes siguen en custodia de las autoridades estadounidenses; miles de madres mexicanas no pierden la fe de encontrar con vida a sus hijos desaparecidos; hay millones de latinoamericanos que lo perdieron todo, hasta la dignidad, por la necesidad; hay muchos sufriendo en silencio.

El limbo está lleno, porque para llegar al paraíso hay que cruzar el infierno y no todos tienen fuerzas para saltar el fuego; no las tuvieron en 2018 y quizá no las recuperen en 2019.

Los que sufren, los de abajo y los de en medio, no comenzaron el 2019 atragantados con doce uvas ni con ropa interior roja. No. Algunos ni siquiera escucharon las doce campanadas. En su Año Nuevo no hubo fuegos artificiales ni champaña. Unos cuantos apretaron con más fuerza el rosario mientras rezaban para que el año entrante no los apaleara tan fuerte; otros se durmieron temprano para que no los sorprendiera la soledad… pero los más valientes se atrevieron a desafiar a la desgracia con un destello de esperanza.

No todo está perdido.

El mundo no puede ser tan jodido, ¿o sí? ¡Al diablo con las predicciones!

A ellos no les alcanza para propósitos o pronósticos.

Esos pocos que aún no pierden la fe no permitirán que los analistas los conviertan en una cifra más en los records gubernamentales de desempleo, detención y pobreza. Cada vez que escuchan la opinión de algún experto sienten que se les revuelven las tripas, ¿qué saben esos trajeados de lo que es la angustia de la incertidumbre? ¿Cómo pueden hablar ellos de tendencias cuando no les quita el sueño la impotencia? Y tienen razón. Por más que la historia se repita, el ser humano siempre busca explicaciones y con cada Año Nuevo no hace nada más que especular.

Sí, especular proviene del latín speculāri y tiene múltiples acepciones:

1. Reflexionar en un plano exclusivamente teórico.

2. Hacer conjeturas sobre algo sin conocimiento suficiente.

3. Efectuar operaciones comerciales o financieras con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o de los cambios.

4. Comerciar, traficar.

5. Procurar provecho o ganancia fuera del tráfico mercantil.

6. Registrar, mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo.

Todas parecerían ir al caso con las predicciones expertas o esotéricas para el inicio de 2019. Son como las cabañuelas emocionales del mundo: “Y sí, señores, los primeros doce días confirman que nos lloverá sobre mojado”. ¡Bah! ¿Qué saben ellos si nunca han atravesado un desierto o escarbado en fosas?

Hay algo intrínseco en el ser humano y es el instinto de sobrevivencia… si el 2018 fue el año de aguantar la respiración; el 2019 será el de sobrevivir y, si tienen suerte, el 2020 será el de respirar. Los que han sufrido: los migrantes, las madres, los latinos, los desempleados, los más jodidos, las estadísticas del mundo, no especulan; aún sueñan, a pesar de…

Su propósito: sobrevivir; su pronóstico: sobrevivir; su especulación: sobrevivir; su predicción: sobrevivir. El 2019 quizá sea el año del limbo, pero cada vez están un paso más cerca del cielo y la gloria tiene para todos un significado distinto, a pesar de lo que diga la RAE.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFelix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com