Los esteroides androgénicos y anabólicos son un derivado sintético de la testosterona que apareció hace aproximadamente 90 años, frecuentemente son usados en actividades físicas por atletas o en competencias de culturismo, sin embargo, por sus efectos no deben ser usados con estos fines, sino recetados por profesionales de la salud para tratar o prevenir algún tipo de enfermedad.
Y es que los daños a la salud por el uso indebido de estos pueden ir desde cambios en el cuerpo de la persona, como agrandamiento de glándulas mamarias, pérdida de cabello o cambios en la voz, hasta insuficiencia renal, cáncer de hígado o agrandamiento del corazón, además de consecuencia en la salud mental como delirios, obsesión, furia y pérdida del apetito sexual, entre otras graves consecuencias.
Mario Fernando Valenzuela Moreno, preparador físico, explicó que estos son medicamentos y no están diseñados con fines estéticos o para un mayor rendimiento deportivo, pero la realidad es que su uso en ciertos círculos es más común de lo que se piensa.
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“Debemos entender que son medicamentos, estos no están creados para fines estéticos, ni de rendimiento deportivo, están para dar salud, longevidad y calidad de vida, natural es más sano y económico, el utilizar farmacología para incrementar el rendimiento físico es necesario en ciertos niveles, pero esto no quiere decir que sea bueno ni saludable, esto trae consecuencias”, explicó.
El especialista en culturismo aseveró que actualmente se vive en una época de gratificación instantánea, donde las personas no tienen paciencia, hay mucho consumismo y se quiere “lucir como en las redes sociales”, esto provoca que muchas personas quieran buscar atajos, por lo que suelen recurrir a estos medicamentos, lo que daña gravemente la salud.
Aclaró que, de este tipo de farmacología, existen varias opciones, como los inyectables, los cuales son de menor hepatotoxicidad, y los de consumo oral, que cuentan con otras ventajas para ciertas personas.
Valenzuela Moreno explicó que a menudo se observan efectos secundarios físicos que afectan tanto a hombres como a mujeres.
En hombres se incluyen el decrecimiento de testículos y esperma, calvicie, desarrollo de senos y aumento del riesgo de cáncer de próstata.
En mujeres, se puede desarrollar la presencia de vello facial o corporal, además de la disminución del tamaño de mamas, alopecia, interrupción del ciclo menstrual y profundización de la voz, entre otros.
El experto en preparación física comentó que “si bien al principio se tiene una potencia sexual muy grande, después nuestro propio cuerpo va a inhibir la producción de testosterona, con esto vienen efectos colaterales como la disfunción sexual, todos estos efectos dependen de la persona, la edad y genética del usuario, pero los efectos colaterales en busca de verse mejor y crear masa muscular por parte de los usuarios son precios que estos deben pagar”.
Un atleta de alto nivel, es decir un profesional, está mejor asesorado sobre este tema y, aunque de igual manera el riesgo es muy alto, dentro de su mentalidad podría valer la pena, dado que es su modo de vida, sin embargo, debemos visualizar que una persona promedio no se encuentra en las mismas condiciones, por lo que la situación es al revés, beneficios bajos y riesgos altos, comentó.
A fin de cuentas, estos son medicamentos -recordó-, por lo tanto, algunos se pueden conseguir fácilmente en farmacias, ya que no se necesita prescripción médica, mientras que otros se encuentran en el mercado de las marcas clandestinas, las cuales son más económicas, pero con estos se corre el riesgo de que sean adulterados.
“Para el uso deportivo esta farmacología es costosa, ya que son dosis muy altas las que el usuario necesita para mostrar resultados, en el mundo deportivo utilizarlo sí o sí conlleva efectos secundarios, quien diga que no, está mintiendo”, comentó.
Sobre este tema explicó que algo positivo es que existe una corriente relativamente nueva de atletas que practican el “culturismo natural”, en donde no hacen uso de esta farmacología ya que no se les permite, a diferencia de los que practican “culturismo libre” que están sujetos a pruebas antidoping para las competencias.
Obsesión y furia en polvo
De acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA), en nuestro país los esteroides se pueden recetar legalmente para problemas hormonales y como tratamiento complementario de otras enfermedades, sin embargo, deben ser recetados por profesionales de la salud.
La dependencia confirmó que el consumo de estos, sobre todo de manera no supervisada, puede ocasionar afectaciones graves a la salud, las cuales van desde insuficiencia renal hasta cáncer de hígado; agrandamiento del corazón, aumento de presión arterial, riesgo de embolias e infartos, así como formación de coágulos.
Los potenciales efectos adversos derivados del consumo excesivo se extienden a aspectos psicológicos tales como delirio, irritabilidad, depresión, dificultades para conciliar el sueño, obsesión y furia, al mismo tiempo que se manifiestan síntomas como fatiga, pérdida de apetito y disminución del deseo sexual.
La SS detalló que entre los esteroides anabólicos que se consumen de manera indebida y con mayor frecuencia en México se encuentran la metandrostenolona, oximetolona, oxandrolona, estanozolol, decanoato de nandrolona, fenilpropionato de nandrolona, cipionate de testosterona, undecilenato de boldenona, tetrahidrogestrinona (Thg).
Agregó que estos se comercializan en diferentes presentaciones como polvos para preparar bebidas, tabletas, parches, soluciones inyectables, entre otros.
Finalmente, la dependencia indicó que este tipo de productos se publicitan irresponsablemente en redes sociales y se comercializan de forma ilegal a través de Internet, establecimientos de venta de suplementos alimenticios y gimnasios, incumpliendo la legislación vigente.
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Efectos colaterales de tomar esteroides
- Furia
- Fatiga
- Delirio
- Depresión
- Obsesión
- Irritabilidad
- Pérdida de apetito
- Pérdida de cabello
- Cambios en la voz
- Insuficiencia renal
- Cáncer de hígado
- Dificultades para dormir
- Agrandamiento de mamas
- Agrandamiento del corazón
- Aumento de presión arterial
- Disminución del deseo sexual
- Riesgo de embolias e infartos
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