/ martes 23 de enero de 2024

Un ciudadano pensó | Política… Maestra espiritual

Con el tiempo he venido cambiando a tal grado, que, si mi yo de hace sólo 5 ó 6 años atrás me encontrase y tuviésemos una plática, nos pelearíamos o mínimamente tendríamos serios desacuerdos. Mi percepción de todos los temas que conozco cambió sustancialmente en estos últimos años. Uno no lo percibe, pero a querer y no, vamos cambiando, incluso aquellos que juran que jamás van a modificar su forma de pensar y de percibir sus vidas. La única diferencia, es que, a quienes estamos abiertos a explorar y analizar “otros datos”, nuestro proceso es menos difícil y quienes prefieren aferrarse a una mentalidad inmóvil, vaya, aquellos que dicen las cosas son así y punto… La vida viene y les pone una arrastrada muy dura, terminando por aprender por las malas. Bueno, la vida siempre nos pone arrastradas a todos, sólo que quienes tienen más flexibilidad de pensamiento les va menos peor que a los que no. Creo que el dicho “flojito y cooperando” cobra mucho más sentido.

“Para muestra, solo un botón”, cuando empecé a publicar esta columna, me enfocaba en temas de la política, pero no desde la perspectiva de mis colegas, que a mi parecer publican más enfocados hacia los mismos políticos y yo lo quería hacer más enfocado desde el punto de vista de los ciudadanos, por eso el nombre de mi columna: Un ciudadano pensó. Sólo que en el transcurrir del tiempo y adentrarme en conocer someramente ese mundo de la política local y estatal, empecé a caer en cuenta de que el mundo de la política carece de sustancia, vaya, no tiene caso. Al tiempo que la vida me empieza a traer información sobre temas espirituales, mismos que empecé a explorarlos por curiosidad intelectual al principio, pero después empecé a encontrarles más y más sentido… Más sustancia. No pude evitar comparar el mundo de la política con el mundo de la espiritualidad y caí en la cuenta, de que al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, tienen mucho que ver un mundo con el otro. El mundo de la política, es un mundo depredador, materialista, ilusionista… Claro, como se viene manejando. También puede manejarse o enfocarse hacia el bien, pero el bien en la política, se maneja más como ilusión y pocas veces como resultado a buscar. La política es el juego supremo de la materialidad, diseñado para que los que nos deseemos integrar para hacer el bien, seamos, en el mejor de los casos, hechos a un lado y en el peor, integrarnos a su oscuridad, cegados por sus encantos materiales.

Ver de cerca ese mundo, es ver la eterna lucha entre el bien y el mal en su máxima expresión. Antes de entrevistar a alguna personalidad política, siempre iniciaba diciéndole al personaje en cuestión, que yo no soy una persona conocedora del tema político y que, si mis preguntas le resultaban ingenuas o incluso tontas, le pedía su comprensión ya que venían desde un punto de vista ciudadano, no de un conocedor del mundo político. En realidad, los políticos y las políticas son personajes fascinantes, de inteligencia muy aguzada, geniales estrategas, analistas supremos de las diferentes formas de comunicación, etcétera. Solo que desconectados de su consciencia.

Empecé a dejar de escribir sobre la política y me enfoqué más en la espiritualidad, porque al ir entendiendo la espiritualidad, entendí que los políticos, como personas que son, tienen su proceso de aprendizaje en esta vida y no debo interferir con su libre albedrío… ¡Ciudadano! ¡Pero ellos se meten con nuestra vida en todos los sentidos y se pasan nuestro libre albedrío por el arco del triunfo! No… Porque nos dan a elegir. De hecho, el diseño del mundo de la política es para burlar nuestro libre albedrío. Es un juego de laberintos dentro de laberintos y no son tan difíciles de resolver, solo hay que apartar nuestra atención de sus palabras, hacer caso de lo que nuestra intuición nos grita desde adentro… Y poner también atención en sus hechos, “Por sus hechos los conoceréis”.

El caso es que escribo menos de política y más de filosofía, reflexiones y espiritualidad, porque la política conduce al vacío del alma que nada lo llena y percibí en todo este tiempo esa necesidad insaciable en los políticos de ”algo” que creen que van a obtener en el siguiente puesto y cuando llegan… No sienten esa satisfacción que creían que obtendrían. Hasta los que llegaron a presidentes siguen y siguen… Perdidos. Se los comió la bestia, creen y nos hicieron creer que los pobres somos nosotros.

La mayoría de la gente cree que el mundo político es muy poderoso, incluso la mayoría de los políticos se creen también esa ilusión, pero es tan frágil como un globo en el viento. Nosotros somos los proveedores de la energía de la política y es tan simple desinflarles su globito… Solo hay que ignorarles.

