/ lunes 6 de septiembre de 2021

Democracia y debate | Ahogarse en un bache de agua

Existen ciudades, poblados, lugares, en nuestro país, que cuentan con una belleza extraordinaria, fascinante, paisajes deslumbrantes, formaciones montañosas o rocosas que enmarcan la naturaleza; flora y fauna que explota ante los ojos de algunos afortunados, en Sonora estos ejemplos son muchos y están a la vista, por ejemplo ese azul esmeralda que explota todos los sentidos del Mar de Cortés, con sus delfines que parece que gustan de jugar con nosotros y esos atardeceres que tiñen de colores el cielo y son sin importar lo que digan los uruguayos, los más bellos del mundo.

Pero llega el hombre y con su mano en ocasiones engrandece la obra de la naturaleza, la ensalza, la enaltece, la respeta, coloca en armonía estructuras naturales y humanas, cuando eso se logra, la vida es bella y es plena.

Tengo dos hijos pequeños, Max tiene 8 años y Patricio 3, en particular con Max, hemos disfrutado nuestra ciudad, en bicicleta, en los parques, en las plazas, en la kermés de Catedral, las ceremonias de independencia, el día de la Candelaria en Villa de Seris, en el estadio Sonora y en cuanto rincón hemos podido correr, jugar y convivir en familia.

Lamentablemente desde hace muchos años Hermosillo se ahoga en un bache de agua.

La verdad es tan evidente, que es imposible negarlo, casi ninguna calle en nuestra bella ciudad (que fue una de las más hermosas del Noroeste y puede volver a serlo), se salva de los baches, incluso algunos han causado la desgracia en familias, provocando accidentes fatales, pero si vamos un poco más lejos, veremos calles y más calles, donde si existió pavimento alguna vez, sólo el recuerdo queda de él, pero todavía tenemos más, acaso no nos damos cuenta de que en muchas calles no hay banquetas, que en las banquetas que existen, pocas tienen las rampas adecuadas para hacer de nuestra ciudad, una que sea accesible para personas con discapacidad, no existe un solo tope en toda la ciudad que esté debidamente pintado, algunos cuentan con señalización, pero no con la pintura que resalte su presencia, sobre todo en las noches, ya que si tienes “suerte” después del bache te vas a encontrar con un tope, pero hay más, cuando tenemos la fortuna de que se esté reparando uno de los centenares de baches, la señalización es un bote, una rama, unas piedras amontonadas.

Es Hermosillo una ciudad hermosa, que debe ser cuidada, consentida, tratada amorosamente, para que su crecimiento sea el correcto y podamos disfrutar sus calles, sus parques (algunos olvidados), su pujante comercio, su gran despliegue culinario, su gran servicio hotelero, en particular el bulevar Hidalgo se está convirtiendo junto con el bulevar Kino, en los grandes puntos de referencia, entre bares, restaurantes, hoteles, lugares de encuentro de construcción de historias y memorias de una ciudad que merece mucho más de lo que ahora tiene.

Grandes edificios en construcción albergarán a cientos de familias, dentro de sus muros vivirán sus sueños y esperanzas, al salir de estos, que encuentren una banqueta en condiciones adecuadas y con las rampas debidamente construidas, que encuentren calles con los pasos de cebra en las esquinas para cruzar con seguridad. Calles limpias, pintadas, con la separación adecuada de carriles y sin baches, sumado a lo anterior que podamos ver pronto ciclopistas de verdad, construidas con los materiales que correspondan, con los trazados apropiados, porque esta pandemia se terminará y saldremos a tomar nuestra ciudad como corresponde, porque es nuestra y la queremos hermosa.

Existen ciudades, poblados, lugares, en nuestro país, que cuentan con una belleza extraordinaria, fascinante, paisajes deslumbrantes, formaciones montañosas o rocosas que enmarcan la naturaleza; flora y fauna que explota ante los ojos de algunos afortunados, en Sonora estos ejemplos son muchos y están a la vista, por ejemplo ese azul esmeralda que explota todos los sentidos del Mar de Cortés, con sus delfines que parece que gustan de jugar con nosotros y esos atardeceres que tiñen de colores el cielo y son sin importar lo que digan los uruguayos, los más bellos del mundo.

Pero llega el hombre y con su mano en ocasiones engrandece la obra de la naturaleza, la ensalza, la enaltece, la respeta, coloca en armonía estructuras naturales y humanas, cuando eso se logra, la vida es bella y es plena.

Tengo dos hijos pequeños, Max tiene 8 años y Patricio 3, en particular con Max, hemos disfrutado nuestra ciudad, en bicicleta, en los parques, en las plazas, en la kermés de Catedral, las ceremonias de independencia, el día de la Candelaria en Villa de Seris, en el estadio Sonora y en cuanto rincón hemos podido correr, jugar y convivir en familia.

Lamentablemente desde hace muchos años Hermosillo se ahoga en un bache de agua.

La verdad es tan evidente, que es imposible negarlo, casi ninguna calle en nuestra bella ciudad (que fue una de las más hermosas del Noroeste y puede volver a serlo), se salva de los baches, incluso algunos han causado la desgracia en familias, provocando accidentes fatales, pero si vamos un poco más lejos, veremos calles y más calles, donde si existió pavimento alguna vez, sólo el recuerdo queda de él, pero todavía tenemos más, acaso no nos damos cuenta de que en muchas calles no hay banquetas, que en las banquetas que existen, pocas tienen las rampas adecuadas para hacer de nuestra ciudad, una que sea accesible para personas con discapacidad, no existe un solo tope en toda la ciudad que esté debidamente pintado, algunos cuentan con señalización, pero no con la pintura que resalte su presencia, sobre todo en las noches, ya que si tienes “suerte” después del bache te vas a encontrar con un tope, pero hay más, cuando tenemos la fortuna de que se esté reparando uno de los centenares de baches, la señalización es un bote, una rama, unas piedras amontonadas.

Es Hermosillo una ciudad hermosa, que debe ser cuidada, consentida, tratada amorosamente, para que su crecimiento sea el correcto y podamos disfrutar sus calles, sus parques (algunos olvidados), su pujante comercio, su gran despliegue culinario, su gran servicio hotelero, en particular el bulevar Hidalgo se está convirtiendo junto con el bulevar Kino, en los grandes puntos de referencia, entre bares, restaurantes, hoteles, lugares de encuentro de construcción de historias y memorias de una ciudad que merece mucho más de lo que ahora tiene.

Grandes edificios en construcción albergarán a cientos de familias, dentro de sus muros vivirán sus sueños y esperanzas, al salir de estos, que encuentren una banqueta en condiciones adecuadas y con las rampas debidamente construidas, que encuentren calles con los pasos de cebra en las esquinas para cruzar con seguridad. Calles limpias, pintadas, con la separación adecuada de carriles y sin baches, sumado a lo anterior que podamos ver pronto ciclopistas de verdad, construidas con los materiales que correspondan, con los trazados apropiados, porque esta pandemia se terminará y saldremos a tomar nuestra ciudad como corresponde, porque es nuestra y la queremos hermosa.