/ martes 14 de junio de 2022

Democracia y debate | Toros

¿Por qué prohibir los toros y no las peleas de gallos en Sonora?, pregunté hace algunos años al entonces diputado local Vernon Pérez, “Porque la gente me pidió prohibir las corridas de toros y no las peleas de gallos”, fue su respuesta. Lo cual todavía me parece una respuesta bastante limitada, si el fondo del asunto es la protección de los animales, tanto los toros como los gallos son animales y a la vista de la legislación que prohíbe espectáculos donde se dañen estos, entonces, acaso en las peleas de gallos estos en lugar de pelear con navajas, pelean con almohadas.

Prohibir las corridas de toros en Sonora, donde a casi nadie le importan no requiere de casi ningún tipo de esfuerzo, mucho menos debate, aventarse el tiro de prohibir los palenques ya parece que es otra cosa.

En la Ciudad de México se han prohibido las corridas de toros en lo que las resoluciones definitivas en los juzgados se otorgan, lo que significa que posiblemente en un año no se tendrán más corridas en la México, la plaza por cierto más grande del mundo y la más importante de América, de 6 meses a un año en el mejor de los casos y que el juez permita en su resolución que este espectáculo pueda continuar.

En México y en el mundo las corridas de toros desaparecerán por completo, me parece que en eso no hay duda, quedarán en el recuerdo de algunos las tardes de toros en esas grandes plazas, en lo que la prohibición se hace nacional y mundial, las plazas que queden seguramente se llenarán de toreros y aficionados que disfrutaran esta tan compleja y difícil forma de vivir y morir.

Durante años fui a la Plaza de Toros México, desde que era niño, no puedo olvidar el color, la música, la comida, las buenas y malas compañías, los famosos tacos “el villamelón”, pude ver esas tardes además del ahora prohibido espectáculo a muchos políticos, artistas, deportistas, en fin, era la plaza uno de los pocos lugares donde todos eran iguales en sol, o iguales en sombra, sin importar tendidos, podías estar sentado junto a Silvia Pinal, Cuauhtémoc Cárdenas, Lucero, lo mismo que junto a Pablo el mecánico de la colonia Doctores, comentabas entre toros con doctores, abogados, comerciantes, plomeros. La convivencia era única, de respeto y tolerancia, un espacio de luz y sombra, un espacio de vida y muerte, un espacio tan polémico como inaceptable, tan emocionante como prohibido, tan idílico como alucinante.

Poco a poco muchas cosas se van, poco a poco las plazas cerrarán, ¿poco a poco seremos mejores?

¿Por qué prohibir los toros y no las peleas de gallos en Sonora?, pregunté hace algunos años al entonces diputado local Vernon Pérez, “Porque la gente me pidió prohibir las corridas de toros y no las peleas de gallos”, fue su respuesta. Lo cual todavía me parece una respuesta bastante limitada, si el fondo del asunto es la protección de los animales, tanto los toros como los gallos son animales y a la vista de la legislación que prohíbe espectáculos donde se dañen estos, entonces, acaso en las peleas de gallos estos en lugar de pelear con navajas, pelean con almohadas.

Prohibir las corridas de toros en Sonora, donde a casi nadie le importan no requiere de casi ningún tipo de esfuerzo, mucho menos debate, aventarse el tiro de prohibir los palenques ya parece que es otra cosa.

En la Ciudad de México se han prohibido las corridas de toros en lo que las resoluciones definitivas en los juzgados se otorgan, lo que significa que posiblemente en un año no se tendrán más corridas en la México, la plaza por cierto más grande del mundo y la más importante de América, de 6 meses a un año en el mejor de los casos y que el juez permita en su resolución que este espectáculo pueda continuar.

En México y en el mundo las corridas de toros desaparecerán por completo, me parece que en eso no hay duda, quedarán en el recuerdo de algunos las tardes de toros en esas grandes plazas, en lo que la prohibición se hace nacional y mundial, las plazas que queden seguramente se llenarán de toreros y aficionados que disfrutaran esta tan compleja y difícil forma de vivir y morir.

Durante años fui a la Plaza de Toros México, desde que era niño, no puedo olvidar el color, la música, la comida, las buenas y malas compañías, los famosos tacos “el villamelón”, pude ver esas tardes además del ahora prohibido espectáculo a muchos políticos, artistas, deportistas, en fin, era la plaza uno de los pocos lugares donde todos eran iguales en sol, o iguales en sombra, sin importar tendidos, podías estar sentado junto a Silvia Pinal, Cuauhtémoc Cárdenas, Lucero, lo mismo que junto a Pablo el mecánico de la colonia Doctores, comentabas entre toros con doctores, abogados, comerciantes, plomeros. La convivencia era única, de respeto y tolerancia, un espacio de luz y sombra, un espacio de vida y muerte, un espacio tan polémico como inaceptable, tan emocionante como prohibido, tan idílico como alucinante.

Poco a poco muchas cosas se van, poco a poco las plazas cerrarán, ¿poco a poco seremos mejores?