/ martes 14 de diciembre de 2021

Un ciudadano pensó | Ya es tiempo de darnos cuenta

Hoy mi columna la dedico a la unión de todos, a la buena vibra, a los buenos sentimientos, al cariño a mi prójimo, al dicho “Somos más los buenos que los malos”.

Ayer mi madre como casi todos los días me mandó un wasap con un letrerito que rezaba: “Empezar el día con una sonrisa, mata cualquier amargura, Feliz lunes, que tengas una excelente semana”.

Y le respondí aprovechando para agradecer por el nuevo día lo siguiente:

“¿Cuál amargura? Si sólo tengo agradecimiento en mi vida y doy gracias por:

— Mi 1ra familia (Mis papás y hermano) Mejor familia no pude escoger para nacer.

— Mi actual familia, Mi esposa y mi hijo que me llenan de amor y salud.

— Los frutos de lo que he venido sembrando con honestidad y amor desde que nací.

— Por la excelente salud que siempre tengo.

— Por la libertad que tengo de ir y venir, pensar, soñar y crear mi propia realidad.

— Por el cariño y respeto que todos quienes me conocen o no y que me brindan siempre.

— Por el crecimiento de mis ingresos y por toda la riqueza de diferente naturaleza, que llega a mí por todas las formas y caminos posibles, que son infinitos en número.

Gracias, gracias, gracias... Feliz día madre, padre y a mi amado hermano, mi compañero y amigo”.

Parece mágico, pero efectivamente todo el día fluyó en una armonía y todo se dio de manera excelente. Platicando con una amistad, le compartí que en mi casa habíamos sembrado un arbolito de guayaba y que yo tenía la duda, antes de sembrarlo, porque al estar fuera de casa, la fruta sería robada y mi esposa me dijo “que se la lleven no importa, debemos compartir”, me dijo… Ingasu, no lo había pensado, me fui en la costumbre y dándole la razón sembramos el árbol que aún es pequeño, pero algún día dará frutos a quien los quiera. Al escuchar esto mi amiga me dijo, “Qué buena idea, imagínate que en cada casa sembráramos un árbol frutal… La gente de la calle no tendría nunca hambre”. Wow pensé esa es una idea genial…

Lo que necesitamos como sociedad, es cambiar el chip y darnos cuenta que nos hemos acostumbrado a cuidar nuestras cosas porque “alguien se las quiere robar” y eso nos termina haciendo egoístas, encerrándonos en nosotros mismos, sin darnos cuenta que al hacer esto nos aislamos de los beneficios que nos da el darnos a los demás, empezando claro, por nuestras familias, luego nuestras amistades, compañeros y la demás gente en general.

Ya es tiempo de no seguir cayendo en el egoísmo, ya es tiempo que nos reconozcamos a nosotros mismos que valemos muchísimo solo por el hecho de existir… Los títulos nobiliarios o los títulos de escolaridad no garantizan para nada la calidad de la gente, como ya hemos visto con nuestros políticos con sus maestrías y doctorados como nos han fallado a toda la sociedad… Ojo y no les apunto con dedo inquisidor, sino como ejemplo de lo que nos han demostrado que no funciona.

A los mexicanos por mucho tiempo nos dijeron que éramos poca cosa, corruptos, mal educados, sin corazón, malos deportistas, corrientes por no ser güeros ojo azul. Sin embargo, nuestros compatriotas que viven en otros países llevan en sus hombros a sus familias mexicanas, nuestra riqueza genética nos ha protegido de tantas enfermedades (incluyendo la enfermedad que no me dejan nombrar), nuestro ingenio y creatividad no tiene igual en los países dizque desarrollados (económicamente ricos pero muy pobres espiritualmente), nuestra alegría natural nos hace bailar en la tragedia y reírnos de la muerte mientras nos atacaban y atacaban y robaban y robaban cada sexenio o trienio los que tienen maestrías y doctorados.

Hoy es el día de darnos cuenta y reconocer la grandeza de los mexicanos, de la fuerza de nuestra cultura y la enormidad de nuestro espíritu… Por cierto, no me olvido de nuestros hermanos del alma que están desde Guatemala hasta el estrecho de Magallanes y entre todos nosotros formamos la patria grande. Todos somos uno en esencia y todos sabemos que ya es el tiempo de ayudarnos entre los familiares, los vecinos, de colonia a colonia, de ciudad a ciudad, de Estado a Estado (o departamento) y de país a país.

Como dije al principio, Somos más los buenos… Y unidos podemos todo.

Por eso inicié este lunes dando gracias y el universo me dio más, si el universo nos da, ¿Por qué no dar nosotros también?