Las enseñanzas espirituales están en todos lados y la espiritualidad conecta el todo de lo que asumimos como “nuestra realidad”. Y de todos los escenarios en nuestro mundo, La política es uno de los principales maestros de espiritualidad. Son ese demonio que reconoce que la vanidad es su pecado favorito, son la seducción de las riquezas, son esa sed infinita de poder e insaciabilidad del ego, son los amos del laberinto en el que se perdieron al construirlo, son el otro extremo de la energía, el otro lado… De la luz… Son maestros espirituales del vacío. 1CP


Con el tiempo he venido cambiando a tal grado, que, si mi yo de hace sólo 5 ó 6 años atrás me encontrase y tuviésemos una plática, nos pelearíamos o mínimamente tendríamos serios desacuerdos. Mi percepción de todos los temas que conozco cambió sustancialmente en estos últimos años. Uno no lo percibe, pero a querer y no, vamos cambiando, incluso aquellos que juran que jamás van a modificar su forma de pensar y de percibir sus vidas. La única diferencia, es que, a quienes estamos abiertos a explorar y analizar “otros datos”, nuestro proceso es menos difícil y quienes prefieren aferrarse a una mentalidad inmóvil, vaya, aquellos que dicen las cosas son así y punto… La vida viene y les pone una arrastrada muy dura, terminando por aprender por las malas. Bueno, la vida siempre nos pone arrastradas a todos, sólo que quienes tienen más flexibilidad de pensamiento les va menos peor que a los que no. Creo que el dicho “flojito y cooperando” cobra mucho más sentido.

“Para muestra, solo un botón”, cuando empecé a publicar esta columna, me enfocaba en temas de la política, pero no desde la perspectiva de mis colegas, que a mi parecer publican más enfocados hacia los mismos políticos y yo lo quería hacer más enfocado desde el punto de vista de los ciudadanos, por eso el nombre de mi columna: Un ciudadano pensó. Sólo que en el transcurrir del tiempo y adentrarme en conocer someramente ese mundo de la política local y estatal, empecé a caer en cuenta de que el mundo de la política carece de sustancia, vaya, no tiene caso. Al tiempo que la vida me empieza a traer información sobre temas espirituales, mismos que empecé a explorarlos por curiosidad intelectual al principio, pero después empecé a encontrarles más y más sentido… Más sustancia. No pude evitar comparar el mundo de la política con el mundo de la espiritualidad y caí en la cuenta, de que al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, tienen mucho que ver un mundo con el otro. El mundo de la política, es un mundo depredador, materialista, ilusionista… Claro, como se viene manejando. También puede manejarse o enfocarse hacia el bien, pero el bien en la política, se maneja más como ilusión y pocas veces como resultado a buscar. La política es el juego supremo de la materialidad, diseñado para que los que nos deseemos integrar para hacer el bien, seamos, en el mejor de los casos, hechos a un lado y en el peor, integrarnos a su oscuridad, cegados por sus encantos materiales.

Ver de cerca ese mundo, es ver la eterna lucha entre el bien y el mal en su máxima expresión. Antes de entrevistar a alguna personalidad política, siempre iniciaba diciéndole al personaje en cuestión, que yo no soy una persona conocedora del tema político y que, si mis preguntas le resultaban ingenuas o incluso tontas, le pedía su comprensión ya que venían desde un punto de vista ciudadano, no de un conocedor del mundo político. En realidad, los políticos y las políticas son personajes fascinantes, de inteligencia muy aguzada, geniales estrategas, analistas supremos de las diferentes formas de comunicación, etcétera. Solo que desconectados de su consciencia.

Empecé a dejar de escribir sobre la política y me enfoqué más en la espiritualidad, porque al ir entendiendo la espiritualidad, entendí que los políticos, como personas que son, tienen su proceso de aprendizaje en esta vida y no debo interferir con su libre albedrío… ¡Ciudadano! ¡Pero ellos se meten con nuestra vida en todos los sentidos y se pasan nuestro libre albedrío por el arco del triunfo! No… Porque nos dan a elegir. De hecho, el diseño del mundo de la política es para burlar nuestro libre albedrío. Es un juego de laberintos dentro de laberintos y no son tan difíciles de resolver, solo hay que apartar nuestra atención de sus palabras, hacer caso de lo que nuestra intuición nos grita desde adentro… Y poner también atención en sus hechos, “Por sus hechos los conoceréis”.

El caso es que escribo menos de política y más de filosofía, reflexiones y espiritualidad, porque la política conduce al vacío del alma que nada lo llena y percibí en todo este tiempo esa necesidad insaciable en los políticos de ”algo” que creen que van a obtener en el siguiente puesto y cuando llegan… No sienten esa satisfacción que creían que obtendrían. Hasta los que llegaron a presidentes siguen y siguen… Perdidos. Se los comió la bestia, creen y nos hicieron creer que los pobres somos nosotros.

La mayoría de la gente cree que el mundo político es muy poderoso, incluso la mayoría de los políticos se creen también esa ilusión, pero es tan frágil como un globo en el viento. Nosotros somos los proveedores de la energía de la política y es tan simple desinflarles su globito… Solo hay que ignorarles.

Las enseñanzas espirituales están en todos lados y la espiritualidad conecta el todo de lo que asumimos como “nuestra realidad”. Y de todos los escenarios en nuestro mundo, La política es uno de los principales maestros de espiritualidad. Son ese demonio que reconoce que la vanidad es su pecado favorito, son la seducción de las riquezas, son esa sed infinita de poder e insaciabilidad del ego, son los amos del laberinto en el que se perdieron al construirlo, son el otro extremo de la energía, el otro lado… De la luz… Son maestros espirituales del vacío. 1CP