/ lunes 15 de junio de 2020

Visión económica | A mis amigos estudiantes

Con otros temas en el tintero de crisis sanitarias y socioeconómicas de este trágico año 2020, durante el encierro en que estamos, ahora en el día de los estudiantes recuerdo una charla acerca del tradicional mes de celebraciones nogalenses durante el mes de mayo, con uno de mis hijos y dos sobrinas, a quienes les narraba que anteriormente este mes era uno muy fiestero en ambos Nogales, Sonora y Arizona.

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Tradicionalmente celebrábamos las Fiestas de las Flores en ambos Nogales iniciando desde el día primero, Día del Trabajo, luego el 5 de mayo conmemorativo de la Batalla de Puebla, hasta el 10, Día de las Madres; luego festejábamos el 15 día del Maestro, y seguía el día 23 Día de los Estudiantes, que se celebra así porque un 23 de mayo de 1929 se logró la Autonomía Universitaria por la Universidad Nacional, hoy la UNAM; por lo que otra vez ahora, todo ello me motiva de nuevo a referirme a los jóvenes nogalenses, sonorenses y mexicanos.

En primer lugar, les explicaba la razón por la cual aseguro que los jóvenes han sido y son mis amigos, y que por eso los conozco bien, lo que permite como maestro comunicarme con ellos efectiva y afectivamente. Asimismo, reflexiono acerca de que además de la bendición de Dios al darme ocho excelentes hijos, jóvenes estudiosos y triunfadores, también tengo 47 queridos sobrinos jóvenes profesionistas; aparte de la inmensa fortuna de haber asistido a más de dos mil estudiosos universitarios, con quienes he trabajado en mis cátedras de licenciatura y maestría, sin interrupción desde hace 45 años.

Esta comunicación con los jóvenes universitarios la he disfrutado en Guadalajara, en la UdeG y en la UAG, en el Poli y en la Universidad Femenina de la Ciudad de México, en la Colorado State University, en Arizona, California y en Texas de los Estados Unidos; y aquí en Sonora desde hace 26 años, en la Unikino, UNO, UVM, Unilíder, el ISAP y en la máxima casa de estudios del Estado la Universidad de Sonora, nuestra querida Unison.

Así que, en muy virtud de conocerlos bien y ser siempre su amigo, yo les puedo decir a los jóvenes universitarios que hacen bien en protestar inteligente y pacíficamente cuando no están de acuerdo con esta situación tan difícil que nos afecta a todos; que se inconformen, pero que antes se informen muy bien con amplio criterio, pluralismo y plenitud. Yo les aseguro que igual que ellos, nadie está, nadie puede estar conforme con la grave y muy triste situación sanitaria y socioeconómica que actualmente sufrimos en nuestro querido país.

Como los jóvenes universitarios, todos debemos indignarnos, inconformarnos, protestar y rebelarnos en contra de corrupción e impunidad, la violencia y los miles de asesinatos impunes, contra la agravante la pobreza, en contra de la desigualdad económica, contra la desigualdad de oportunidades, contra de la injusta distribución de la riqueza, contra la excesiva concentración de poder económico, político y social, contra la insoportable corrupción e inseguridad; y en contra de la ya crónica falta de oportunidades desde hace 30 años para nuestra juventud, la cual discrimina a 7 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

A mis amigos los jóvenes y sobre todo a los jóvenes universitarios, yo sí les puedo exhortar para que, con la mente siempre abierta, sin radicalismos, rencores ni discordias, se unan a los trabajadores, a los campesinos, a los profesionistas, a los obreros, así como a los buenos (si acaso existen) políticos patriotas, para poder trabajar unidos por la imperiosa transformación y los urgentes cambios que todos, todos, todos los mexicanos queremos.

Para ello deben ser inteligentes revolucionarios, realistas y pragmáticos. Siempre deben de anteponer a la Patria, a México por encima de los sectarios intereses de los nefastos, pésimos y deplorables partidos políticos. Deben de ser libres y no caer en ataduras ideológicas, para colocarse siempre por encima de los infaustos dogmas, ponerse por arriba de los negativos fanatismos o radicalismos. Insisto, los jóvenes tienen que poner siempre a la Nación por encima de todo. A los jóvenes de esta la generación de las crisis les recordamos su responsabilidad de estudiar, y reiterarles que la mejor inversión que hagan es su educación, la formación del conocimiento que permanece con la persona el resto de su vida.

A los jóvenes indignados, revolucionarios e inconformes de hoy, cibernautas que ahora se comunican vía redes sociales protestando con causa por muchas razones e injusticias, encarecidamente les recomendamos que vean en Internet un discurso grandilocuente e intemporal, del inmenso primer presidente socialista electo democráticamente, el gran revolucionario presidente chileno doctor Salvador Guillermo Allende Gossens, quien nos legó este espléndido documento en el Auditorio de mi Facultad de Economía de mi Benemérita Universidad de Guadalajara, un 2 de diciembre de 1972, hace casi 48 años, cuando muchos jóvenes como yo éramos soñadores izquierdistas, revolucionarios y hippies. Por favor, lean ahí el exhorto a una juventud patriota, nacionalista y socialista, para lograr la independencia económica que nos garantiza soberanía. Siempre muy sabiamente, Allende decía que no hay ningún pleito entre generaciones: hay jóvenes viejos y hay viejos jóvenes, y en éstos me ubico yo.