Hoy mi columna la dedico a la unión de todos, a la buena vibra, a los buenos sentimientos, al cariño a mi prójimo, al dicho “Somos más los buenos que los malos”.

Ayer mi madre como casi todos los días me mandó un wasap con un letrerito que rezaba: “Empezar el día con una sonrisa, mata cualquier amargura, Feliz lunes, que tengas una excelente semana”.

Y le respondí aprovechando para agradecer por el nuevo día lo siguiente:

“¿Cuál amargura? Si sólo tengo agradecimiento en mi vida y doy gracias por:

— Mi 1ra familia (Mis papás y hermano) Mejor familia no pude escoger para nacer.

— Mi actual familia, Mi esposa y mi hijo que me llenan de amor y salud.

— Los frutos de lo que he venido sembrando con honestidad y amor desde que nací.

— Por la excelente salud que siempre tengo.

— Por la libertad que tengo de ir y venir, pensar, soñar y crear mi propia realidad.

— Por el cariño y respeto que todos quienes me conocen o no y que me brindan siempre.

— Por el crecimiento de mis ingresos y por toda la riqueza de diferente naturaleza, que llega a mí por todas las formas y caminos posibles, que son infinitos en número.

Gracias, gracias, gracias... Feliz día madre, padre y a mi amado hermano, mi compañero y amigo”.

Parece mágico, pero efectivamente todo el día fluyó en una armonía y todo se dio de manera excelente. Platicando con una amistad, le compartí que en mi casa habíamos sembrado un arbolito de guayaba y que yo tenía la duda, antes de sembrarlo, porque al estar fuera de casa, la fruta sería robada y mi esposa me dijo “que se la lleven no importa, debemos compartir”, me dijo… Ingasu, no lo había pensado, me fui en la costumbre y dándole la razón sembramos el árbol que aún es pequeño, pero algún día dará frutos a quien los quiera. Al escuchar esto mi amiga me dijo, “Qué buena idea, imagínate que en cada casa sembráramos un árbol frutal… La gente de la calle no tendría nunca hambre”. Wow pensé esa es una idea genial…

Lo que necesitamos como sociedad, es cambiar el chip y darnos cuenta que nos hemos acostumbrado a cuidar nuestras cosas porque “alguien se las quiere robar” y eso nos termina haciendo egoístas, encerrándonos en nosotros mismos, sin darnos cuenta que al hacer esto nos aislamos de los beneficios que nos da el darnos a los demás, empezando claro, por nuestras familias, luego nuestras amistades, compañeros y la demás gente en general.

Ya es tiempo de no seguir cayendo en el egoísmo, ya es tiempo que nos reconozcamos a nosotros mismos que valemos muchísimo solo por el hecho de existir… Los títulos nobiliarios o los títulos de escolaridad no garantizan para nada la calidad de la gente, como ya hemos visto con nuestros políticos con sus maestrías y doctorados como nos han fallado a toda la sociedad… Ojo y no les apunto con dedo inquisidor, sino como ejemplo de lo que nos han demostrado que no funciona.

A los mexicanos por mucho tiempo nos dijeron que éramos poca cosa, corruptos, mal educados, sin corazón, malos deportistas, corrientes por no ser güeros ojo azul. Sin embargo, nuestros compatriotas que viven en otros países llevan en sus hombros a sus familias mexicanas, nuestra riqueza genética nos ha protegido de tantas enfermedades (incluyendo la enfermedad que no me dejan nombrar), nuestro ingenio y creatividad no tiene igual en los países dizque desarrollados (económicamente ricos pero muy pobres espiritualmente), nuestra alegría natural nos hace bailar en la tragedia y reírnos de la muerte mientras nos atacaban y atacaban y robaban y robaban cada sexenio o trienio los que tienen maestrías y doctorados.

Hoy es el día de darnos cuenta y reconocer la grandeza de los mexicanos, de la fuerza de nuestra cultura y la enormidad de nuestro espíritu… Por cierto, no me olvido de nuestros hermanos del alma que están desde Guatemala hasta el estrecho de Magallanes y entre todos nosotros formamos la patria grande. Todos somos uno en esencia y todos sabemos que ya es el tiempo de ayudarnos entre los familiares, los vecinos, de colonia a colonia, de ciudad a ciudad, de Estado a Estado (o departamento) y de país a país.

Como dije al principio, Somos más los buenos… Y unidos podemos todo.

Por eso inicié este lunes dando gracias y el universo me dio más, si el universo nos da, ¿Por qué no dar nosotros también?