/ martes 12 de octubre de 2021

Democracia y debate | Pato a la Lozoya

Emilio Lozoya, exdirector de Pemex y actualmente bajo procesos penales, por la Fiscalía General de la República, por los casos de Agronitrogenados y Odebrecht, fue visto en el restaurante Hunan, en la CDMX.

¿Qué tiene lo anterior de particular?, ¿qué podemos entender?, ¿qué significa?

En principio podemos destacar que tiene buen gusto para la comida, es el Hunan uno de los mejores restaurantes en la CDMX, en donde la especialidad es el muy famoso Pato Laqueado, que sirven en unas hermosas charolas en forma de pato, con crepas y otros acompañamientos, es realmente una delicia, así como París vale una misa, si por alguna razón estás en la Ciudad de México, vale mucho la pena que visites este lugar y pidas en particular este platillo.

Por otro lado, no es un lugar de costos accesibles para la gran mayoría de los mexicanos, los precios de este lugar no tienen nada de bueno o de malo en sí mismo, en la variedad está el gusto y en las opciones de la democracia culinaria también, mientras estos lugares que crean empleos y generan movimiento de capital, cumplan con la normatividad correspondiente, ya es decisión de quien quiera y pueda visitarlos. Y de eso se trata de decidir con libertad, por limitada que esta sea.

Volviendo al pato (al laqueado, no a Lozoya), imposible olvidar el día que lo comí por primera vez en ese lugar, fue cuando conocí a mi familia política, recuerdo que cuando Mónica (mi esposa), me dijo que iríamos a comer para presentármelos, sólo le pedí una cosa: “Por favor no me dejes sentado solo con tu papá”, evidentemente me dejó solo al lado de mi suegro, quien apenas nos sentamos preguntó ¿quién comparte el pato conmigo?, más por cortesía que por otra cosa yo levanté la mano. Fue así que descubrí uno de mis platos favoritos en ese lugar, luego volví con quien todavía era mi novia, quise que regresáramos solamente los dos, para ahora sí compartir el pato con ella y disfrutarlo sin los nervios propios de la primera comida con los suegros, cuñado, cuñada, tía política y amiga que la acompañaba. En esa segunda ocasión, en la mesa de junto estaban comiendo también pato, Germán Dehesa, columnista, intelectual, artista y un poco de todo, que lamentablemente ya no nos acompaña en este mundo, junto a él Santiago Creel y junto a este, el exarzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval, todos degustando el mismo plato.

Pero volviendo al pato y ahora sí al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, el cual no sé si le gusta el pato o sólo hacer como tal, es significativa su presencia en este lugar, porque respondiendo a mis propias preguntas, es posible que se encuentre tranquilo, lo suficiente para mostrarse en público en un lugar donde era evidente que sería visto por quienes tienen en sus manos un teléfono y están medianamente informados de quién es él.

Finalmente, que se le viera en tal o cual lugar no tiene nada de particular, podemos entender o suponer que se encuentra tranquilo, a pesar de los procesos que se siguen en su contra y significa que es posible que le guste lo que, a tantos en ese lugar, que es el Hunan donde puede ser que podamos pedir el pato a la Lozoya.

Emilio Lozoya, exdirector de Pemex y actualmente bajo procesos penales, por la Fiscalía General de la República, por los casos de Agronitrogenados y Odebrecht, fue visto en el restaurante Hunan, en la CDMX.

¿Qué tiene lo anterior de particular?, ¿qué podemos entender?, ¿qué significa?

En principio podemos destacar que tiene buen gusto para la comida, es el Hunan uno de los mejores restaurantes en la CDMX, en donde la especialidad es el muy famoso Pato Laqueado, que sirven en unas hermosas charolas en forma de pato, con crepas y otros acompañamientos, es realmente una delicia, así como París vale una misa, si por alguna razón estás en la Ciudad de México, vale mucho la pena que visites este lugar y pidas en particular este platillo.

Por otro lado, no es un lugar de costos accesibles para la gran mayoría de los mexicanos, los precios de este lugar no tienen nada de bueno o de malo en sí mismo, en la variedad está el gusto y en las opciones de la democracia culinaria también, mientras estos lugares que crean empleos y generan movimiento de capital, cumplan con la normatividad correspondiente, ya es decisión de quien quiera y pueda visitarlos. Y de eso se trata de decidir con libertad, por limitada que esta sea.

Volviendo al pato (al laqueado, no a Lozoya), imposible olvidar el día que lo comí por primera vez en ese lugar, fue cuando conocí a mi familia política, recuerdo que cuando Mónica (mi esposa), me dijo que iríamos a comer para presentármelos, sólo le pedí una cosa: “Por favor no me dejes sentado solo con tu papá”, evidentemente me dejó solo al lado de mi suegro, quien apenas nos sentamos preguntó ¿quién comparte el pato conmigo?, más por cortesía que por otra cosa yo levanté la mano. Fue así que descubrí uno de mis platos favoritos en ese lugar, luego volví con quien todavía era mi novia, quise que regresáramos solamente los dos, para ahora sí compartir el pato con ella y disfrutarlo sin los nervios propios de la primera comida con los suegros, cuñado, cuñada, tía política y amiga que la acompañaba. En esa segunda ocasión, en la mesa de junto estaban comiendo también pato, Germán Dehesa, columnista, intelectual, artista y un poco de todo, que lamentablemente ya no nos acompaña en este mundo, junto a él Santiago Creel y junto a este, el exarzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval, todos degustando el mismo plato.

Pero volviendo al pato y ahora sí al ex director de Pemex, Emilio Lozoya, el cual no sé si le gusta el pato o sólo hacer como tal, es significativa su presencia en este lugar, porque respondiendo a mis propias preguntas, es posible que se encuentre tranquilo, lo suficiente para mostrarse en público en un lugar donde era evidente que sería visto por quienes tienen en sus manos un teléfono y están medianamente informados de quién es él.

Finalmente, que se le viera en tal o cual lugar no tiene nada de particular, podemos entender o suponer que se encuentra tranquilo, a pesar de los procesos que se siguen en su contra y significa que es posible que le guste lo que, a tantos en ese lugar, que es el Hunan donde puede ser que podamos pedir el pato a la Lozoya.