Con otros temas en el tintero de crisis sanitarias y socioeconómicas de este trágico año 2020, durante el encierro en que estamos, ahora en el día de los estudiantes recuerdo una charla acerca del tradicional mes de celebraciones nogalenses durante el mes de mayo, con uno de mis hijos y dos sobrinas, a quienes les narraba que anteriormente este mes era uno muy fiestero en ambos Nogales, Sonora y Arizona.

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Tradicionalmente celebrábamos las Fiestas de las Flores en ambos Nogales iniciando desde el día primero, Día del Trabajo, luego el 5 de mayo conmemorativo de la Batalla de Puebla, hasta el 10, Día de las Madres; luego festejábamos el 15 día del Maestro, y seguía el día 23 Día de los Estudiantes, que se celebra así porque un 23 de mayo de 1929 se logró la Autonomía Universitaria por la Universidad Nacional, hoy la UNAM; por lo que otra vez ahora, todo ello me motiva de nuevo a referirme a los jóvenes nogalenses, sonorenses y mexicanos.

En primer lugar, les explicaba la razón por la cual aseguro que los jóvenes han sido y son mis amigos, y que por eso los conozco bien, lo que permite como maestro comunicarme con ellos efectiva y afectivamente. Asimismo, reflexiono acerca de que además de la bendición de Dios al darme ocho excelentes hijos, jóvenes estudiosos y triunfadores, también tengo 47 queridos sobrinos jóvenes profesionistas; aparte de la inmensa fortuna de haber asistido a más de dos mil estudiosos universitarios, con quienes he trabajado en mis cátedras de licenciatura y maestría, sin interrupción desde hace 45 años.

Esta comunicación con los jóvenes universitarios la he disfrutado en Guadalajara, en la UdeG y en la UAG, en el Poli y en la Universidad Femenina de la Ciudad de México, en la Colorado State University, en Arizona, California y en Texas de los Estados Unidos; y aquí en Sonora desde hace 26 años, en la Unikino, UNO, UVM, Unilíder, el ISAP y en la máxima casa de estudios del Estado la Universidad de Sonora, nuestra querida Unison.

Así que, en muy virtud de conocerlos bien y ser siempre su amigo, yo les puedo decir a los jóvenes universitarios que hacen bien en protestar inteligente y pacíficamente cuando no están de acuerdo con esta situación tan difícil que nos afecta a todos; que se inconformen, pero que antes se informen muy bien con amplio criterio, pluralismo y plenitud. Yo les aseguro que igual que ellos, nadie está, nadie puede estar conforme con la grave y muy triste situación sanitaria y socioeconómica que actualmente sufrimos en nuestro querido país.

Como los jóvenes universitarios, todos debemos indignarnos, inconformarnos, protestar y rebelarnos en contra de corrupción e impunidad, la violencia y los miles de asesinatos impunes, contra la agravante la pobreza, en contra de la desigualdad económica, contra la desigualdad de oportunidades, contra de la injusta distribución de la riqueza, contra la excesiva concentración de poder económico, político y social, contra la insoportable corrupción e inseguridad; y en contra de la ya crónica falta de oportunidades desde hace 30 años para nuestra juventud, la cual discrimina a 7 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan.

A mis amigos los jóvenes y sobre todo a los jóvenes universitarios, yo sí les puedo exhortar para que, con la mente siempre abierta, sin radicalismos, rencores ni discordias, se unan a los trabajadores, a los campesinos, a los profesionistas, a los obreros, así como a los buenos (si acaso existen) políticos patriotas, para poder trabajar unidos por la imperiosa transformación y los urgentes cambios que todos, todos, todos los mexicanos queremos.

Para ello deben ser inteligentes revolucionarios, realistas y pragmáticos. Siempre deben de anteponer a la Patria, a México por encima de los sectarios intereses de los nefastos, pésimos y deplorables partidos políticos. Deben de ser libres y no caer en ataduras ideológicas, para colocarse siempre por encima de los infaustos dogmas, ponerse por arriba de los negativos fanatismos o radicalismos. Insisto, los jóvenes tienen que poner siempre a la Nación por encima de todo. A los jóvenes de esta la generación de las crisis les recordamos su responsabilidad de estudiar, y reiterarles que la mejor inversión que hagan es su educación, la formación del conocimiento que permanece con la persona el resto de su vida.

A los jóvenes indignados, revolucionarios e inconformes de hoy, cibernautas que ahora se comunican vía redes sociales protestando con causa por muchas razones e injusticias, encarecidamente les recomendamos que vean en Internet un discurso grandilocuente e intemporal, del inmenso primer presidente socialista electo democráticamente, el gran revolucionario presidente chileno doctor Salvador Guillermo Allende Gossens, quien nos legó este espléndido documento en el Auditorio de mi Facultad de Economía de mi Benemérita Universidad de Guadalajara, un 2 de diciembre de 1972, hace casi 48 años, cuando muchos jóvenes como yo éramos soñadores izquierdistas, revolucionarios y hippies. Por favor, lean ahí el exhorto a una juventud patriota, nacionalista y socialista, para lograr la independencia económica que nos garantiza soberanía. Siempre muy sabiamente, Allende decía que no hay ningún pleito entre generaciones: hay jóvenes viejos y hay viejos jóvenes, y en éstos me ubico yo.