/ martes 11 de enero de 2022

Un ciudadano pensó | La sencilla complejidad de la vida…

Miles de grados de temperatura en el Sol, la declaración ante el fisco para pagar los impuestos, los procesos en la naturaleza para que se desencadenen las lluvias o las sequías… Además, sin importarme si la Tierra es redonda, plana o triangular, sigue siendo más simple y mejor ser como uno es y ser feliz, que ser como los demás se han creído que somos… Y ser infeliz y cansado de mantener la farsa de lo genial que somos, lo educados, lo “mente abierta” que somos, lo caritativos, lo religiosos, “lo sinceros”, lo ricos, etc.

Mantener las mentiras a flote, es lo que conlleva el mayor desgaste energético para cualquier ser, sobre todo si ya ha venido manteniendo esa charada durante un tiempo considerable… Y termina por caerse el teatrito y agregando la decepción… a esa “imagen perfecta”.

De hecho, es lo que estamos viendo suceder con los artistas, las personalidades, los ricos y famosos, vaya… La élite ya se desgastó y sus verdades están saliendo a flote. Ellos están entrando a esa etapa de provocar decepción.

La vida nunca ha requerido ser compleja y sofisticada… Los acomplejados venidos a más son quienes nos convencieron que ser popular es ser complejo, que ser chic debería ser complejo, dar la fiesta perfecta debería ser complejo, ser saludable debería ser complejo, sobre todo feliz dicen que es muy complejo. Naaada más alejado de la verdad.

Hay un dicho que reza “En la sencillez está el buen gusto” y lo tomo como inspiración para decir que “Son las cosas simples y dadas por sentadas donde la felicidad reina” o “En la complejidad, la felicidad se ausenta”. Como quiera que desees verlo. Lo cierto que en toda la historia de la humanidad nunca fue tan sencillo para el hombre tener alimento en la mesa y techo sobre la cabeza, pero nunca fue tan complejo vivir con tantos trámites y procesos rodeando nuestras vidas en la llamada era moderna, donde de nada ha servido el avance tecnológico porque en el nombre de la productividad, la calidad de vida desapareció y el tiempo de calidad con quienes amamos se esfumó.

Cualquiera con tantita sensatez podría sospechar que esto pareciera ser deliberado, ¿Será? Porque hoy día no debemos cazar nuestra comida o ir a recolectarla al campo para poder comer, antes de los años 20 del siglo XX siempre se vivía con hambre, con sed, con un único cambio de ropa para toda la semana y otro cambio para el domingo. Ahora sobra la comida, sobra la ropa, sobran muchas cosas, pero falta el tiempo para el cariño, la comprensión, el apoyo y la ayuda…

Tenemos más y sentimos menos… por eso aprendí a tener sólo lo que ocupo, dejé de correr al ritmo que me dicen que debo ir… Llegamos a un punto en el que ya no se puede ir más rápido, ni ser más productivo (de basura). Simplemente porque ya no me da la gana… Voy a mi ritmo y mi familia, de igual forma, va a su ritmo.

Creamos para nosotros una burbuja de realidad, donde vivimos la sencilla complejidad de la vida. Es una dimensión… Diferente.


Miles de grados de temperatura en el Sol, la declaración ante el fisco para pagar los impuestos, los procesos en la naturaleza para que se desencadenen las lluvias o las sequías… Además, sin importarme si la Tierra es redonda, plana o triangular, sigue siendo más simple y mejor ser como uno es y ser feliz, que ser como los demás se han creído que somos… Y ser infeliz y cansado de mantener la farsa de lo genial que somos, lo educados, lo “mente abierta” que somos, lo caritativos, lo religiosos, “lo sinceros”, lo ricos, etc.

Mantener las mentiras a flote, es lo que conlleva el mayor desgaste energético para cualquier ser, sobre todo si ya ha venido manteniendo esa charada durante un tiempo considerable… Y termina por caerse el teatrito y agregando la decepción… a esa “imagen perfecta”.

De hecho, es lo que estamos viendo suceder con los artistas, las personalidades, los ricos y famosos, vaya… La élite ya se desgastó y sus verdades están saliendo a flote. Ellos están entrando a esa etapa de provocar decepción.

La vida nunca ha requerido ser compleja y sofisticada… Los acomplejados venidos a más son quienes nos convencieron que ser popular es ser complejo, que ser chic debería ser complejo, dar la fiesta perfecta debería ser complejo, ser saludable debería ser complejo, sobre todo feliz dicen que es muy complejo. Naaada más alejado de la verdad.

Hay un dicho que reza “En la sencillez está el buen gusto” y lo tomo como inspiración para decir que “Son las cosas simples y dadas por sentadas donde la felicidad reina” o “En la complejidad, la felicidad se ausenta”. Como quiera que desees verlo. Lo cierto que en toda la historia de la humanidad nunca fue tan sencillo para el hombre tener alimento en la mesa y techo sobre la cabeza, pero nunca fue tan complejo vivir con tantos trámites y procesos rodeando nuestras vidas en la llamada era moderna, donde de nada ha servido el avance tecnológico porque en el nombre de la productividad, la calidad de vida desapareció y el tiempo de calidad con quienes amamos se esfumó.

Cualquiera con tantita sensatez podría sospechar que esto pareciera ser deliberado, ¿Será? Porque hoy día no debemos cazar nuestra comida o ir a recolectarla al campo para poder comer, antes de los años 20 del siglo XX siempre se vivía con hambre, con sed, con un único cambio de ropa para toda la semana y otro cambio para el domingo. Ahora sobra la comida, sobra la ropa, sobran muchas cosas, pero falta el tiempo para el cariño, la comprensión, el apoyo y la ayuda…

Tenemos más y sentimos menos… por eso aprendí a tener sólo lo que ocupo, dejé de correr al ritmo que me dicen que debo ir… Llegamos a un punto en el que ya no se puede ir más rápido, ni ser más productivo (de basura). Simplemente porque ya no me da la gana… Voy a mi ritmo y mi familia, de igual forma, va a su ritmo.

Creamos para nosotros una burbuja de realidad, donde vivimos la sencilla complejidad de la vida. Es una dimensión… Diferente.